Capítulo 6.

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- No lo sé Helen, apenas le conozco. No puede gustarme una persona sin conocerla...

Su amiga, soltó un profundo suspiro.

- Supongo que tienes razón. - terminó por decir.

Mientras las chicas se dirigían a la cocina, el teléfono de Elisabeth comenzó a sonar en su bolsillo.

- ¿Si?

- ¡Hola Beth! - dijo una voz dulce e infantil al otro lado de la línea.

- ¡Hola pequeñajo! ¿Qué tal? - le preguntó a su hermano pequeño. - ¿Sabes lo caras que son las llamadas internacionales?

- Sí... - dijo un poco avergonzado. - Es que ya que tú no me has llamado... ¿No tienes nada que decirme?

- Oh... ¡Cariño felicidades! Siento el despiste, he tenido un día muy ajetreado.

- Gracias. No te preocupes. ¿Vendrás a mi fiesta? - dijo el niño inocentemente.

- Lo siento Chris pero estoy muy ocupada aquí. Tengo que estudiar mucho y no creo que tenga mucho tiempo. Pero yo te envío tu regalo por correo ¿Vale?

- ¡Vale! Pero tienes que venir algún fin de semana. Prométemelo. Te echamos de menos. - dijo bajando el tono de voz cada vez más.

- Vale. ¿Por qué cada vez hablas más bajo?

- Porque han llegado Papá y Mamá y no saben que te he llamado.

- Pues cuelga enano, mañana llevo a la oficina de correos tu regalo.

- Adiós. Te quiero mucho Beth.

- Y yo a ti. - dijo ella dejando caer por su rostro una lágrima de añoranza.

Colgó el teléfono y miró el reloj. Eran las ocho. Si se daba prisa le daba tiempo a comprarle el regalo a su hermano pequeño y mañana, después de las clases iría a mandarlo por correo.

- Helen, ¿Me acompañas a comprarle un regalo a Chris?

- ¿Ahora? - dijo ella asomándose por la puerta de la cocina.

- Sí, es que me había olvidado de su cumpleaños. Si se lo compro hoy, mañana podemos ir a alguna oficina de correo y enviarlo.

- Vale, espera que deje enfriando la sopa y nos vamos.

Así hizo. En menos de dos minutos estaba en la puerta poniéndose su chaqueta y lista para salir a la calle. Cerraron la puerta y se dirigieron a la tienda de juguetes más cercana.

- ¿Qué le vas a comprar? - preguntó Helen mientras entraban por la puerta.

- Un peluche de algún animal gracioso, de esos que le gustan a él. Si encontramos algún pájaro o algo que se le asemeje mejor. Siempre decía que quería cuidar aves. - sonrió al recordarlo.

- Está bien.

Una vez dentro de aquel enorme local se escabulleron de toda la masa de gente que había. Era extraño encontrarse gente allí. Normalmente iban a las tiendas más cercanas al centro.

- ¿De dónde sale tanto periodista y tantas chicas? - pregunta Helen intentando mirar lo que la gente rodea.

- Pues de sus casas. Anda vamos, cuanto antes salgamos mejor.

Se dirigieron a la sección de peluches y comenzaron a buscar.

- Eh, Beth. Mira aquí están los animales.

- Y aquí hay un... pájaro. Es muy mono. - dijo la chica entre risas. - Vamos a pagarlo que este es el único ave.

- Por lo menos ya se ha ido toda la gente.

Las chicas iban hablando tranquilamente mientras se dirigían a la caja a pagar.

- ¡Eh tú! ¡Suelta eso ahora mismo! - dijo una voz a sus espaldas.

Ambas se giraron al mismo tiempo.

- ¡Dadme a Kevin! - seguía gritando el chico.

Las dos amigas miraron a su alrededor. Sólo estaban ellas y ese chico.

- No puede ser...- decía Helen con un hilo de voz.

- ¿Qué pasa? - preguntó Elisabeth susurrando.

- Es... Él es... Louis Tomlinson.

- ¿Y ese quién es?

Helen fulminó a su amiga con la mirada.

- Beth, por Dios. Es uno de los componentes de One Direction. Se supone que tú ya lo conoces.

- No a él no.

Ellas seguían hablando entre susurros mientras que el chico las miraba.

- Dadme a Kevin. - seguía repitiendo.

- Es nuestro. - dijo Helen.

- ¡Lou! Date prisa nos están esperando. - dijo otro chico apareciendo por detrás.

Se paró al ver a su amigo y a las dos compradoras intercambiándose miradas. Dirigió la vista hacia el chico que tenía al lado.

- ¿Qué pasa? - preguntó.

- Tienen a Kevin.

Harry comenzó a reír mientras que las dos chicas le miraban perplejas.

- No le hagáis caso. Lo está diciendo de broma. - dijo calmándose.

En la cara Louis se pudo dibujar una sonrisa que más tarde se convirtió en  carcajadas.

- ¿Me firmáis un autógrafo? - dijo Helen acercándose a ellos.

Elisabeth seguía parada. No sabía que hacer. Al parecer Harry no la había reconocido.

- Claro. - dijeron ellos.

- Eh, Beth, acércate. No comemos. - dijo el chico de ojos verdes.

Elisabeth se acercó en silencio.

- Louis, esta es Beth, la amiga de Niall. Beth este es Louis.

- Hola. - dijo ella un poco sonrojada.

- Hola.

- Yo soy Helen. - dijo la italiana muy sonriente.

- Hola. Tomad, os regalamos a Kevin. - dijo Louis feliz entregándoles el dinero.

- Nos tenemos que ir, nos están esperando. Adiós. - dijo Harry con una sonrisa adorable.

- Adiós. - dijeron las dos amigas al unísono.

- Y muchas gracias por la paloma. - añadió Elisabeth.

Tus pequeñas cosas son perfectas para mí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora