- ¡Helen! Date prisa en el baño que todavía tengo que vestirme.- gritaba Elisabeth mientras daba toques en la puerta con los nudillos.
Al ver que su amiga no contestaba, desistió y se dirigió hasta su habitación, abrió su armario y eligió la ropa que se iba a poner para su habitual clase en la academia de español. Estudiaba allí además de en Buckswood School porque no quería perder su parte española y hablaba muy bien su idioma. Sacó del armario unos pantalones pitillo rojos, que combinó con un jersey blanco de lana, un pañuelo del mismo color de los pantalones y unos botines marrones.
Se escuchó la puerta del baño abrirse así que se dirigió rápidamente hasta allí y se encerró. No sin antes dedicarle una palabra en español a su amiga:
- Tardona.
Siempre se lo decía y es que, siempre se le colaba en el baño cuando ella tenía prisa. Se duchó, aseó y vistió en un tiempo récord para salir corriendo del piso. El autobús estaba llegando a la parada así que hizo un último sprint y llegó a tiempo para entrar. Pasó hasta los últimos asientos y allí estaba él. El chico de siempre. Todos los días subía al mismo autobús que él y se dedicaba a mirarlo disimuladamente. Aunque se había fijado en que la gente de su alrededor siempre le miraba descaradamente y murmuraban sobre él. Pero parecía no importarle. El conductor dió un frenazo y tuvo que agarrarse a la barra fuertemente si no quería caer al suelo. Miró a su alrededor y se dió cuenta de que estaba en su parada, así que corrió hacia la puerta que casi le arranca el brazo y salió. Entró en la academia y dejó que las dos horas pasasen tranquilamente hasta el momento de salir.
- Adiós. - Elisabeth se despidió de su compañero de clase de español John y se subió al autobús que le llevaría de vuelta casa.
Esta vez si había sitio para sentarse asíque ocupó un asiento y esperó a su parada para bajar.
Veinte minutos fue lo que tardó en estar de vuelta en su casa. Se había retrasado hoy por culpa del tráfico. Abrió la puerta de su piso y Helen la esperaba impaciente en el salón.
- Beth, podrías contestarme a las llamadas. ¿Se puede saber por qué has tardado tanto?
- El autobús se ha retrasado por el tráfico. ¿Qué llamadas? Yo no he oído nada.
Metió las manos en los bolsillos y notó algo en falta.
- Mierda. - dijo hablando en español.
Su compañera, que estaba empezando a aprender insultos y quejas en español que su amiga le decía se imaginó lo que ocurría. Pero dejó que Elisabeth se lo confirmara.
- ¿Qué pasa?
- He perdido el móvil. - dijo ella todavía con la mano metida en el bolsillo y los ojos como platos.
Se sentía torpe.