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No vamos por la vida eligiendo de quien enamorarnos, mucho menos de quien no, así sería todo más fácil, ¿No?

Sabía muy bien desde el primer momento en que dejé de verte como una amiga, que todo iba a cambiar, te miraba con amor y no podía dejar de pensarte. Te conocía tanto que con vos no existían las sorpresas, me gustaba todo de vos y tus "defectos" me encantaban.

Ese miedo constante de que si te decía la verdad te podía perder, por otro lado la duda de que pasaría si te decía la verdad y quizás te pasaba lo mismo, o me empezabas a mirar distinto.

No me podía permitir fingir una amistad donde ya no la había, pero declararte mi amor sería perderte (posiblemente) y no quería eso, no me iba a hacer bien.

Tanto quería estar con vos que no me importaba tu pasado, porque en ese presente yo quería ser tu futuro.

Nos divertíamos tanto estando juntos, nos entendíamos y nos conocíamos en profundidad, tanto que nos ahogábamos el uno con el otro. Me gustaba tanto sentarme a escuchar sobre vos, aunque no hablabas mucho; me gustaba oír tu nombre. Me molestaba cuando otra persona era el tema de conversación, que feo era estar atrás de alguien que estaba atrás de alguien más.

Aun así, con altos y bajos seguí detrás de ti, a pesar de que no veo un adelanto o una "recompensa" por esperar tanto por ti, quiero que sepas que las veces que me has dicho que nadie se fijaba en ti o que no le importas a nadie, era porque no veías a tu alrededor. A veces estamos solos por no saber ver a quien verdaderamente están para uno, y yo estaba para vos.

Tengo miedo que al enterarte de que me gustas pienses que te mentí todo éste tiempo, que decía ser tu amigo cuando en realidad me atraías, pero digamos que te "oculté" la verdad por un bien mayor, que era tenerte a mi lado.

A veces tenemos tanto miedo a ser rechazados que reprimimos todo lo que sentimos y nos quedamos callados, pero en algún momento vamos a estallar, tenemos que estallar y ahí es cuando somos lo realmente sinceros hasta para declarar nuestro amor hacia alguien que no nos mira.

Tal vez te preguntes porqué me gustas tanto (Ni siquiera yo lo sé), pero cuando sonreís, cuando caminas, cuando te enojas o al oír tu risa, es cuando me vuelves loco, incluso cuando estás ahí, sentada sin hacer nada, siendo tan tú, tan linda y perfectamente lo que yo quiero.

Y perdón si mis sentimientos te rompen las pelotas.

Carta de despedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora