Ahora que regresaste, te di la bienvenida con los brazos abiertos, mirándote y dejando que mis ojos digan lo mucho que te extrañé, y que sepas que aún soy tuyo. Quiero que sepas que te besaré todo lo que no te he besado, que te abrazaré con tal seguridad que tú también te sentirás segura y que quiero hacerte sentir bien, que nos hagamos bien.
Por mucho tiempo supe que eras el amor que quería para mí, pero cuestioné tu amor hacia mí y me preguntaba tantas cosas, que hoy al tenerte a mi lado no quiero que respondas, sólo que me des la mano y te sientes a mirarme.
Tengo que aprender a que en cualquier momento agarres tus cosas y te vayas, dejándome otra vez, pero es inevitable no hacerte indispensable en mi vida, porque eres como mi oxigeno y mi mundo no gira alrededor del sol, sino de ti. Pero esto me trae problemas a la hora de despedirme, de dejarte ir. No aprendí a disfrutar de ti cuando estás aquí, porque sigo pensando en cuanto mal me hace verte partir.
Tenerte acostada junto a mí es lo único que quiero, hablar de vos, de mí y dejando atrás nuestros pasados, para imaginar nuestro futuro. No puedo asegurar que esto sea duradero, ni perfecto, tampoco si es correcto, pero es lo que hoy me hace bien y no necesito más.
Me avergüenza decir que con vos no quiero lo que con otras sí, no te veo con ojos de amantes pasionales, sólo como mi acompañante de vida y eso te da el poder sobre mí, no cualquier persona consigue eso. No buscaba nada, pero encontré lo contrario, encontré todo y te tengo a vos.
Eres mi amor, por eso ámame, besame, abrázame y quédate. Porque es lo quiero, lo que necesito.

ESTÁS LEYENDO
Carta de despedida
RomanceA veces nos enamoramos de tal manera, que no podemos decir "Adiós" tan fácilmente. Por eso te escribo esta infinita carta, para poder dejarte ir. Esta carta de despedida puede o no ser para alguien real. Quizás no, o quizás sea para la persona que...