—¿Alguna novedad? —El doctor Simmons llegó a la hora acordada a casa de Kauffmann.
—No, ninguna...—Mintió a su colega.
Simmons bajó al laboratorio a colocarse sus implementos y a trabajar con las ratas. Entre tanto, Kauffmann fue a la habitación de Kai a intentar nuevamente convencerle que abriera. Se había encerrado allí desde la discusión y no quería hablarle al mayor.
—¡Kai! ¡Kai! ¡Vamos! Necesitamos hablar... ¡Abre la puerta!
Pero el chico seguía encerrado y sin responder. Kai se encontraba acostado en su cama mirando a la pared. Seguía muy dolido, y aunque Atlas le mordía los tobillos para que abriese la puerta, este le ignoraba.
—¡Deja, Atlas! ¡No voy abrirle!
Atlas se quedó mirando al chico que estaba de espaldas y entonces se acercó a la puerta, le fue sencillo quitar el seguro y abrirle a su dueño. Kauffmann se sonrió cuando Atlas salió de la habitación meneando su cola. Kai se incorporó de la cama rápidamente y se encontró con el mayor que observaba impresionado todo lo que el chico destruyó en su arranque de ira.
—¿Qué hiciste aquí, Kai? ¿Por qué destruiste todas tus cosas? —Le preguntó Kauffmann muy preocupado.
Kai sólo miraba al piso sin responderle, ni él mismo estaba comprendía por qué había actuado de esa forma. Entonces el mayor tomó una silla cercana y se sentó frente a él.
—Kai, me preocupa este arranque de ira que tuviste. Tú no eres así, eres un niño tierno y dulce, aunque algo travieso de vez en cuando. ¿Qué está pasando?
—¡No soy un niño!
—¿No? ¿Qué eres entonces?
—Soy un sujeto de un experimento, de su experimento. Nací como resultado de eso, no soy normal, nunca seré como los niños que juegan frente a esta casa, ni tampoco como Emil.
—¿Cómo llegaste a saber eso? ¿Estuviste hurgando mis archivos en mi oficina?
—Necesitaba saber la verdad, quería saber que soy en realidad.
Kauffmann guardó silencio unos minutos mientras observaba a Kai; este se limpiaba las lágrimas que trataba de contener, pero que terminaban escapándose e inundando su rostro. Ver al chico de esa forma le conmovió profundamente, y aun a pesar de que se negaba a si mismo tener un acercamiento emocional con el chico, se levantó de su silla para abrazarlo. Kai se sorprendió mucho ante este gesto del siempre distante doctor Kauffmann.
—Kai, quiero que escuches bien lo que voy a decirte: No eres un mero "sujeto de experimento", ni una "cosa", eres un ser humano y eso algo que no debes poner en duda, ni aun con todo lo que conllevó tu nacimiento. ¿Comprendes eso?
—¡Pero no soy como los demás!
—No, no eres como los demás, eres único y especial. Eres diferente porque eres mejor que todos nosotros, Kai, tú eres "perfecto".
—¿Yo soy perfecto?
—Si, Kai. Un día me cansé de tantos límites que me rodeaban. Los seres humanos estamos llenos de tantos defectos, tantas trabas y nuestra vida es cada vez más corta y sin sentido. Comencé a buscar la forma de cambiar esa realidad, e investigué durante años intentando hallar una respuesta o una solución a este problema. Luego ocurrió lo de mi hijo Emil: Le vi nacer y crecer para luego ver como su vida se extinguía de una forma injusta y dolorosa. Cuando él murió, quedé devastado...pero retomé mi investigación con más fuerza y empeño. Y todo eso dio como resultado que tú nacieras, Kai. Tú eres...lo único que da sentido a mi existencia en este momento y al mismo tiempo eres la única esperanza de este mundo enfermo y decadente. ¿Te das cuenta que no eres cualquier cosa?
ESTÁS LEYENDO
A.D.A.N
Science FictionSinopsis: El doctor Oskar Kaufmann está obsesionado con descubrir los secretos del genoma humano. Cree que allí se encuentra la clave para la prevención de terribles enfermedades, mutaciones y males congénitos. Podría de hecho encontrar dentro del A...