Atlas

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22 de Septiembre del año 2016. 

«Son las...2:05 de la mañana y...este es el onceavo intento que fracasa al intentar desarrollar un embrión  humano de forma ectópica. No puedo considerar la idea de usar el vientre de una posible candidata para gestarlo, primero, no es un experimento aprobado legalmente, así que estoy arriesgándome a que me expulsen del comunidad científica y por supuesto iré a prisión...y por supuesto: Ninguna mujer en su sano juicio aceptaría tener un bebé de este tipo sin siquiera saber los resultados de lo que podría nacer.

De todas formas los resultados preliminares con animales indican que NO debe incluirse a la hembra dentro del proceso de gestación ya que contamina con su genética propia el trabajo previamente realizado, termina formándose una criatura "normal" o simplemente hay un aborto espontáneo del mismo...Pero intentar recrear de alguna forma un "Vientre artificial" apto para que el embrión humano se desarrolle...se ha vuelto...una tarea casi imposible...»

El doctor Kauffman apagó su grabadora y cerró los ojos muy frustrado por los resultados fallidos de su experimento. De haber contado con el apoyo de su colega y amigo el doctor Simmons, cuya rama científica era justamente la embriología, hubiese tenido más probabilidades de obtener mejores resultados.

Aunque sabía que existía algo más que la posibilidad de que esto pudiera realizarse: Cercano a su asiento, había un pequeño tanque de acero inoxidable y cubierta de vidrio, donde se veía sumergido un embrión animal vivo y que se desarrollaba de forma artificial sin mayores inconvenientes. El líquido que contenía el recipiente era una especie de gelatina acuosa cuyo contenido químico pretendía simular el del líquido amniótico, pero estaba saturado con un alto grado de compuestos que servían para nutrir y dar oxígeno al feto. A su vez, una pequeña sonda hacía las funciones del cordón umbilical y desde allí se podía "alimentar" al embrión y drenar la sangre que necesitara para su crecimiento.

Kauffman, hasta el momento, había tenido éxito en mantener con vida a ese pequeño animal, era una cría de Rottweiler que desarrolló manipulando su código genético y propiciando su gestación artificialmente. Pero, por algún motivo que desconocía no podía hacer lo mismo con un embrión humano. Era mucho más complejo, tanto desde el punto de vista genético como práctico a la hora de intentar reproducir en el laboratorio un "vientre" que pudiera mantenerle con vida.

Al menos tenía grandes expectativas con ese primer embrión animal desarrollado enteramente en un laboratorio. Con los anteriores, siempre dependía de la forma tradicional de inseminar a una hembra con un embrión manipulado, pero el material genético terminaba contaminado por la sangre y química de la madre receptora, por lo que no se gestaba un feto 100% puro según lo estimado. Si ese pequeño Rottweiler en el tanque crecía y se desarrollaba hasta ser un cachorro, sería el primer animal genéticamente perfecto y con características únicas.

¡Demonios! ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué diablos no puedo hacer lo mismo con un embrión humano? ¿Qué falta?

Se acercó al segundo tanque y lo contempló detalladamente. Se hacía miles de preguntas en su mente: ¿Sería el compuesto químico en el líquido amniótico artificial? ¿Sería la temperatura? ¿El material del espacio? ¿Qué hacía que el embrión muriese antes apenas se introducía en el tanque? Podía gestarse el embarazo de forma in vitro tradicional, pero el embrión debía desarrollarse en el tanque o el experimento no podría nunca confirmarse.

***


03 de Diciembre del 2016. Hace 4 semanas que el embrión animal terminó su etapa fetal y se produjo su "nacimiento", que en este caso es la fase de inducir su vida fuera del tanque. Aunque con bastante dificultad al principio, luego de asistirle por unas pocas horas con un respirador artificial, el cachorro comenzó a respirar por sí mismo y pudo consumir una formula láctea sustituta de la leche materna. 24 horas después, ya podía considerársele estable y del peso y medidas dejé constancia en su expediente escrito.

Es... ¡Simplemente sorprendente! El cachorro, al que llamé "Atlas", apenas a 48 horas después de su nacimiento, ya mostraba señales de ser superior a cualquier otro de su género: Su tamaño se duplicó rápidamente y su crecimiento ha sido muy acelerado, al punto que a 4 semanas ya tengo un cachorro plenamente desarrollado y cuya inteligencia demuestra ser muy por encima de la de cualquier cachorro de su mismo rango de edad.

Se muestra bastante dócil y al llamarlo por su nombre comprende que me refiero a él y puede ejecutar órdenes simples. Me pregunto cuáles serán sus capacidades cognitivas dentro de unos tres meses. Su inteligencia podría ser bastante excepcional, sin duda.

Por otro lado, estoy a punto de finalizar los preparativos para reiniciar los experimentos con embriones humanos. Estoy desarrollando un segundo "vientre", que consiste en un tanque cuyas especificaciones espero cumplan de manera más fiel al intentar imitar el vientre de una mujer encinta. Inclusive filtraré toda la flora bacteriana propia del aparato reproductor femenino, que creo que forman parte fundamental de las condiciones que un embrión requiere para gestarse. La temperatura es otro factor determinante y considero que hay una serie de factores químicos que no había tomado en cuenta y cuya reacción sobre el feto es vital para su buen desarrollo.

De esta forma, Kauffman terminó la grabación. A sus pies, "Atlas" le observaba fijamente, como queriendo descifrar lo que decía.

—¡Eres un milagro de la ciencia! Muero por saber qué capacidades desarrollarás en pocas semanas. Al menos por ahora, eres una agradable compañía para este pobre hombre solitario.

Diciendo esto, acarició la cabeza del cachorro. Se levantó entonces de su asiento, se colocó sus guantes y un tapaboca, y luego se dirigió a una pequeña nevera de dónde tomó un tubo de ensayo etiquetado con la siguiente palabra:

"A.D.A.N"

—Tengo todas mis esperanzas puestas en ti. Tienes que ser el embrión que sobreviva y pueda desarrollarse satisfactoriamente. Tienes que ser tú, no hay otra oportunidad...no tengo más material genético disponible y no puedo arriesgarme a hurtar más, así que puedes ser un último intento de redimirse de un hombre de ciencia muy cansado y frustrado...o puedes ser el mayor logro científico de la humanidad...

Entonces Kaufmann procedió a hacer los preparativos para comenzar nuevamente su principal experimento.

CONTINUARÁ...

A.D.A.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora