Nunca he podido entender porque cuando un hombre le coquetea e invita a salir a una mujer es tan normal, pero cuando es al contrario nos vemos tan mal, y de hecho a los mismos hombres les molesta que tengamos iniciativa. No quiero decir que todos sean así, pero no he conocido al primero que no se sienta incomodo por eso.
Como dijo Harry, nos vimos el viernes, no les comenté a mis amigos sobre lo que había pasado entre nosotros, ni siquiera a Bella. Estábamos sentados frente a frente, él miraba su laptop escribiendo características sobre el lugar donde se desarrollaría el cuento y yo estaba creando a los personajes principales, y lo miraba a él, estaba usando lente y no tenía ni idea de lo lindo que se veía así.
Sentía mis mejillas calentarse cada vez que abría su boca queriendo decir algo, pero se quedaba pensativo por un rato más antes de hablar - ¿Y si le pones Serena? – dijo sacándome de mis pensamientos. Me miro seriamente por encima de sus lentes – creo que es un gran nombre – se quitó los lentes y me miro con una pequeña sonrisa antes de cerrar su laptop – y concuerda con algunas de las características del personaje.
-Ummmm si, puedes ser – asentí – voy a ponerlo en la lista de opciones.
-Bien, yo acabo de describir el lugar donde todo va a empezar y algunos otros lugares, quería que fuera un poco aterrador ¿no te molesta o sí?
Negué con la cabeza – No, está bien.
-Bien – se estiró y tomó su bolso para buscar algo adentró – Ya vuelvo – se puso de pie y salió con un paquete.
Suspiré. Puse ambas manos en mi cabeza y me quejé un poco, no podía concentrarme con él cerca, habíamos avanzado un poco, pero.... No era suficiente para el poco tiempo que teníamos ahora. Me recosté sobre la mesa cruzando mis brazos y cerré los ojos. No habíamos hablado al respecto de lo que pasó la última vez, se estaba comportando diplomáticamente, a veces me mostraba pequeñas sonrisas, pero eso era todo.
Después de un rato me puse de pie para salir al baño – ¿a dónde vas? – dijo una voz detrás de mi mientras cerraba la puerta que ahora debía abrir de nuevo.
-Voy al baño – señalé la puerta que había al lado de la oficina y él asintió.
*
Me estaba lavando las manos, cuando sentí mi estómago rugir. Entré pensando en decirle a Styles que nos tomáramos un receso, pero cuando llegué él ya estaba comiendo de lo que parecía era una lonchera, todo lo que había en ella se veía y olía delicioso, nada que ver con la avena y galletas en mi bolso. Me senté frete a él, me miró - ¿Trajiste tu almuerzo?
Asentí – Aunque usualmente compro algo en la cafetería... - él asintió y siguió comiendo mientras revisaba su teléfono. Tomé mi bolso y saqué la caja de la avena, luego las galletas y me senté derecho.
-¿Por qué siempre estás comiendo esa basura? – dijo cuando abrí el paquete. Lo miré sin entender porque lo sabía y el rodó los ojos – recuerda que a veces, ups, te observo.
-Eres raro ¿sabes todo lo que hago?
-No todo, no soy un acosador.
-¿Ah no?
-No, solo sé que comes esa porquería y que entras temprano a tus clases.
-¿Algo más?
-Juegas uno con tus amigos y te quedas dormida en las clases que dicta la maestra de derechos de autor.
Alcé ambas cejas sorprendida por su confesión, no sabía cómo responder a eso. Me crucé de brazos recostándome en el espaldar de la silla – Nunca imaginé que hicieras cosas como esas Harry Styles.
