Capítulo 24 - Hijo de papi

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Eran casi las 8:00 am cuando desperté, me di la vuelta para asegurar que con quien estaba en la cama era él y nadie más. Sonreí al ver sus labios rosados aun hinchados y entreabiertos, a veces murmurando cosas sin sentido. Su piel pálida parecía de porcelana, toqué sus mejillas con las yemas de mis dedos, tan suave, toqué su cuello, clavícula y unas ganas incontrolables de besarlo se apoderaron de mi al recordar todo lo que habíamos hecho anoche. Me acerqué con cuidado y besé la línea de su mandíbula, luego sus labios haciendo que se moviera un poco.

Me di la vuelta y tomé mi teléfono de la mesa de noche, tenía muchos mensajes y llamadas perdidas de Bella, no le había avisado que no volvería a casa, seguro debe estar pensando que Shawn me secuestró o algo así. De inmediato le escribí que estaba bien y que volvería más tarde. Sentí sus enormes manos en mi cintura jalándome hacía él - ¿Qué haces, linda? – dijo con voz ronca cuando me tuvo cerca.

-Le escribí a Bella para que no se preocupe.

-Está bien – sus brazos me rodearon por completo, besó mi espalda haciendo que un escalofrió pasara por todo mi cuerpo y acomodó su cabeza – Eres tan suave y caliente. Desearía quedarme así para siempre.

-También yo – dije por lo bajo. El nivel de conexión que había encontrado con él era una locura, ni siquiera podía explicarlo. Me hacía sentir como si fuéramos Jack y Rose, solo esperaba que este barco no se hundiera.

-Deberíamos tomar un baño, antes de que tenga esas estúpidas reuniones de negocios.

- ¿Un baño? ¿Juntos?

-Claro – dijo entre risas – hay una tina enorme en el baño, es casi tan grande como un jacuzzi y obviamente no lo he usado yo solo, es triste. ¿Entonces qué dices?

- ¿Por qué no? ya lo hicimos en una camioneta.

Se incorporó un poco y me miró – no lo hicimos en la camioneta – dijo con una enorme sonrisa sin mostrar sus perfectos dientes – Y mi propósito en esta propuesta es netamente de limpieza, señorita, nada de sexo. Pero si es lo que quieres... podemos llegar a un acuerdo.

-Cállate – lo empuje un poco.

-Voy a pedir algo para que comamos, mientras tanto ve a llenar la tina y a ponerle esas fragancias y cosas, escoge la que te guste, están debajo del lavamanos – me besó lentamente – voy en un momento.

Me levanté y acomodé mis tangas ladeadas, ahora me quedaban un poco más grandes después de que él estuvo jalándolas con fuerza, no entendía como no estaban rotas. Caminé hasta el baño, me miré al espejo, tenía cara de acabada de coger, pero no me veía tan terrible como pensé. Tenía algunos moretones en la cintura y en el cuello, Dios mío ¿Cómo iba a explicar esto?

Respiré profundo, no iba a pensar en eso ahora, puse a llenar la enorme tina y miré las bombas de baño debajo del lavamanos y tomé una rosa, junto una para hacer burbujas, siempre había querido hacer eso. Una vez estuvo llena, eché todo y ahora era un baño de burbujas rosa, me recordaba las fotografías del álbum de Eduard S. Me quité la única prenda que tenía y me sumergí en el mar de burbujas.

-Servicio a la habita... oh por Dios ¿Qué es esto?

-¿Te gusta? – dije sacando mi cabeza un poco. Estaba completamente desnudo, creo que nunca iba a acostumbrarme a ese cuerpo, era perfecto, como todo él.

-Claro – dijo sonriente – hace mil años no veía algo así. Aunque ¿Cómo vamos a comer? – después de bajar un poco la espuma de las burbujas, se metió a la tina conmigo, desayunamos y ahora estábamos recostados mirándonos frente a frente, con una copa de vino en la mano – esto es... - cerró los ojos – hace mucho no me sentía tan bien.

OblivionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora