Personas perdidas, vacías.
Entregan palabras amarradas de cuerdas.
Son las fotos con filtros para tapar una realidad inexistente.
Corazones rotos,
deambulantes.
Paseando por las calles de la ciudad de madrugada,
iluminados por una acogedora
luna,
dispuesta a alumbrarles mientras nadie más lo hace.
La desolación y tristeza,
como plato principal,
Lágrimas como postre.
Lágrimas secadas por el frío
viento,
que va a adentrándose,
y congelando.
Congelando
y adentrándose.