Recuerda que me debes
caricias en la espalda,
de esas que,
con tus dedos dibujabas nuestro futuro.
Besos en el cuello,
los mismos que me hacían temblar
cuando apenas
me roza(abas).
Susurros al oído,
de los que todavía me ponen la piel de gallina cuando me acuerdo.Yo también tengo aquí guardados unos cuantos besos
y
unos pocos de abrazos.
Uno por cada día
que te echo de menos.