Hay personas que besan el alma
sin tocar, sin apenas rozar.
Y estoy segura que eres una de ellas.
Llegaste a mi vida de la misma manera que cualquiera pero te quedaste como ninguna, abrazando mis heridas e incluso a veces intentando curarlas.
Eres de esas personas que acarician a través de una pantalla, y abrazan con mensajes.
Eres mi paragüas en pleno diluvio,
mi vía de escape cuando la rabia se apodera de mí,
lo que más me jode es
que ni si quiera puedo ver algo tan simple como las arrugas de tu cara,
cuando ejercitas tu músculo más bonito;
tu sonrisa.
Qué no puedo decirte un "ahora nos vemos", "estoy en tu casa en 5 minutos" o un "te quiero" mirándote a los ojos.
Sin embargo, eres el calor en las tardes de invierno,
una persona fuera de mi día a día
pero a la vez más dentro que cualquier otra.