Una extraña propuesta

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Como todos los miércoles por la tarde, desde hace tres meses, Emma y Henry se encontraban frente al 108 de Mifflin Street. Las dos mujeres se habían hecho amigas y habían establecido una custodia alterna: Regina tenía a Henry de miércoles a domingo, y Emma de domingo a miércoles. Una vez a la semana se ponían de acuerdo para compartir una comida con su hijo.

«¡Emma, Henry!» la morena echó un vistazo a su reloj y sonrió ligeramente «¡Habéis llegado puntual hoy!»

La sheriff puso los ojos en blanco, pero igualmente respondió

«Sí, todo llega alguna vez»

«¡Hola, mamá!» el muchacho no le dio tiempo a responder y se metió para dentro.

«Henry, ¡no corras por las escaleras!» suspiró Regina, cansada de tener que repetirle una y otra vez lo mismo a su hijo.

«Bueno, ¡hasta más tarde!» Emma sonreía, divertida, y comenzaba a alejarse.

«¡Emma, espera!» la rubia se detuvo en mitad de los escalones y se dio la vuelta «¿Tienes unos minutos? Me gustaría hablarte de una cosa»

En apariencia, la reina no dejaba transparentar nada, pero Emma comenzaba a conocerla bien y sentía que estaba nerviosa.

Se encogió de hombros y simplemente respondió

«Ok» Y entró a su vez en la casa. La condujo hacia su despacho y le ofreció un vaso de sidra.

Se sentaron una frente a la otra en los sillones y la morena bebió algunos sorbos antes de tomar la palabra.

«¿Te acuerdas cuando me dijiste que lamentabas enormemente no haber podido criar a Henry?»

«Sí, claro» Emma asintió, intrigada

«¿Has tenido ganas de tener otro hijo?»

«Eh, sí, a veces» Frunció el ceño «Regina, ¿a dónde quieres ir a parar exactamente?»

La morena puso los ojos en blanco y movió la cabeza ante la impaciencia de la joven, después inspiró profundamente antes de responder

«Quiero tener un bebé»

Emma escupió buena parte del líquido que acaba de tragar tosiendo ruidosamente. Al cabo de unos segundos, consiguió articular

«¿Qué? ¿Por qué? ¿De quién?»

Regina reviró los ojos ligeramente molesta ante la actitud de la rubia, sin embargo se lo explicó calmadamente

«Siempre he querido quedar embarazada y me gustaría tener otro hijo. He pensado en las diferentes posibilidades que se me ofrecían y tú eres la mejor opción» ante la expresión perdida de su amiga, ella precisó «Me gustaría tener un bebé contigo»

«¿Tú qué?» De nuevo Emma escupió el contenido de su boca por el suelo

«Deberías quizás dejar de beber cuando te hable...voy a tener que lavar la alfombra» la morena suspiraba y tenía una expresión de fastidio.

«Lo siento, pero, ahora mismo, ¡a tu alfombra que le den!» la rubia se había levantado y se paseaba de arriba a abajo de la estancia bajo la mirada ligeramente divertida de la otra mujer «¿Te estás dando cuenta de lo que estás diciendo? ¿Quieres un bebé? ¿Conmigo? ¿Sabes que es biológicamente imposible? Mierda, ¿qué es lo que anda mal en tu cabeza?»

«¿Ya? ¿Has acabado?» Regina arqueaba una ceja y sonreía de lado mientras Emma se volvía a sentar sacudiendo la cabeza como si estuviera conversando con una loca «Hay un hechizo para eso, pero exige combinar dos magias muy poderosas. Solo hay dos personas en esta ciudad que podrían ser técnicamente capaces de hacerlo conmigo y...» se estremeció ligeramente «Rumpel definitivamente no es una opción»

Quiero un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora