El efecto Amy

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Hospital de Storybrooke. Habitación 314. 07:30

Regina estaba sola con su hija disfrutando de la calma que reinaba en la estancia. Una enfermera había venido a ayudarla a amamantar por primera vez y todo el mundo había salido de la habitación para ofrecerle un poco de intimidad y tranquilidad.

Amy estaba ahora dormida y la morena no podía despegar los ojos de su pequeña maravilla. La acunaba dulcemente, susurrándole palabras dulces mientras le acariciaba la cabeza.

Ligeros golpes a la puerta se escucharon antes de que Tink hiciera su aparición, con una gran sonrisa en su rostro.

«¡Hola! ¿No te molesto?» susurró ella acercándose a la Reina

Regina movió negativamente la cabeza sin mirarla, incapaz de dejar de mirar a su hija, mientras la rubia de acercaba.

«¡Oh, es muy bonita» se extasió el hada

«Ha dicho que me ama» declaró la morena

«Eso no es posible, cariño» respondió Tink frunciendo el ceño «Quizás te haya mirado con amor y aun así, no la he visto abrir los ojos ni una sola vez, pero no ha podido hablar. Me gusta creer que es tu hija y que es excepcional, pero...»

«Emma» interrumpió Regina alzando la cabeza «Emma me ha dicho que me ama»

«¿De verdad?» exclamó la rubia más alto de lo normal, lo que le valió una torva mirada de la Reina. «¿De verdad?» repitió esta vez susurrando «Aún es más alucinante que si hubiera sido Amy quien lo hubiera dicho»

Regina reviró los ojos y sacudió la cabeza, divertida, antes de responder.

«Sí, de verdad» Bajó la cabeza de nuevo hacia su hija y volvió a acunarla dulcemente «Ha dicho que me amaba, después me ha besado como si yo fuera lo más hermoso que le hubiera sucedido» resopló ella, con los ojos ligeramente húmedos «Nunca me había besado de esa manera antes»

«Wow...» susurró la rubia antes de fruncir el ceño y observar a la morena «Regina, ¿por qué lloras?»

«Son las hormonas. Estallé en llanto cuando Snow me dijo que ya no quedaba zumo de naranja en la maquina» confesó la Reina revirando los ojos, molesta con su propio comportamiento.

«¡Ah, sí, claro!» dijo divertida Tink, riendo ligeramente

«Hola, ¿ha comido bien la pequeña princesa?» preguntó Kathryn, en voz baja, entrando también ella en la habitación.

«¡Emma le ha dicho que la ama!» soltó la rubia sin esperar

«¿Se lo ha dicho a Amy?» preguntó la recién llegada arqueando una ceja antes de continuar «Bueno, está bien saber que es físicamente capaz de expresar sentimientos. Al menos hacia sus hijos»

«Me lo ha dicho a mí» explicó Regina, molesta «Emma me ha dicho que me ama»

«¿De verdad?» preguntó Kathryn, totalmente asombrada

«Sí, de verdad. ¿Es tan difícil de creer?»

«Bueno...»

«¡Incluso me ha besado con lengua y todo!»

Tink lanzó una mirada atónita a la Reina mientras que esta arqueaba una ceja, divertida ante la manera en la que el hada interpretaba sus palabras.

«No es exactamente lo que he dicho, querida»

«No, pero es lo que querías decir» replicó Tink antes de guiñarle un ojo

Las tres mujeres se echaron a reír y, cuando Amy se puso a patalear en los brazos de Regina, se callaron por miedo a que se despertara.

Quiero un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora