Descubrimientos de todo tipo

9.2K 580 211
                                    


Semana veinticuatro de embarazo.

Lunes. 07:00 Habitación de Regina Mills

Regina se despertó dulcemente sintiendo un cuerpo apretado contra el suyo. Abrió los ojos y una larga sonrisa bobalicona apareció instantáneamente en su rostro cuando vio a Emma totalmente acurrucada contra ella.

Ella bajó ligeramente la cabeza y se encontró de cara con el pecho de la rubia. Al sentir cómo su intimidad se iba humedeciendo a una velocidad impresionante, empezó a hacer largas y profundas inspiraciones esperando poder controlar su libido.

Desde que Emma y ella habían franqueado el límite, Regina se había abstenido de iniciar cualquier contacto carnal con la joven. Lo último que quería era que esta se sintiera obligada a mantener una relación con ella solo porque se habían acostado juntas y se besaban de vez en cuando. Deseaba que Emma se sintiera libre para tomar sus propias decisiones y si, en el futuro, debía ocurrir cualquier cosa entre ellas, sería solamente porque la rubia lo deseara. Así que Regina se estaba controlando desde poco más de una semana e intentaba no parecer demasiado atosigadora o demandante de afección.

Sin embargo, con su boca a pocos centímetros del generoso pecho de la joven, no podía impedir preguntarse si la sheriff era el tipo de personas que apreciaban los despertares traviesos.

Se humedeció los labios e intentó convencerse que quizás no fuera una mala idea mostrarle a Emma que ella estaba más que dispuesta a pasar otro momento íntimo con ella.

Cuando posó una mano sobre la pierna que la rubia había deslizado entre las suyas y comenzaba lentamente a subirla hasta sus nalgas, sintió a su bebé comenzar a moverse y dar pequeñas pataditas.

«Esta criatura se agita cada vez más» gruñó la joven hundiendo su cabeza en el cuello de la Reina

«Y definitivamente no es un comportamiento que saque de ti» replicó Regina deslizando su mano en la cabellera rubia.

Emma sonrió y comenzó a dejar múltiples besos sobre la piel de la morena hasta alcanzar sus labios. Al principio, dulce y tierno, el beso ganó en intensidad cuando Emma introdujo su lengua a la vez que agarraba firmemente el muslo de la otra mujer.

El bebé dio otra patada, más fuerte que las anteriores, y la rubia se despegó riendo.

«¡Ok, chico, he entendido! Dejo que mamá se despierte tranquilamente» Besó el vientre de la morena antes de levantarse y dirigirse al baño.

«Espero que estés orgullosa» gruñó Regina, terriblemente frustrada, mirando su vientre.

Apartamento de los Charming. 08:30

La puerta se abrió con un estruendo y un hombre se dirigió al sofá donde se dejó caer.

«¿Killian?» cuestionó prudentemente Snow arrodillándose delante del joven

«¡La he perdido!» exclamó él con evidente desespero

«¿A quién? ¿Emma?» Ella frunció el ceño advirtiendo el avanzado estado de ebriedad del pirata «David ya se ha ido a trabajar, quizás debiera llamarlo» dijo ella incorporándose

«¡No!» Sacudió la cabeza con amargura «¡Ahora es demasiado tarde! ¡Ella ha ganado, ella la ha tenido!» Sorbió ruidosamente «¡Todo este tiempo comportándome como un caballero! ¡Intentando ser el hombre que ella merecía! ¡Yo quería ser diferente por ella!» El asco y el odio eran visibles en su rostro «¡Ella no confía en mí, mientras que esa puta zorra la manipula!»

Snow había preparado dos tazas de té durante el monologo del pirata. Le tendió una antes de preguntarle.

«Cálmate, me cuesta un poco seguirte» su tono era dulce, pero firme «¿Le ha hecho Regina algo a Emma?» se aventuró ella

Quiero un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora