Promesa y decepción

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Sábado por la mañana. Habitación de Regina Mills.

Emma se despertó dulcemente sintiendo un sitio vacío a su lado. Frunciendo el ceño y costándole abrir los ojos, se incorporó ligeramente y lanzó una ojeada al despertador.

Regina salió en ese momento del baño; vestida y maquillada. La mirada asombrada de la rubia la hizo sonreír y sin darle más atención, cogió un par de zapatos de su armario.

«¿Qué haces?» preguntó Emma con voz cansada

«Me arreglo» respondió la morena como si fuera algo evidente, arqueando una ceja

«¿A las siete de la mañana? ¿Un sábado?»

«Sí. Tengo unos expedientes retrasados y una reunión de última hora» suspiró ella arreglándose el peinado ante el espejo de la habitación.

«Pero le prometiste a Henry que pasaríamos el fin de semana juntos, los tres...»

«Lo sé» lanzó a la rubia una mirada llena de culpabilidad antes de añadir «Lo siento mucho, pero no tengo opción. Con un poco de suerte, estaré de regreso antes del mediodía»

Caminó hasta la puerta, dispuesta a salir, cuando la rubia la agarró por la muñeca.

«¡Regina, espera!» Emma miraba hacia el suelo, incómoda, y comenzó a enrojecerse rápidamente «Euh...El...el beso de anoche...»

«¿Sí?» se impacientó la morena mirando de reojo su reloj

«¿Significa algo?» preguntó tímidamente con un atisbo de vulnerabilidad en la voz que instantáneamente hizo derrumbarse a la Reina

Regina se sentó entonces en el borde de la cama, frente a la joven. Deslizó una mano en la cabellera rubia, intentando poner orden en ella, y respondió con voz dulce, cálida y calmada

«Eso depende. ¿Te gustaría que significara algo?»

Emma tragó en seco ante la proximidad de la morena y la mirada que esta le estaba dando. La Reina le había devuelto la pregunta y, de nuevo, se sentía cómo cazada en una trampa.

«Euh...Bueno...hay que decir que...» Balbuceó la rubia intentando construir una frase coherente «¡No lo sé! Quizás...»

«Entonces, quizás sea el caso» dijo divertida Regina antes de depositar un casto beso en los labios de la joven.

Separándose ligeramente, volvió a consultar su reloj, y suspiró.

«Tengo que irme. ¿Le dirás a Henry que lo siento mucho?»

«Eh, sí, claro» respondió Emma completamente perdida

«Bien» la morena se levantó, antes de salir de la habitación añadió «Hasta luego»

«Sí»


Henry volvió a la mansión al final de la mañana, después de haber pasado la noche con su abuelo. Se dirigió directamente al salón y se encontró con Emma jugando a la videoconsola.

«¡Hola, chico!» exclamó la rubia dejando el mando «¿Cómo te lo pasaste anoche con David?»

«¡Genial!» se dejó caer pesadamente en el sofá y miró a su alrededor «¿Dónde está mamá?»

«Ha tenido que ir al Ayuntamiento, tenía una reunión urgente» explicó Emma con expresión apenada «Regresará lo más pronto posible»

«Pero lo había prometido» en una fracción de segundo volvió a convertirse en el niño que sufría por el alejamiento de su madre «Es exactamente como antes» dijo rabioso

Quiero un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora