Ella está enamorada de ti

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Semana veintisiete de embarazo.

Viernes 20:00 Habitación de Regina Mills

«¿Puedes explicarme otra vez cuál es el objetivo de todo esto?» resopló Regina de manera exasperada saliendo del baño únicamente en ropa interior.

«Primero, te impedirá pensar en Henry y en su cita con Wendy» respondió Emma comenzando a sacar fotos de la morena con su cámara «Y segundo, ¡tendremos grandes recuerdos!»

«¿Crees de verdad que deseo tener recuerdos de verme tan enorme?» dijo irritada la Reina revirando los ojos

«No estás enorme» replicó dulcemente la rubia mientras continuaba fotografiando a la otra mujer

«Estoy gorda, Emma» gruñó Regina mordiéndose el labio inferior, sintiéndose incómoda de repente delante del objetivo.

Emma no esperaba que la morena reaccionara de esa manera. Nunca había imaginado que la Reina pudiera sentirse acomplejada.

«¡Aún es la más bella del Reino, Majestad!» lanzó la rubia en tono de broma riendo ligeramente

«¡Realmente no comprendes nada!» se enervó Regina antes de volver a meterse en el baño dando un portazo

«¡Mierda...!» resopló Emma pasándose una mano por el pelo.

Dejó la cámara de fotos en la cama, se levantó y tocó cuidadosamente a la puerta.

«¿Regina? ¿Puedo entrar?»

Ante la falta de respuesta, abrió la puerta y entró en el baño. La morena lloraba en silencio, sentada en el borde de la bañera, y Emma se sintió de repente atrozmente culpable.

«Lo siento» murmuró dulcemente arrodillándose ante la Reina

«¿Por qué?» replicó Regina secamente, sintiendo cómo se ablandaba ante las caricias que la rubia le hacía en sus muslos

«Porque soy una torpe» respondió Emma haciendo una ligera mueca «No tenía ni idea de que te pudieras sentir de esa manera» se excusó bajando la mirada

«Sé que tú lo encuentras ridículo» declaró la morena conteniendo las lágrimas «Me doy cuenta de que estoy demasiado emotiva y...»

«Eres hermosa, Regina» la interrumpió la rubia dejando deslizar sus manos por el cuerpo de la otra mujer «Eres tan hermosa» Emma entonces cogió el pie de la Reina y fue depositando allí tiernos besos a medida que iba ascendiendo hacia su pierna, deseando besar cada parcela de piel «No te encuentro ni gorda ni enorme» continuó ella entre besos «¡Mierda, llevas a mi bebé!» se extasió con una sonrisa boba deteniéndose en el vientre «¿Tienes la menor idea de lo que eso significa para mí?» murmuró la rubia antes de continuar con sus atenciones «Eres la persona más hermosa que he conocido» Emma tomó el rostro de la morena entre sus manos y enjugó sus lágrimas con los pulgares «Eres magnífica Regina. Tanto por dentro como por fuera»

La Reina no pudo evitar sonreír ampliamente. Las palabras de la joven la conmovían más allá de lo que podría expresar. Jamás nadie la había mirado de esa manera, como si ella fuera la cosa más preciada en el mundo. Ni siquiera Daniel.

Se moría de ganas de confesarle a Emma hasta qué punto la amaba. También había muchas cosas que le hubiera gustado responderle, pero la mirada que Emma posaba en ella en ese instante era todo lo que contaba. Estaría dispuesta a todo para que la joven nunca posara otra mirada distinta sobre ella. Aunque eso significara tener que callar sus sentimientos.

Así que, como los gestos tenían el mismo peso que las palabras, se lanzó ávidamente a los labios de la rubia. En ese beso, intentó transmitirle todo el amor y la gratitud que le fue posible. Quería que la joven comprendiera todo lo que no le decía.

Quiero un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora