Quiero un bebé

Ecografía e invitación

Viernes por la mañana. Despacho del doctor Whale. Décima semana de embarazo.

Emma abrió la puerta bruscamente, sin llamar, después la cerró tras ella y se inclinó hacia delante con las dos manos apoyadas en sus rodillas. Su rostro estaba rojo por el esfuerzo e intentaba recobrar la respiración.

Alzó la cabeza unos segundos después y, con una ligera sonrisa, se excusó.

«Lo siento, llegó tarde»

«Ningún problema, señorita Swan, aún no hemos empezado» Whale le sonrió calurosamente y le señaló la silla al lado de Regina.

La morena estaba sentada en un sillón de obstetricia, los pies en los estribos y llevaba un camisón de hospital. Lanzó una oscura mirada a la joven que se sentaba a su derecha y le preguntó secamente.

«¿Puedo saber qué te ha retenido?»

«Mi madre...» suspiró la rubia «Quería que hablásemos»

«¿Y lo que ella tenía que decirte era más importante que mi primera ecografía?» la voz de Regina era peligrosamente baja.

Emma se mordió nerviosamente el labio y se pasó una mano por el cabello. Estos días los cambios de humor de la morena eran bastante frecuentes y Henry y ella pagaban el pato.

«Escucha, lo siento mucho. ¡Me deshice de ella lo más rápido que pude!» Le dio una pequeña sonrisa y continuó suavemente «Te aseguro que no hay nada más importante que esta ecografía»

Regina la ignoró regiamente y se dirigió al médico

«¿Qué espera para empezar?»

«Euh...Nada» Balbuceó ligeramente asustado por el tono que utilizaba la mujer y se acercó a ella con un tubo de gel en las manos «Lo siento, pero va a estar frío» dijo antes de aplicarlo sobre su vientre.

Ellas se mantuvieron en silencio mientras el médico encendía el aparato y procedía al examen. Cuando una imagen apareció en la pantalla, Emma sintió que la morena se tensaba. Entonces deslizó su mano en la suya y Regina la estrechó firmemente sin mirarla.

«Bien, todo es perfectamente normal» declaró Whale con una gran sonrisa «Su ritmo cardiaco es excelente, ¡está en forma! Pronto deberá sentir cómo se mueve»

Regina tenía la boca ligeramente entre abierta y miraba la pantalla tiernamente mientras que Emma tenía la expresión perdida y parecía incómoda.

«Entonces, ¿es eso?» preguntó dulcemente la rubia aferrando la mano de la Reina «¿Es nuestro bebé?»

«Sí» Él se giró de nuevo hacia la pantalla «Esta es la cabeza...aquí su corazón» señaló las diferentes partes del cuerpo sobre la imagen «En fin, los brazos y las piernas»

«Wow, parece una pequeña judía...» murmuró sonriendo tontamente.

«La judía más bonita del mundo» murmuró a su vez Regina, con lágrimas en los ojos, totalmente invadida por una ola de amor.

Whale las miraba a ambas sonriente, seguro que nadie lo creerá cuando lo cuente. Las dejó en su burbuja algunos segundos, después continuó con tono profesional.

«¿Tienen alguna pregunta antes de que complete el expediente?»

«En realidad, sí» respondió Regina desviando a su pesar los ojos de la pantalla «Sobre las náuseas matutinas...»

«Pronto ya no tendrá más» le dio una gran sonrisa tranquilizadora

«¿Y las ganas de pipí cada diez minutos?» preguntó la rubia