Dios...

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"---Ven perrito, juega conmigo... Y mientras, te contaré un secreto."
Ahora mismo el piano resuena en cada huella de mis dedos, y en mis oídos se escuchan las diferentes melodías que compuse para ella. Es raro pero, aunque me duelen las manos y mis ojos están irritados por las horas frente a la computadora, quisiera seguir invirtiendo tiempo en ello. Pero no. Debo también sacar horas y minutos para pensarla, para decirle a la brisa que me traiga su aroma, su calor, su voz... "--- ¡Ah! No vale morder"
"---¿Quieres comer algo? Yo creo que si"
Ahora que lo analizo bien, tengo muchas ganas de verla y que me sonría, ya la extraño muchísimo.
No se si le haré falta, no se si la volveré a ver, pero tú estás aquí, y me estás escuchando y para mí eso es muy importante.
Bueno, estoy muy contento en esta tarde. Escuché muchos canticos de aves, muchos saludos de viejos amigos, con flores hermosas me topé y la naturaleza pareciera que me estuviera dando la bienvenida al dar mi primer paso al campo... Dios ha sido bueno. Y sé que seguirá siéndolo.

Dios ella aún está en mi corazón, y estará por mucho tiempo. Dile por favor que estoy en el mismo lugar de siempre, a la misma hora y con la misma mirada emocionante, llena de ansiedad para escuchar sus historias... Dile que mis oídos quieren oirla, mis manos tocar las suyas y mi alma quiere reposar en ella a través de un lento abrazo.

...me harías ese favor, ¿Sí?

100 Poemas Para Alguien InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora