69

97 22 9
                                    

Cuando desperté, lo primero que mis ojos registraron fueron las siguientes cosas:

Estabas dormida sobre mi.

Estabas dormida sobre mi.

Y estabas babeando mi sudadera.

Sólo tú, Athenea Lander.

No podía moverme ni un solo milímetro.

Incluso sentía que si respiraba más pesado te caerías de bruces contra el suelo y todo el mundo terminaría odiándome.

Con tus brazos rodeando mis hombros, y tus piernas enredadas entre las mías, me sentía extraño.

Y no de la manera sexual, por el amor de Dios.

Me sentía en casa.

Fue cuando caí en cuenta.

No habías elegido tu cómoda cama,

ni la tranquilidad de tu habitación,

sin contar la calefacción.

Me habías elegido a mi.

Porque también, era tu hogar.

The unexpected disaster of Athenea Lander (TaSH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora