65

118 20 4
                                    

La última vez que había sentido algo similar, fue cuando tenía nueve años.

Mi tía Alma había muerto.

Ella solía hablarme, sobre lugares de fantasía, sobre animales sorprendentes, y sobre aventuras que solo los más valientes solían vivir.

Ella solía hacerlo.

Porque nadie más lo haría.

Después de muchos años, comprendí que era terapeuta.

Y que no era realmente mi tía.

Solo estaba ahí por mi madre.

Una joven alcohólica incomprendida.

Y había días en los que tenía un hijo,

días en los que estaba lo suficientemente sobria para recordarlo.

The unexpected disaster of Athenea Lander (TaSH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora