Un problema con una solución inesperada

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Los días pasaron rápidamente entre la escuela y el trabajo luego de ayudar a Matt. Las cosas parecían ir bastante bien para Jean y los demás. Incluso Libni se encontraba más relajado y confiado cuando estaba junto a ellos, tanto así que había llevado a sus dos compañeros a conocer a Jean al inicio de semana y estos se habían unido de alguna forma al grupo, compartiendo con los mayores durante los descansos e incluso después de las clases. A pesar de que Jean no era capaz de hablar mucho con los menores, le gustaba escuchar sus platicas animadas sobre los cuervos, zorros, lobos y otras criaturas interesantes de las que el nunca había oído hablar antes; sin duda se podía aprender bastante de los nómadas y de las demás criaturas que conformaban su grupo de amigos.

-Entonces, ¿Quieres decir que los cuervos tienen un yek? ¿Y lo permiten? -preguntaba Careen, ladeando la cabeza mientras miraba a Libni con confusión desde la silla a su derecha.

-¡Por supuesto! Lo amamos! Es el mejor rey que los cuervos podrían tener! -exclamaba el pequeño, pisando rápido en repetidas ocasiones por la emoción- Recuerdo cuando mi madre y yo fuimos al mercado central en la ciudad real, lo vimos pasar volando sobre nuestras cabezas... -Libni sonrió, bajando la mirada a la mesa sin mirar un punto fijo, recordando- El, volada dando giros y... lanzaba monedas de oro y collares a la gente.

-¿Por qué hacia eso? -pregunto Matt, arrugando los labios. El chico estaba de pie detrás de Libni, apoyando ambas manos sobre la silla de la cafetería.

-Eran cosas que robó del rey de los Halcones -explico tranquilo, observando como Jean y Sik leían algo en el portátil del moreno.

Sik era un poco más bajo que Jean y su piel era la más oscura de entre los miembros del grupo, un tono cercano al cholocate que contrastaba mucho con la peculiar apariencia de Libni, el cuervo albino. De hecho, era increíble lo distintos que podían ser ambos. Sik tenía un alto sentido ético y moral, así como un gran respeto por la ley, todo lo contrarío al alma traviesa de cuervo que Libni poseía pero, a pesar de eso y sus otras miles de diferencias, ambos parecían ser muy buenos amigos a pesar de llevar juntos solo unos meses.

-Ustedes si que son un grupo extraño... -concluyo Careen, suspirando fuerte antes de levantarse junto con las otras dos chicas- Yo, debo ir a clases y estoy segura que ustedes dos también.

Libni se quejo despacio, imitando a los demás y alejándose de la mesa por el comedor hasta el pasillo. La alegre conversación y las risas se terminaron cuando cada uno de ellos tuvo que ir a sus respectivas clases en distintos lugares del edificio de acuerdo sus cursos, acordando verse durante la tarde en casa de Jean para aprovechar su día libre en el café.


-Los vi otra vez, en la cafetería -informó en un susurro grave.

-¿Estaban con él? No puedo creerlo -la ira se dejo ver en la voz proveniente del banquillo a su izquierda, donde un alumno de rubios cabellos grisáceos apretaba fuertemente un lápiz de madera entre sus dedos.

-Tranquilo, no debes alterarte por eso -le reprendió su hermana con un ligero e imperceptible codazo- Esta claro que Matt aun siente afecto por ese ex-alfa, pero no tiene otra opción además de unirse a nosotros y lo sabes.

-Aun así, ese sujeto esta siendo un obstáculo, los cachorros se están alejando por su culpa, pronto no querrán venir con nosotros y el tendrá más poder... -el alterado muchacho soltó el lápiz sobre la mesa, mirando a su derecha con extrema seriedad.

-Lo sé, Thom. Matt terminara de nuestro lado, el y todo lo que sabe sobre lobos. Sé que lo necesitamos, tiene esa extraña habilidad después de todo -la rubia aparto un mechón de cabello de su frente, dejando escapar el aire de sus pulmones antes de seguir contestando la guía que les había entregado el profesor.

Lazos Eternos [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora