El Mismo Error.

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Vanessa esperaba con impaciencia en la sala del aeropuerto, dando vueltas de un lado al otro y jalando el extremo de su manga con los dientes. Los padres de Jean y sus hermanos se encontraban a unos metros delante de ella, listos para recibir al menor de los hermanos, del cual no habían recibido noticias durante al menos 4 días, tras los cuales, un unico mensajes en los moviles de todos les avisó de la inminente llegada de los dos viajeros.
-Ah! Allí estan! Ese es mi hermano! -exclamó Drake, apuntando enérgico hacia la puerta de salida, donde se podia ver a Jean y a Mi Young caminando lentamente hacia ellos.
-Oh, ¡por fin...! -suspiro Emilia, parándose de puntitas detras de sus hijos mientras intentaba ver mejor a Jean.
Vanessa se giro de inmediato, imitando a su suegra. Era la única del grupo de Jean que había podido asistir. Matt se encontraba en casa de la abuela de Jean, recibiendo tratamientos paleativos para evitar que su lado salvaje volviese a tomar control, y los demás eran demasiado jóvenes como para viajar sin permiso de sus padres a otra ciudad. Su nerviosismo solo se volvió más potente cuando pudo ver el rostro palido e inexpresivo de Jean a metros frente al suyo.
Cuando estuvieron frente a frente, Mi Young, quien parecía haber perdido todas sus fuerzas, suspiro. Ante la atenta mirada de los presentes, colocó su mano derecha sobre el hombro de su compañero, y nego.
-Demonios.... -susurro Drake, pasándose ambas manos por la cara y el cabello.
Jean solo arrugo los labios y encogió los hombros. Su madre solo lo miro con ternura antes de abrazarlo con fuerza.
-¿No hay.... nada que podamos hacer? -se atrevió a preguntar Vanessa con la voz quebrada, esta vez mirando a la gumiho, quien imitó el gesto de Jean.
Luego de eso, el viaje a casa se tornó silencioso. Nadie sabía muy bien que decir. Parte de ellos si había llegado a tener esperanzas en que Jean podría recuperar su voz, su lugar como un lobo, como un alfa, al regresar de su viaje, pero ahora, con la noticia de que su voz no había vuelto, se encontraban perdidos. Fueron los gritos de una joven en el costado de la calle el que sacó a la familia Canavar de su estupor. En su calle, unas casas más abajo, se encontraba la madre de los gemelos Halley, llorando desesperada en la vereda, y unos metros más allá, un grupo de adultos, todos lyhan, hablando con el padre de los gemelos. Cuando los vieron llegar, sus miradas se dirigieron furtivamente hacia Jean, y sus murmullos cesaron. Algo estaba mal.
Los Canavar y la gumiho, ahora en su forma animal, bajaron de la camioneta familiar, preocupados y alertas ante cualquier movimiento. Mientras que sus hermanos, Vanessa y su Emilia se ocupaban de rodear a Jean disimuladamente como acto reflejo de protección, el papá de Jean iba cruzando la calle para unirse a sus compañeros de Red Tusk con un animo tranquilo. Antes de que alcanzara a preguntar que estaba pasando, el pequeño Libni corrió desde detrás de la casa de Jean, estrellándose de lleno contra el pecho de este.
-¿Libni? ¿Que ocurre? ¿Porque es el alboroto? -preguntó Vanessa al reconocerlo, afirmando el brazo del aun silencioso Jean.
-Es.. Es... Es Thomas -escupió con escaso aliento- ¡Esta allá arriba! -se giró, señalando la montaña.
Jean se giro, extrañado por la consternación, miró a su padre, y luego a los miembros de Red Tusk presentes. Solo uno de ellos se aclaro la garganta a regañadientes y habló.
-Es la montaña... -apartó la mirada- Tu montaña. No nos deja ingresar.
Jean rió, aún mas confundido.
-¿Como es eso posible? -pregunto Vanessa, haciendo presente las dudas de su pareja- ¿Como podría la montaña mantenerlos fuera?
-No lo sabemos -dijo una mujer del grupo que intentaba consolar a la madre de los gemelos- Pensamos que podía ser un hechizo, pero ni siquiera Margaret puede ingresar. Hay algo, un campo, una fuerza o lo que sea... Nos mantiene a todos fuera.
«Como entró él entonces?», le pregunto Jean a Vanessa, quien repitió la pregunta al grupo.
-Ah, tuvimos una discusión... Hace... un par de horas, el estaba como loco, gritaba y gruñia, pero...
-¿Pero? -presionó Vanessa.
-No hubo transformación.. Y eso solo lo alteró más. Se fue corriendo, entró en el bosque y, lo perdimos de vista -hizo una pausa para tomar aliento- Al principio pensamos que volvería, pero, cuando escuchamos que Jean regresaba... Me preocupe.
-¿Y que tiene que ver eso con un campo, escudo, o lo que sea? -volvió a transmitir Vanessa en nombre de Jean, algo desesperado por la poca información que le estaban entregando.
-Decidimos ir por él cuando tu padre y hermanos se fueron. El chico de cabello rojo intentó detenernos, pero eramos más y, aun así, no pudimos entrar -dijo otro, un hombre de barba que trabajaba en una ferretería de la ciudad- Esa cosa nos empujó afuera. Ni siquiera sabemos si el chico Halley sigue ahí dentro.
-Annie fue tras él también y no se como estarán allá arriba -retomó el señor Halley.
Jean los miro a todos, pensativo. Después camino hacia el patio de su casa, a donde por supuesto, todos le siguieron. Allí estaban la abuela, Matt, y el resto de su grupo, avivando el fuego de un extraño disco de metal lleno de brazas y extrañas hierbas.
-¿Podría alguien explicarnos que está ocurriendo? -dijo Mi Young desde el suelo, saltando hacia los brazos de Violeta, quien la recibió con la sonrisa y un suave abrazo.
-No lo sé, pensamos que podía ser cosa tuya -Matt se levanto, acercándose a abrazar a Jean, sin antes acariciar la frente de Mi Young,
-Definitivamente esto no tiene que ver conmigo -dijo ella, olfateando el aire a su alrededor- Huele como... como... Huele como Jean.
-¿No hay manera de atravesarlo, sacerdotisa? -el tipo de barba hizo un ademán con la cabeza, señalando la montaña frente a ellos.
La abuela suspiro, enderezandose con cuidado y dificultad debido a la edad.
-Solo puedo percibir el aroma de mi nieto... Desde hace unas horas se ha vuelto más fuerte... Pero... -termino con la voz casi en un susurro.
-Jean, ¿que fue lo que sucedió exactamente? ¿No rompió Cassandra la maldición? -terminó por preguntar Vanessa, acercándose al límite donde comenzaba el bosque, pero sin entrar.
-No... La última espada permanece en su pecho... Aunque su voz no ha vuelto -cerró sus ojos, concentrándose en sentir la magia de su alrededor- aunque su voz no ha vuelto, el poder y la influencia de Jean a crecido en este lugar. No puedo asegurarlo, pero, tal vez es la misma maldición, diciéndonos que nos mantengamos lejos de él.
Hubo silencio, comenzaba a oscurecer y los presentes eran iluminados casi puramente por el fuego a sus pies.
-Ah, intentamos limpiar este lugar, borrar tu marca -dijo Maggie, aplaudiendo dos veces para sacudirse el polvo- pero supongo que la magia de esta vieja no sirve contra el poder que la misma luna te ha dado... Eres un alfa, Jean. Y este, es tu territorio. Dinos que vas a hacer...
Jean suspiro, tomo a Mi Young con cuidado y la colocó sobre su cabeza. Hizo un ligero gesto hacia los padres de los gemelos y con la mirada, intentó transmitir una simple frase "los encontraré", antes de dar media vuelta y saltar por sobre el fuego. Su transformación ocurrió tan rápido que con suerte pudo verse el pelaje formándose y su cuerpo de lobo al caer metros más a delante al tiempo que parte de su ropa caía al piso y otras, al fuego. Cuando cayó, se giro levemente para mirar a los chicos.
«Vamos. ¿o piensan que ire solo? Tal vez esta maldición diga que debo estar solo... Pero ustedes son mi manada, y nada puede cambiar eso», les dijo a Matt, Vanessa y Oliver. Al mismo tiempo, corrió frente a todos sus amigos, viejos y nuevos, invitándolos a entrar.
-Bien chicos... Nuestro alfa nos está llamando -dijo Matt, su voz estaba cargada de emoción, deseoso de saltar y correr junto a su líder otra vez.
Vanessa se apresuró a correr tras Jean, traspasando el límite del monte sin problemas, y deteniéndose solo para juntar su frente con la de su pareja.
Los demás se unieron con entusiasmo, pasando sin problemas hacia el territorio de Jean. Los adultos en el lugar hablaban entre ellos en el volumen más bajo que les era posible, otros, se comentaban cosas solo por medio del vínculo, pero, era claro que todos estaban preocupados. Estaban enviado a niños al bosque a buscar a un lobo aparentemente desorientado. Los recuerdos del invierno pasado rondaban por las mentes de todos, deseando no tener que volver a pasar por eso.

Lazos Eternos [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora