Roseville

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Luego de las incontables horas de espera sentados en los incómodos asientos del avión que Jean y Mi Young tuvieron que pasar y después de tomar un taxi desde el aeropuerto hasta la terminal del tren hacia la ciudad de Besanzón, ambos pudieron encontrarse al fin con la persona que los llevaría hasta la famosa ciudad subterránea de Roseville.
La chica en cuestión permanecía esperándolos en la terminal con un gesto inmutable. Parecía tener unos trece años aproximadamente, vestía un sencillo vestido a rayas blancas y anaranjadas, y llevaba el cabello negro atado en una intrincada trenza. Cuando los vio bajar del tren, se acerco con calma y los saludo.
-Buenos días, ¿Son ustedes los chicos que vienen desde América? -pregunto de primeras, aprovechando de estrechar las manos de ambos, que la observaban un tanto impresionados- Mi nombre es Lila, soy la nueva asistente del señor D'Rame, un placer conocerlos.
-Vaya, te ves muy joven como para ser una asistente -comentó Mi Young, acomodando el tirante de su cartera de cuero color miel. Ella y Jean se habían puesto sus abrigos delgados al bajar del avión, por lo que estaban protegidos del frío clima de invierno.
-Y usted se ve muy joven como para tener más de novecientos años -susurro Lila, restando importancia al asunto- Si no les molesta seguirme.. Debemos subir al automóvil ahora, Meredit nos espera para abrir la puerta y si nos retrasamos, la visita se volverá... un poco complicada.
Lila se dio media vuelta y comenzó a caminar sin esperar la respuesta de Mi Young, quien, solo se encogió de hombros mirando a Jean, con una mueca de confusión e incredulidad al mismo tiempo, antes de seguir a la diminuta asistente. Esta los guió fuera de la estación hasta un lado de la calle, donde un auto rojo oscuro con techo descapotable los esperaba. Lila abrió la puerta de la parte trasera y les indico que entrasen.
-Guardaré sus maletas, pueden acomodarse -comunico, tomando las valijas de Mi Young y la maleta de viajes del lobo para meterlos al maletero del carro.
«Es un encanto», texto Jean a su compañera cuando estuvo ya acomodado dentro del carro. Mi Young se mordió los labios para contener la risa antes de contestar.
«Es la asistente del idiota de Claus, solo alguien como ella lograría soportar eso».
Jean bajo el cierre de su abrigo para refrescarse un poco; sin importar los grados bajo cero, su cuerpo emitía una cantidad de calor considerable.
«Es así de malo el juez Claus?? Se que fue un peligroso miembro del ejército de Theodore D'Rame en su época, pero, al final fue uno de los buenos, no?», envío Jean. Acto seguido, la puerta del copiloto se abrió y la pequeña Lila se introdujo al coche.
-hum.. Bueno, no es malo exactamente, es más como... excéntrico -concluyó Mi Young en voz alta, asintiendo un par de veces mientras lo meditaba más detenidamente.
Lila los miro por el espejo retrovisor, antes de indicar con un suave movimiento de cabeza al conductor para que arrancaste.
«Excéntrico como "voy a arrancarles las tripas" o... », Mi Young se asomó por sobre el hombro de Jean para leer lo que estaba escribiendo. Antes de que el terminara de escribir, contestó.
-No te preocupes, le agradarás. Despides cierta aura de chico bueno e inexpresivo que le resultará familiar, estoy segura -termino por sonreír, tomando una actitud algo maternal. La gumiho palmeo el hombro de Jean para darle confianza, aunque no fue algo muy útil.
El resto del viaje se mantuvieron en silencio. Jean texteaba a Vanessa y al resto del grupo, contándole cosas sobre el viaje, el avión, la comida, su condición actual, etc, esperando recibir noticias de la situación en casa; estar tan lejos de su territorio sin sus cercanos le ponía más nervioso de lo que habría esperado, pero ya estaba allí, a cientos de kilómetros de casa, cruzando el océano Pacífico para encontrarse con su amiga de la infancia, quien, además, era la asesina de su otro amigo, Ben.

-¿No les gusta la vista de la carretera? No importa en que estación estemos, Bensanzón siempre está rodeada de belleza natural -dijo Lila después de una hora de viaje en completo silencio. El coche estaba pasando por una calle larga y ancha, rodeada por verdes colinas bajas salpicadas de coloridas flores amarillas interrumpidas por uno que otro árbol delgado. Los dos viajeros se asomaron cada uno por un lado del coche para observar el paisaje helado. Jean incluso se atrevió a abrir la ventana para sacar la cabeza y sentir el frío viento de invierno contra su rostro, cerrando los ojos un momento para disfrutar el tenue sol y los aromas que ofrecía aquel hermoso valle francés.
-Pronto llegaremos al monte Rose, la subida es algo dura, pero les aseguro que la vista también vale la pena -les comento Lila con una pequeña sonrisa que dejaba ver sus afilados colmillos.
-Wo, Lila ¿eres una vampiro? -la voz de Mi Young expresaba totalmente su confusión, al igual que su expresión facial, sus pequeños ojos de zorro estaban más redondos que nunca.
Jean se giro en su asiento, alejando la cabeza de la ventana, atento a la conversación.
-¿A que viene esa pregunta? -Lila se inclino un poco hacia atrás en su asiento, evitando mirar a Mi Young.
-Bueno, es que no hueles como vampiro... De hecho tienes un poco de olor a cuervo así que pensé..
-¿Pensaste que era un cuervo? - terminó la otra, dejando escapar su risa con un suave gorgojeo de aves-. Pues déjame decirte que no lo sé. Mi hermano me dejó en Roseville siendo yo muy pequeña, así que no estoy segura sobre mi siendo un cuervo o sobre mi porcentaje de adn vampiro. Pero.. Eso realmente no importa, ¿no crees? Fui criada aquí, por una bruja y un braakan, fui educada en el internado del consejo y obtuve un empleo como la asistente del señor Claus... ¿Realmente importa si soy un vampiro, un cuervo o algo más?
-Por supuesto, tienes razón en lo que dices. A veces nos preocupamos demasiado por la sangre y la raza, después de todo, no necesitas ser un vampiro al 100% para ser feliz, ¿no estás de acuerdo Jean? -susurro Mi Young con tranquilidad, dándole una mirada confidente a su compañero.
Jean sonrió un poco más pesadamente, esa platica le recordaba a los chicos Haley, especialmente a Thomas. Se sentía un poco culpable por como habían salido las cosas con ellos, por no haber sido más abierto a los demás y por no haberles incluido en su manada en un principio. Ahora las cosas estaban más que fuera de control con el rubio y no estaba seguro si podría arreglar aquel asunto al volver a casa, sobre todo porque no había logrado ayudar a Cassie, o a Ben, realmente, ¿Que se supone que haría con las cosas en casa cuando el viaje terminase? ¿De qué forma arreglaría las cosas con la manada Storm? No estaba preparado para eso aún, pero definitivamente debía intentar hacer algo al respecto.
-Bien -la voz de Lila interrumpió los pensamientos de Jean, obligándolo a prestar atención a su entorno nuevamente-. Ya hemos llegamos. La entrada se encuentra en la cima, no tardaremos más de tres minutos si corremos... -Lila quito el seguro de su cinturón de seguridad, respirando profundo como si este le hubiese estado cortando la respiración- pero les advierto, no se alejen. El territorio superior puede ser peligroso si no lo conoces.
Los visitantes se miraron el uno al otro antes de salir del automóvil. Jean aprovecho para estirarse todo lo que pudo, moviendo su cabeza de un lado al otro y relajando sus brazos y piernas.
-Ahh, tantas horas en avión son... -Mi Young dio unos saltitos suaves delante de Jean, antes de estirarse y comenzar a comprimirse en una pequeña bola de pelos blanca sobre el suelo de la carretera- agotadoras.. ah... Si, mucho mejor. ¿Subiras así? -inquirió el animalito, acercándose a Jean y dándole golpecitos en el zapato con una de sus negras patitas-
Jean se inclino para acariciar la cabeza de su amiga, riendo bajito cuando ella intentó empujarlo. Lila tomó la ropa de Mi Young de sobre el pavimento y la guardo dentro del carro.
-Bien, si están listos...
Jean se apresuró a pasarle su móvil a la joven asistente, quien se sorprendió un poco antes de leer en voz alta el texto de Jean.
-... Ah.. ¿Quieres saber que pasará con las maletas y el auto? -el lobo asintió, dirigiendo su mirada hacia el vehículo y luego hacia la chica que le sonrió- Tranquilo, Jim no es solo un chófer, es un mago, el llevará el auto dentro con un hechizo o algo.
«Mago? No podría hacernos pasar así también??», texto Jean otra vez.
-Eh... No, no puedes pasar personas no registradas, el hechizo de protección te mandaría directo a la cárcel.. En Rusia.
El lobo suspiro, miro a su alrededor nuevamente y asintió. Lila volvió a sonreír y se dispuso a guiarlos hacia la cima.
El monte Rose estaba hubicado en un lugar estratégico, justo junto a un gran río y en medio de la ciudad. Antiguamente los humanos lo habían utilizado en una guerra como un fuerte o un puesto de vigilancia, Lila ya no lo recordaba del todo bien, de esos días solo quedaban algunas viejas construcciones en la parte alta que estaban cerradas para el público, algo bastante favorable para los vampiros y demás seres que visitaban constantemente el lugar. El monte poseía un follaje denso, las copas de los árboles eran altas, la luz del sol sólo podía traspasar en aquellos sitios donde el camino se ensanchaba, separando los árboles. Tras unos pocos minutos de subida lenta por un difuso caminito que serpenteaba ligeramente y un suave trote por la vía principal que envolvía el monte Rose, los viajeros llegaron por fin a lo que parecía ser la parte más alta del lugar, el final del trayecto, donde un muro de tierra parecía hacer sido excavado directamente en el terreno en forma que asemejabase a una puerta enorme. Estando allí, Jean pudo ver como un carro de brillantes bordes dorados y paneles verdes sobrevolaba el área donde ellos estaban, dejando a su paso una delicada estela de colores brillantes. El majestuoso carro se detuvo delicadamente a medio metro del suelo, abriendo sus puertas de tela para que un grupo de elegantes personas aladas descendieran de el. Este pintoresco grupo iba enfundado en preciosas telas de seda y tul entretejido con oro y plata, todos en colores muy brillantes que contrastaba con sus pieles morenas y sus alas oscuras. Estos era guiado por un joven rubio de alas blancas que al verles, se dirigió directamente hacia la pequeña guía de Jean y Mi Young.
-Hey, Lila, ¿Que hace la nueva asistente del alcalde aquí arriba? -saludo, alzando una ceja con un gesto de clara confusión.
-Buenas tardes, Nuru... -Lila ignoró la pregunta del joven alado, girandose hacia Jean y Mi Young- Síganme, abriré la puerta para ustedes ahora.
Lila se acerco a la hendidura en la pared de tierra, colocando su palma suavemente apoyada contra esta, susurro unas palabras que Jean no pudo comprender, provocando que una luz dorada se extendiese por la superficie, dejando ver una puerta de al menos dos metros, hecha de piedra suave por los bordes y de gruesa madera gris en el centro. Toda la puerta estaba adornada con símbolos dorados gravados en la piedra que parecian envolver la madera. Antes de que Jean pudiese reaccionar a todo eso, el gran porton se abrió por uno de sus lados, dando paso a un enorme oso pardo que se paro firmemente en sus patas traseras, sosteniendo una enorme espada de acero dorado. Este llevaba también una pesada armadura de hierro y cobre que cubría sus hombros, pecho y brazos, acompañados de un grueso paño de lana oscura y cuero a modo de taparrabos.
-¿Quienes son y que quieren? -pregunto con voz ronca, provocando que un escalofrío recorriera el cuerpo de todos los presentes. Lila se posicionó delante de él, con su rostro inexpresivo. 
-Soy Lila Asshir, asistente del juez Claus D'Rame. Vengo acompañada de Mi Young Kang, gumiho, hermana de una de nuestras recientes y del lobo alfa Jean Dinai Canavar, ambos están aquí para ver al señor Claus -explicó, haciendo movimientos con la mano para indicarles a los dos antes nombrados que se acercaran a ella.
-¿Es eso cierto? -le pregunto el oso a la pequeña Mi Young, aun en su forma de zorro.
-Absolutamente, señor -contestó ella, dando un saltito en su lugar a los pies de Lila.
-¿Y tu? ¿Son ciertas las palabras de esta chica sobre ti? ¿Eres el alfa Jean Canavar? -dijo ahora apuntando a Lila pero con los ojos fijos en Jean. El lobo miro a ambas mujeres, luego a los que había identificado como cuervos, que se encontraban a sus espaldas, y luego al oso. Sacó su teléfono con calma, y se tomó su tiempo para escribir, al terminar, entregó su teléfono al oso frente a él.
«Mi nombre es, efectivamente, Jean Dinai Canavar. Soy el alfa de una mamá rota, y estoy aquí para hablar con una de sus prisioneras. Lamento que su hechizo no funcione conmigo, pero no tengo voz actualmente» escribió intentando disculparse. El braakan le miró arrugando el entrecejo con cierta desconfianza, su pose y su gran tamaño podrían haber intimidado a cualquiera.
-Puedo asegurar que no tienen malas intenciones, además, el señor Claus se reunirá con ellos personalmente. Él se encargará de cualquier incidente -comentó la guía, balanceándose un poco sobre sus propios pies.
El oso suspiro en algo mucho más parecido a un gruñido reprimido, dejando su pesada arma apoyada en el piso, se inclino un poco hacia a Lila para al final, terminar sonriendo y abrazándola gentilmente por la cintura con su enorme pata.
-Ya, papá... -dijo Lila, alejándose del peludo oso marrón con una suave risa- Debo seguir trabajando, y tu también -comento girando la cabeza para mirar a las personas aladas.
El braakan asintió, alejándose de la chica, les abrió la puerta y les dejó pasar, volviendo a su estoica posición.
Jean atravezo la puerta tomando a Mi Young entre sus brazos primero. El primer tramo tras la pesada puerta del oso correspondía a un pasillo de aproximadamente dos metros y medio de alto y de ancho que se encontraba completamente a oscura, aunque a medida que avanzaban, el joven lobo podía comenzar a apreciar como una delicada luz de colores cálidos lamía las paredes de piedra negra con más intensidad a cada paso. Su corazón comenzaba a latir rápido y su respiración se volvía pesado, estaba emocionado y espectante, cada rayo de luz le acercaba más a la mítica ciudad de los vampiros, el símbolo vivo de la paz entre las especies y el mundo mágico. Solo unos pasos más, y la oscuridad se desvaneció. Frente a Jean se extendía un enorme y alto cielo iluminado plenamente por enormes cristales de todos los colores que se encontraban incrustados en la piedra, sobre las cabezas de la gente, bajo la superficie del monte Rose. El pasillo en sí terminaba en un pequeño balcón de mármol que se extendía por un costado de la ciudad y descendía por una escalera de piedra blanca. A diferencia de lo que Jean pensaba, la ciudad estaba plenamente iluminada como si fuese el día más soleado del verano. La temperatura era calida y agradable en contraste del frío del exterior y el lugar se notaba lleno de vida y movimiento. Jean se mantuvo de pie en aquel balconcillo con unos minutos, contemplando las casas de piedra perfectamente pulida, las criaturas que sobrevolaban los diferentes tipos de edificios y estructuras que se alzaban entre las calles de piedra, mezclándose con extraños árboles y plantas que jamás había visto, hasta llegar a un lago de tranquilas aguas justo bajo el enorme cristal en forma de rosa en negro y rojo que adornaba el hermoso techo natural. La ciudad seguía incluso más allá de lo que su vista podía llegar a apreciar y estaba llena de cosas nuevas para el, pero si estaba decidido a terminar con la maldición, debía mantenerse concentrado. Con eso en mente, el lobo se giro hacia Lila, acarició la cabeza de la pequeña y cansada Mi Young que se había acurrucado entre sus brazos, y se dispuso a bajar las largas escaleras, dispuesto a encontrarse con Cassandra.

        
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Tarde un siglo en actualizar! Jeje' pero, creo que este capítulo va a durar unas... dos o tres partes? No pensé que fuese a salir tan largo, pero ya casi, ya casi 😅💕

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