Capítulo 5. Halloween

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Han pasado varias semanas desde que Amaya comenzó las clases, sus notas son buenas, los profesores están muy contentos con ella. Pero a pesar de todo, no ha hecho muchos amigos, los niños y niñas son crueles con ella, piensan que es rara, y que la niña hable de su familia sólo empeora las cosas. Los niños al oir sobre todos sus tíos y primos se ríen de ella al creer que es mentira. No tiene ninguna amiga o amigo. En los recreos esta sola, en el patio, esperando a que suene la sirena para volver a clase.

Como todos los días, Jack va a por ella al finalizar las clases. Al montarse en el coche Amaya lleva la tabla de multiplicar del dos, que les ha dado la profesora para que la estudie. Jack sabe lo que le ocurre, le llamó la profesora de Amaya hacía dos semanas pero no sabía como podía ayudarla...

- ¿Qué tal el colegio? ¿Has hecho algún amigo?

-Muy bien, hemos dibujado en plástica.

- ¿Y los amigos?

-... No

- No pasa nada, ya harás.

Durante el trayecto Amaya se mantiene en silencio, un silencio que a Jack no le gustaba nada. Llegan a su hogar y es recibida por los que se encontraban allí en ese momento, ya que, algunos se habían ido a unas misiones. La niña se va a su habitación y se encierra a estudiar. Todos la siguen con la mirada sabiendo o intuyendo como se siente.

Cuando llega la hora de la merienda va con la tabla de multiplicar en la mano para que se la pregunte su tío Winston. Al preguntarsela, todos los presentes ven que se la sabe, incluso salteadas. Al verlo, su tío Winston la felicita.

Al día siguiente Amaya al ser recogida por su padre en el colegio, este observa que hay niños que la miran y se ríen de ella, al subir al coche con la cabeza agachada el soldado arranca y se va de allí. Tiene que preguntarle... No sabe como ayudar, esto le supera.

- ¿Qué tal el colegio?

- ...-Amaya le da una nota de la profesora a su padre y este para el coche para leerla. Pone: "Amaya no ha estudiado la tabla de multiplicar y no ha hecho los deberes". Jack arruga la nota cabreado.

- ¿Cómo?, Pero si los hiciste, y te la sabías. Amaya, ¿Qué ha pasado?

- Les dije a mis compañeros que el tío Winston me ayudó a hacer los deberes, los hice mientras os veía entrenar. Se rieron de mi, no quise decir la tabla porque se iban a burlar y ha decirme cosas, y luego me quitaron el cuaderno con los deberes...

La mira y ya no puede mantenerse al margen, ahora Amaya era parte de Overwatch, de su familia y nadie se mete con su familia.

- ¿Normalmente un padre normal iría a hablar con los otros padres verdad?- Amaya asiente- pero... yo no soy un padre normal... -mira a la niña sonriendo a lo que esta se ríe- ...Mañana todos los niños querrán ser tus amigos.
Al volver a la base Jack planea algo y para eso se reúnen con los que había allí en ese momento, acordando poner fin a todo.
A la mañana siguiente cuando el soldado 76 lleva a Amaya la escuela antes de bajar del coche tiene que decirle algo.
- Hoy no vendré a recogerte, tengo una misión, te recogerán tus tíos.
- vale
- Antes de nada, lo que hagan... Va en contra de las reglas, así que...- indica silencio, la niña se ríe y asiente aunque no sabe a que se refiere.
El día transcurre como siempre, Amaya sufre las burlas de sus compañeros y ella no hace nada, se burlan de su "familia imaginaría" y de las historias que cuenta, como que la enseñaron a disparar con un arco, que la atacó un caimán, que casi vuela por los aires...
Al finalizar las clases, el momento más feliz para Amaya, en esos momentos, hay un gran jaleo en el patio. Al salir ve a sus tíos Zarya, Genji, Winston y su abuelo Reinhardt, con los uniformes y trajes de batalla. En la puerta del colegio hay un furgón blindado con el símbolo de Overwatch. Los niños se quedan mirándolos sin creerselo. Amaya va hacía ellos observando sin saber que hacer.
- ¡Amaya, Venga vamos!¡Tenemos que irnos de aventura este fin de semana!- le dice Reinhardt indicando que vaya.
Todos los niños la miran con la boca abierta y ella sonrojada va corriendo con ellos.
- Ven con el tío Winston - dice alzándola.
Se suben todos al furgón y Zarya conduce mientes que Genji le dice a Amaya que mire por la ventana. Al mirar ve a todos los niños, padres y profesores mirando aún con las bocas abiertas.
- Ahora todo el mundo querrá ser tu amigo, pequeña ninja.
- Y querrán que vayas con ellos en Halloween también - añade Zarya
- ¡Gracias tíos!¡Gracias abuelo!
- Qué no me llames abuelo... Soy el tío!!- volviendo la cara hacia la ventana enfurruñado.
Con la alegría de la niña e incesante parloteo, no son conscientes de que son observados desde un coche negro con cristales oscurecidos.
Vuelven a la base y esta vez Amaya va más contenta que nunca. Va dando saltitos por todos lados.
A a partir de ese día, Amaya fue ganando amigos en el colegio al ver que sus historias eran reales. Tenía muchas ganas de ir a pedir chuches en Halloween con sus nuevas amigas, pero había un problema, nadie podía llevarla, eran imprescindibles para las misiones. La tendrían que dejar sola, todos se tenían que ir, ¿Todos? No, había alguien que se podía quedar pero tenían que convencerlo o dejarlo en tierra de algún modo. Reaper se tendría que quedar. Al principio intentaron convencerlo con indirectas y sugerencias pero llego un punto en el que le tuvieron que casi suplicar que se quedará.
Al llegar el día, Reaper estaba pegando tiros a una diana cabreado, no sólo le habían dejado fuera de las misiones durante unos días para estar con una niña, sino que también ese día tenía que ir con ella y con unos cuantos mocosos más a pedir chuches, y para colmo obligado a ir sin máscara.
Al ver que ya es la hora su enfado aumenta, va por la niña para llevarla donde había quedado con sus amigos. Amaya llevaba un traje que le había preparado su tía Mercy, era un traje que más que dar miedo, la hacía más adorable.
Reaper de mala gana la lleva hasta donde había quedado, antes de eso, le había dado una instrucción, esa noche no debía llamarle tío Reaper sino tío Gabriel, era más bien una orden de Jack para que no asustará a los niños. Una tontería según Reaper.
Los niños y niñas van delante con sus cestas y sus disfraces, Reaper va detrás deseando morir. Al llegar a la primera casa y pedir caramelos, Reaper ve que realmente no lo necesitan mucho, así que se calma un poco y decide seguirlos y observar.
Los niños muy contentos van a una casa-mansión adornada de Halloween, donde se oye mucha música y mucha gente. Al llamar al timbre sale un hombre vestido elegantemente, con cara de pocos amigos.
- ¿Qué queréis renacuajos?
- ¡Truco o trato!
- Tsch- se ríe- venga, largo de aquí alimañas, esto es una fiesta privada- se ven mujeres pasar por detrás vestidas con minúsculos vestidos.- aquí no damos caramelos a niñatos y niñatas como vosotros- Cuando se dispone a cerrar la puerta es detenida bruscamente por el pie de Reaper ahora más cabreado.
-¡¿Cómo los has llamado?! No vas a volver a hacer algo así. Es muy desconsiderado por tu parte lo que les acabas de decir a estos niños. Y ahora les vas a dar todas las chuches que tengas - le murmura bajo para que los niños no lo oigan y le dice en voz alta --¡Truco o trato!- notandose en su voz una ligera amenaza.
- ¡Porque tu lo digas, imbécil!
- ¿Cómo me has llamado?- se abre la chaqueta mostrando una pistola guardada en el bolsillo interno.
- Eh... Sin malos rollos tío... Claro que sí, enseguida- Pasa a dentro sacando tres bolsas llenas de dulces y entregándoselas. Rápidamente una vez que se van, cierra la puerta.
- ¡Cómo mola tu tío!- dice uno de los niños a Amaya.
- ¡Si!¡Es el mejor!- ese comentario hace que Reaper sonría un poco.
Al terminar, por la noche, Amaya va durmiendo sonriente en los brazos de su tío, al llegar a la base, la lleva a su dormitorio y la coloca en su cama. Al final le está cayendo bien la pequeña.

La niña de OverwatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora