65. Alexis

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No me puedo creer que esté en Italia con Jax.
Como lo primeros días nos quedamos en Venecia, lo primero que hacemos es dar un paseo en góndola, no hay cosa más hermosa que ver una ciudad de tal magnitud junto al hombre que amo,
-¿Esa es la Basílica de San Marcos?-le pregunta Jax al gondolero,
-Si, signore-,
-¿Dónde aprendiste italiano?-le pregunto enamorada,
-No tengo idea-admite, -Ni siquiera sé porque sé que esa es la Basílica-, me río antes de abrazarlo.
El gondolero nos deja cerca de la Plaza de San Marcos y caminamos por todo el lugar, recorriendo la Basílica de arriba abajo antes de atravesar la ciudad entera por los puentes del Canal Grande. Es un lugar mágico de verdad.
Cuando volvemos al hotel, estamos muertos del cansancio así que nos damos una ducha y a la cama pero, antes de acostarme, dejo la cortina del balcón abierta, quiero que la luz del sol me despierte.

Abro los ojos con dificultad, mi idea de dejar la cortina abierta, ahora, no me parece tan agradable hasta que veo a Jax dormido a mi lado, tiene el torso destapado y, la luz da justo cerca de su almohada. El pelo rubio que, hace una pequeña onda en las puntas, resalta con el sol, se ve casi dorado. Paso mi dedo índice por su creciente barba, me encanta cuando no se afeita, lo hace ver tan sexy, se estremece antes de rascarse por donde pasé mi dedo y, cambia de posición sin despertarse, ahora su rostro esta frente al mío. No creo haber visto a alguien tan hermoso como es él.
-Hola-susurra despegando los ojos, -¿Hace cuánto me estas molestando?-pregunta, -Sé que era tu dedito el que jugaba con mi barba-me río,
-Hace un ratito-miento, creo que llevo más de media hora molestándolo, él se ríe antes de abrazarme y quedar sobre mi,
-Me las vas a pagar-anuncia antes de pasar sus labios por mi cuello y, deslizarse por mi musculosa. Cuando llega al borde de ella, la saca por mi cabeza y besa mis pechos,
-Buenos días Morena-susurra mientras, yo, me concentro en no gemir muy fuerte, -No lo contengas mi amor-me dice apretando mi cintura, -Vas a pagarme tu jueguito con tu dedito, suelto una risita,
-Yo no hice nada más que mimarte-me defiendo,
-Y es exactamente lo que yo estoy haciendo-se defiende él tirando el elástico de mi culote, -No necesitamos esto-, me río mientras lo desliza fuera de mis piernas.

Hay Lugar Para el Amor (Libro 3 de 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora