Tiro de su mano, está no es la Navidad que tenía en mente. Lo guio fuera de la casa mientras busca en su bolsillo la llave del auto, veo como se le escapan unas lágrimas de los ojos antes que se le escurran las llaves de las manos,
-Mierda-susurra, agachándose a levantarlas del suelo, rodeo el auto y me paro frente a él,
-Dame-le pido, él aprieta su mandíbula con fuerza, puedo ver los músculos de su rostro contraerse, deslizo una de mis manos por su rostro, secando el camino de sus lágrimas, evita mis ojos, -Eres mío ¿Si?-me mira y asiente varias veces antes de abrazarme, lo sostengo ahí mientras solloza, -Dame las llaves, voy a llevarte a casa-se despega de mi y me las entrega.
Abre la puerta del departamento y corre hasta la habitación, cuando subo, lo encuentro sentado en el borde de la cama con su rostro entre sus manos, me acomodo frente a él para quedar a su altura y, lo veo desarmarse de a poco,
-Mi amor-susurro,
-No me pidas nunca que vuelva ahí-pide mirándome,
-Nunca volveremos ahí-le aseguro, respira con fuerza mientras trata de calmarse,
-Esta es mi familia-dice, -Esta es mi familia-, me abraza y me arrastra con él arriba de la cama, -Tu y yo-susurra, me muerdo el labio y contengo las ganas de llorar, si lloro voy a hacerlo peor,
-Tu y yo mi amor, está es nuestra familia-coincido con él,
-Nadie más-dice abrazándose a mi y descansando su cabeza sobre mi estómago,
-Nadie más-le aseguro acariciando su cabello, -Solo tú y yo-.
Definitivamente, no es la Navidad que tenía en mente, San Diego no fue una buena idea y, tampoco lo fue el almuerzo. De alguna forma, nos consolamos mutuamente el resto del día y, agradezco cuando se duerme a mi lado. Sé que hay muchas cosas en su cabeza que lo atormentan y, ésta, se ha sumado a una larga lista que, por primera vez, me encuentro pensando que tal vez sería bueno que me contará todo, sólo para que se descargue, para que suelte algo del peso que lleva encima pero, tampoco estoy segura de querer saber todo lo que hacía cuando vendía armas.-¿Quieres que vaya contigo?-me pregunta, hace dos días que no veo el mismo brillo en sus ojos y, se me rompe el corazón, sonrío intentado hacer que él lo haga,
-¿Quieres acompañarme a comprar mi primer auto?-,
-Claro que quiero-admite, no hay sonrisa, no la ha habido por los últimos dos días,
-Bien, puedes hacerlo con una condición-, frunce el ceño,
-¿Cuál?-,
-Que sonrías-pido, -No lo has hecho y de verdad la extraño-, me abraza y me pega a él, sacude su cabeza,
-Tienes razón-admite, -Vamos por ese auto nuevo-me anima y, para darle un toque final, sonríe y, es una sonrisa genuina, lo beso,
-Gracias-.
-¿En qué los ayudo?-pregunta un vendedor de Toyota,
-Deja Craig, yo me encargo-dice Nate, acercándose, -Hola preciosa-besa mi mejilla, -Jax-chocan puños,
-Deberían saludarse como hermanos de verdad-los reprocho,
-Así se saludan los hermanos de verdad-me dice Jax antes de morder mi oreja, suelto una risita nerviosa,
-¿Cómo estas Jax?-le pregunta Nate,
-Nate, no quiero hablar del tema jamás-le dice, -No lo nombres nunca, papá es mi papá, lo demás me importa un carajo-admite, -Y, además le prometí a Lexi que sonreiría y, tengo que sonreír de verdad, sino no sería justo para ella-,
-Gracias-le digo besando su mejilla,
-Bien-dice Nate, -Que quede claro que eres el mejor hermano que podría tener-,
-Soy el único que vas a tener-le recuerda Jax,
-Veo que sigues siendo el mismo idiota de siempre-se burla Nate, -Es bueno saber que no has cambiado-, se ríen,
-Después de años de pasar por tus enseñanzas, difícil que cambie-se ríen, -Bueno, muéstrale un auto-pide, -Ha dicho que no va a volver a casa con las manos vacías-me rio,
-Cierto, Nate Kellman, véndeme un auto-pido contenta.
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Hay Lugar Para el Amor (Libro 3 de 3)
Fiksi RemajaAlexis suele decir que los hombres pertenecen a la raza de los idiotas, pero aun no se ha dado cuenta que las mujeres también tienen sus momentos ¿Será capaz de dejar de lado su orgullo para escuchar lo que su corazón está tratando de decirle? ¿Nat...