Capítulo 5 ~ El repartidor de pizzas ~

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Astrid

Estaba colocada en mi posición y
preparada para entrar cuando alguien me agarró por la cintura y me metió dentro de la casa.

Intenté soltarme de su agarre pero él era más fuerte.

"Hasta un caracol es más fuerte que tú."

Entramos a una habitación que estaba completamente sumida en tinieblas.

Sin avisar, este hizo un movimiento brusco haciendo que cayera al sofá.

Eso ha dolido.

Todo estaba a oscuras, no veía nada y lo único que podía oír era la respiración agitada de una persona, que al igual que yo estaba sentada en el sofá.

"No hagas nada de lo que puedas arrepentirte."

Haciendo caso omiso a mi conciencia empecé a tocar el rostro del ser sin identificar que tenía al lado.

No me preguntéis el por qué, ni yo lo sé.

"La curiosidad mató al gato, As."

Y seguramente me matará a mí.

- ¡¿Qué haces?! ¡Deja de tocarme! - Esa voz se me hacía muy familiar.

Michelle.

- ¡Era para asegurarme de que la persona que tenía al lado no era un asesino, o peor, un violador! ¡No todos somos hijo de vampiros y vemos en la oscuridad! - dije como si fuera lo más obvio del mundo.

- Tu eres imbécil - soltó.

La iba a contestar pero una luz blanca procedente de un gran foco de luz me interumpió.

- ¿Que hacíais tan tarde en mi casa? - dijo quien creo que era Tom.

Comenzó el interrogatorio. Sacad las palomitas que esto se va a poner interesante.

- Nada - escupí indiferente - Esto que estáis haciendo es la prueba de que no tenéis ninguna neurona - me burlé.

¿Que le pasaba a Michelle? No decía nada, se había quedado embobada mirando a Tom.

Ese comportamiento no es normal en ella, siempre tiene algo que decir.

Disimuladamente saco mi móvil del bolsillo y saco una foto.

¡Ya tengo de que burlarme!

- ¿Dónde está mi hermana? - Pregunta Ian - ¡Asesinato! Condenadas a cadena perpetua ¡A la cárcel!

Nunca creí que llegaríamos a este punto.

De repente apagan el foco de luz y encienden una lámpara, cuya iluminación deja ver el bonito salón.

- Ahora enserio, ¿dónde esta mi hermana? - pregunta esta vez preocupado.

Me encanta cuando se pone en plan hermano mayor.

Me gustaría tener uno como él.

(Suena el timbre)

Ian va a abrir la puerta mientras que me deja a mi con estos dos que no dejan de mirarse como si quisiesen comerse a besos.

- ¡Búsquense una habitación! - con el pequeño comentario que hice me gané un buen empujón de la rubia y una mirada asesina del chico.

Creo que ya me odia.

Ya en el suelo puedo divisar a Syd entrar con un chico, hay que decir que es bastante guapo.

¡A estas parece que les caen hombres del cielo!

Doblemente ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora