Capítulo 35 ~ ¡Bienvenida Michelle!

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Sídney

Nada más entrar en el apartamento As y Tom se abalanzaron sobre mí y me dieron un fuerte abrazo.

- ¡Bienvenida a la civilización! - bromeó Tom.

- Sídney - me llamó el oficial - necesito tomarte declaración. ¿Podrías pasar? - dijo indicándome que entrara a la habitación.

Después de darles a Tom y As otro fuerte abrazo entré en la sala.

- ¿No podría tomarme declaración mañana? Estoy muy cansada - le dije nada más sentarme.

- Lo lamento, mañana no podemos correr el riesgo de que se te olvide o dudes en alguna parte de la historia. Es mejor ahora que los sucesos son más recientes - me dijo seriamente - De todas formas a partir de mañana irás a un psicólogo, traumas así no se superan fácilmente.

¿Cómo?

Estuve a punto de responderle que no estaba loca, que no necesitaba ir a un psicólogo. En cambio, me quedé callada y sólo asentí.

- Bueno, comencemos por el principio, por el día del secuestro.

Después de haberle contado con todo detalle todo lo ocurrido durante el secuestro el policía se fue, no sin antes advertirme que estaríamos en contacto.

Salí de la sala esperando encontrar a mis amigos, pero no los vi.

Fui revisando habitación por habitación en busca de ellos y finalmente les encontré a los tres dormidos sobre la cama de matrimonio.

Mi móvil comenzó a sonar despertando a todos los presentes.

- ¿Si?

- Syd... se ha... él... él se ha... escapado - dijo entrecortadamente.

- ¿Dónde estás, Ian? ¿Sigues aún en la cabaña? Mejor no digas nada, voy a por ti ahora - colgué.

Dirigí a todos hacia el aparcamiento y cogimos el coche.

- ¿Nos quieres decir ya que vamos a hacer? - pregunta As indignada.

- Sabes que tengo un hermano ¿no? - le respondo irónica. Ella no me contesta.

Llegamos a la cabaña en tan sólo unos minutos, ya allí nos encontramos con mi hermano en la entrada. Se le ve enfadado.

- Lo tenía - balbucea - lo tenía.

- ¿De qué hablas, Ian? - le pregunto.

- Lo tenía, tenía a ese desgraciado - aprieta sus puños - había llamado a la policía. Pero de un momento a otro alguien me golpeó y cuando abrí los ojos ya no estaba.

(...)

Me despierto temprano pues hoy comienzo mi primera terapia con la Doctora Emma, mi psicóloga.

Le he repetido mil veces a mis padres que no me ocurre nada, que no estoy loca y que no estoy traumatizada.

Al fin y al cabo es imposible temerle a Jayden. Sin embargo, todos los que me rodean insisten en que me vendría bien.

Entro por la puerta del despacho. Allí está sentada una señora bastante mayor que debe ser la Doctora Emma.

Después de leer unos documentos sobre el incidente esta comienza a hablarme.

- Como lo siento chica, seguro que esto se te hará difícil, pero confía en mí - me mira con cara de pena.

¡Cómo odio que hagan eso!

¿Es que nadie se da cuenta de cómo me siento al respecto?

- Mira Emma, no tengo nada en contra de ti, pero no quiero estar aquí. Me voy - sentencio.

Doblemente ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora