Capítulo Extra ~ Memorias de Sídney ~

128 7 2
                                    

Abro mis ojos lentamente permitiendo que unos pocos rayos de luz entren y me dejen ver todo con más claridad.

Desde el accidente no había podido abrir los ojos y hacerlo, era toda una satisfacción.

Por lo que podía observar, ahora me encontraba echada en una camilla de hospital blanca con algunas manchas de sangre y rodeada de muchos cables conectados a una máquina gigante situada al lado de la cama. La sala era enorme y sus paredes eran blancas, como el suelo que estaba decorado con baldosas.

Me levanto para sentarme en la cama y me sorprende la agilidad que he tenido para hacerlo, parecía que no me había ocurrido nada.

Alargo mi brazo derecho para intentar alcanzar un pequeño reloj que se encuentra en la mesilla de al lado y ver la hora que es. Ahora lo único que quiero es no estar en casa ya que Ian me daría un interminable sermón por llegar tarde.

Toco el botón de abajo haciendo que este se encienda y dejando ver la hora.

El reloj marcaba las doce y diez de la noche, pero eso no era posible ya que Zack y yo cogimos el coche a las doce y media.

Levanto la vista hacia la parte superior del reloj y veo que no solo han pasado unas cuantas horas del accidente, sino que ha pasado una semana.

No puede ser, no podía haber pasado una semana. ¿Qué me dirá Ian? ¿Cómo reaccionarán los demás? Y lo más importante: ¿Dónde está Zack?

Me pongo en pie, apoyándome en la camilla ya que el mundo ahora mismo me estaba empezando a dar vueltas.

Vuelvo mi vista atrás para observar más detenidamente el lugar donde me encuentro, pero la sorpresa fue cuando vi a una adolescente con un rostro idéntico al mío tumbada en la misma camilla en la que yo me había despertado.

Impresionada, mi mano se dirige hacia su rostro para ver si es de verdad y no una imaginación creada por mi mente, pero al hacerlo mi mano atraviesa su cara y, asustada me dirijo hacia el baño a todo correr atravesando el inmenso y oscuro pasillo.

Abro la puerta y me sitúo en un espejo, me fijo bien en todo mi cuerpo, desde los pies hasta la cabeza...

¡Me han cortado el pelo!

No no, ahora esto, lo siguiente qué va a ser ¿que no podré comer pizza nunca más?

Me giro para ver la razón de por qué han hecho eso y veo que fue por una herida en mi nuca, seguramente me lo cortaron para curarlo.

Tras varios minutos meditando todo lo que me está pasando me doy cuenta de que no soy yo. Bueno sí, quiero decir, soy como mi ¿espíritu? No sé.

Bajé hasta la planta inferior, que era donde estaba la recepción; fui en busca de Zack quería saber si al menos él estaba bien.

Tecleo en el ordenador su nombre aunque no sé cómo puedo hacerlo ya que anteriormente he traspasado mi propia cara.

Me salen treinta pacientes y comienzo a leerlos uno a uno hasta que por fin encuentro al esperado:

"Williams, Zack Ross 17."

Nada más clicar en él, me sale todo su historial médico, comienzo a bajar nerviosa. Vaya, esto es mucho más desesperante que cuando recibo las notas.

"Estado: Muerto."

¿Qué?

N-no me pude despedir de él.

- ¡Justo cuando lo habíamos arreglado! - exclamo tirando todos los papeles que tengo a mi lado desesperada, hasta que me calmo y me vuelvo a sentar - Me gustaría saber qué habría ocurrido si no les hubiéramos conocido... - murmuro.

Doblemente ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora