Capítulo 24 ~ ¡Ya era hora! ~

109 9 0
                                    

Les miré tan desconcertada como el boquiabierto que tenía detrás de Dylan.

¿En serio que han montado todo esto por nosotros? ¡Tan sólo son dos meses!

"Parece ser que sí."

No te estaba preguntando.

- ¿Y bien? - pregunta indignado Ian - Michelle. Dylan - pide algún tipo de explicación.

- Bu...bueno - comienza a hablar Dylan.

- Nos han concedido una beca de dos meses para una universidad en el extranjero - interrumpo - ¡Ah! Y es de baile.

- Sí - balbucea Dylan aún nervioso - estaremos dos meses en Inglaterra.

Nadie contestó. Todos se limitaron a mirarnos fijamente pero nadie parecía sorprendido.

- Lo sabíamos - confesaron tras un largo silencio.

¿Lo sabían?

- Solo queríamos divertirnos un rato - revelan por fin As y Syd - ¿Acaso habéis visto vuestras caras?

- ¿En serio? - se sobresalta Dylan - ¡¿Todo esto para haceros pasar un mal rato?!

- Eh... - duda Tom - también os vamos a hacer una despedida sorpresa.

- ¡Tom! - le regaña Syd.

- ¡Qué más da! - levanta los brazos - total se iban a enterar después.

- Claro - dice Syd - ¡Era una sorpresa! ¿Por qué crees que no se lo hemos dicho antes?

- Agh - mira al suelo y murmura - pesada...

- Te he oído.

No voy a poder estar dos meses sin estas peleas continuas.

(...)

Habían preparado todo, hasta el más mínimo detalle.

Habíamos montado ya las tiendas de campaña, por lo que parece nos quedaremos hoy de acampada.

Ahora estaba sacando las últimas bolsas de comida para la cena.

Vale creo que hay demasiada comida.

Si hubiese un apocalipsis zombie, sin duda estaríamos preparados.

- Algún día... - murmuró poniéndome las manos en mi cintura y mirando al infinito.

Me había quedado pensando tanto tiempo, que había perdido de vista a los demás. Seguía con dos bolsas enormes y no tenía a nadie que las llevara por mí.

No había otro remedio, cogí las dos bolsas, una en cada mano y comencé a andar hacia la cascada. Era el único sitio que conocía en este inmenso lugar.

Iba caminando por un sendero que a sus costados estaba repleto de grandes árboles.

En el suelo, al pie de los árboles, había unas extrañas y coloridas flores.

Me acerqué a ellas para arrancar alguna.

Cuando estaba agachada oí un ruido, me giré para ver al causante y me asombré al ver que unas ardillas me estaban robando todo el sustento que traía en las bolsas.

- ¡Fus fus! - digo moviendo las manos - ¡Iros maldita ardillas!

- Tampoco nos faltes al respeto - dice una voz chillona.

¿Desde cuando las ardillas hablan?

Como sea verdad me pienso quedar una de mascota.

- Oh, vale lo ¿siento? - dudo si debo disculparme - Tomad la comida.

Doblemente ImbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora