Dieciocho

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Era el cuarto día ya en Gyeongju y ambos chicos la pasaban más que genial. Ya habían recorrido casi todos los lugares históricos, exceptuando los que quedaban muy, muy lejos, los cuales estarían recorriendo en lo que quedaba de la semana. Aún quedaban tres días para terminar las pequeñas vacaciones de Jihoon y Seungcheol.

— ¿A dónde vamos hoy? —preguntó Jihoon mientras guardaba su cámara en la mochila.

— Oh pues...—Seungcheol tomó un pequeño papel que estaba al lado de la lámpara— Ya hemos ido al museo nacional, así que estaba pensando ir un poco más lejos hoy.

— ¿Con el auto?

— Sip —Seungcheol se puso una chaqueta ya que empezaba a hacer frío, le dio un beso a Jihoon y salieron del hotel.

El camino hasta el lugar era un poco largo, así que Seungcheol pensó en comprar algunas cosas para el viaje, pero aún no lo hizo. Pensó en las cosas que debía comprar, pero no sabía en donde comprarlas.

— Bueno, creo que nos tomara un largo tiempo llegar hasta allí.

— ¿A dónde?

— Templo Bulguksa

— ¿En serio vamos allí? —preguntó emocionado— ¡Creí que no querías porque era muy lejos!

— A mi me gusta ir a todos lados si tú quieres ir.

Jihoon se sonrojó y le dio un pequeño golpe, a pesar de llevar cuatro meses aún le avergonzaba los cumplidos o cosas bonitas que solía decirle Seungcheol.

— Nos tomará como una hora y media llegar hasta allí ¿Por qué no vamos a comprar algo para el viaje? Según el mapa luego de salir del centro de la ciudad hay pocas cada quince kilómetros —exageró.

— Está bien, compremos algo de la tienda que visitamos ayer.

— ¿Quieres dulces de nuevo?

— ¡Eran muy buenos! —se quejó.

— ¿Los empleados o los dulces?

— ¡Yah! —lo golpeó suavemente— ¿Qué cosas dices?

— Cómo si no hubiese notado que la chica de ahí te comía con la mirada, sin mencionar al chico de cabello verde que ya seguro te violó y todo —decía Seungcheol sin apartar la vista de la carretera— Tengo suerte de que seas mío.

Jihoon rió.

— ¿Te parece divertido? —Seungcheol frunció el ceño.

— Es lo que tengo que aguantar todos los días, Seungcheol. Eres famoso y muy guapo según las personas, cada vez que vamos a algún lugar hay gente mirándote. Se me hizo raro que nadie te haya pedido una foto o algo parecido.

— Si, si. Dí lo que quieras.

— Aish...Sólo vayamos a comprar las cosas y ya —Jihoon se cruzó de brazos.

— ¿Estás enojado, cariño?

— Para nada —respondió de mala gana.

Seungcheol no volvió a abrir la boca en todo el camino hasta que llegaron a la pequeña tienda que habían visitado el día anterior. A penas al entrar el mayor ya había tomado a Jihoon de la mano, mostrándole a los empleados del lugar que el chico era suyo nada más.

— ¡Bienvenidos de vuelta! —dijo el chico de cabello azul que Seungcheol odiaba sin siquiera conocerlo.

Jihoon hizo una reverencia y saludó, directamente se dirigió a la parte de dulces y tomó unos cuantos entre sus manos, separándose de Seungcheol, el cual fue hacia la parte de bebidas para comprar agua y jugo. Luego compraron unos cuantos snacks salados y se fueron hasta la caja a pagar las cosas.

— Serán 7.500‎₩ —anunció el chico con una sonrisa.

— Ok...—Jihoon empezó a sacar dinero pero Seungcheol lo interrumpió.

— Aquí tienes —dijo con un tono de disgusto.

— Esto se lo da la casa —dijo el chico sacando un paquete de dulces, los cuales parecían ser los favoritos de Jihoon.

— ¡Gracias, no hacía falta! —Jihoon sonrió.

— Disculpa...—dijo una chica que parecía de unos 16 años mas o menos dirigiéndose a Seungcheol— ¿Usted es Choi Seungcheol?

— ¿Algún problema? —preguntó de mala gana.

— Lo siento —la chica hizo una reverencia rápidamente— Sólo quería decirle que es un gran actor y que admiro mucho su trabajo.

Seungcheol se sorprendió, no creyó que lo llegasen a reconocer, al menos no en aquel lugar. Sonrió y le agradeció a la chica dándole una pequeña firma. La chica le agradeció como unas diez veces más por lo emocionada que estaba.

— Ya decía yo que era raro.

— Fue muy agradable.

— Era muy bonita —acotó Jihoon— se parecía un poco a Mingyu.

— ¿Eso dices? Yo también estaba pensando en eso.

En el camino se divirtieron cantando canciones de época y otras antiguas, hablaron de varios temas y Jihoon hizo muchas paradas solamente para tomar fotos. Al mayor le encantaba ver a su novio tan feliz, ahora que se estaban divirtiendo tenía una actitud diferente, era más activo y se emocionaba por cualquier cosa, era muy ambicioso y no quería quedarse en el hotel para nada. 

Llegar hasta el templo tomó una hora y media, tal como Seungcheol había dicho. Jihoon se había quedado dormido mientras comía algunos dulces, por lo cual cuando despertó su cara estaba un poco pegajosa.

— Llegamos —anunció Seungcheol luego de bajar del auto.

— ¡Vamos, vamos! —Jihoon arrastró, literalmente, a Seungcheol hasta el templo.

El lugar era más grande de lo que Jihoon pensó. Un momento sintió como si estuviera en la época de Joseon, era totalmente increíble. Jihoon rápidamente sacó su cámara y empezó a sacar fotos de todas las cosas interesantes que veía, Seungcheol solo sonreía desde atrás, amaba verlo de esa manera y quería verlo así más a menudo, pero era obvio que no podían estar viajando todas las semanas.

— Wow...es tan genial —decía Jihoon mientras ajustaba el enfoque de su cámara.

— ¿Te gusta? —preguntó Seungcheol cruzado de brazos y sonriendo.

— Demasiado —guardó la cámara nuevamente en la mochila— Muchas gracias, Seungcheol.

— Estoy aquí para servirte —pasó un brazo por sus hombros y comenzaron a recorrer todo el lugar.

El Nuevo Asistente →Jicheol←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora