Veintisiete

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Seungcheol seguía con su carrera de actor y Jihoon no había logrado debutar pero actualmente trabajaba como compositor y productor para la misma empresa de Seungcheol, hace dos años que ya había entrado en aquel mercado. Le gustaba lo que hacia y ganaba bien con eso, así que estaba satisfecho.

— Amor ¿Tienes mucho trabajo hoy? —preguntó Seungcheol abrazando al menor por la cintura, quien estaba totalmente concentrado en la computadora, pues estaba ordenando los archivos que debía enviar.

— Si, demasiado...

Y esa era la verdad, debía corregir más de 15 canciones para grupos diferentes y tratar de componer la letra también. Incluido coro, parte del rap, parte para los vocales principales, hacer los arreglos vocales y demás. Así que no se despegaría de aquella computadora hasta la noche y recién eran las diez de la mañana.

— Por favor, hagamos algo —suplicó volteando la silla para mirar fijamente a la cara de Jihoon— Hace días que duermes encima del teclado y te pasas encerrado en la habitación, sé que es trabajo pero no me gusta verte así.

Jihoon suspiró levemente y miró a Seungcheol, segundos después asintió con la cabeza. Aunque no quería decirlo, Jihoon ya quería salir de ese lugar, descansar por un segundo, el trabajo lo tenía estresado y frustrado, con su mente en blanco para las ideas. Tal vez por eso le costaba terminar aquellas canciones

Se levantó de su silla y abrazó a Seungcheol como si el mundo se terminara en ese preciso instante, sus fosas nasales se ahogaban en el dulce perfume de su novio y aquello era lo que más le gustaba Jihoon.

— Dime que quieres hacer —habló Seungcheol cuando estuvieron en el auto.

— ¿Te soy sincero? —preguntó Jihoon— En lo único que estoy pensando ahora es en dormir, sólo quiero descansar hasta que llegue la fecha de mi muerte.

— ¿Qué te parece si vamos a la playa?

— Seungcheol, sabes que si hay mucha gente sólo lograrás estresarme más —suspiró entrelazando sus dedos con los de Seungcheol.

— Te prometo que no habrá mucha gente, ya verás —dijo sosteniendo la cintura del más bajo observándolo directamente a los ojos con una bella sonrisa— Además es miércoles ¿A quién se le ocurriría ir a la playa un miércoles? Excluyéndome.

— Bien, vayamos —Jihoon suelta las manos de Seungcheol y sale de la sala para poder respirar aire fresco.

— ¿Vamos a pasar por nuestra casa primero?

Cada vez que Jihoon escuchaba que su novio reclamaba algo como "nuestro", una sonrisa se le formaba en el rostro. Debía admitir que le encantaba cuando Seungcheol decía que él era de su propiedad y nada más, o cuando se ponía un poco celoso si alguien lo miraba fijamente por más de cinco segundos. Aunque cuando se le quedaban mirando solía ser por su cabello, pues siempre lo llevaba de diferentes colores.

Después de que Jihoon estuviera de acuerdo con pasar primer por la casa, se subieron al auto de Seungcheol y fueron directo a su hogar. El menor de ambos se subió directo al cuarto y abrió una de las cómodas, buscando algunos pantalones cortos que pueda utilizar para estar dentro del agua. Encontró uno simple, de color azul, lo tiró encima de la cama y fue a buscar su mochila para ponerla dentro.

— Seungcheol ¿Estás preparandote? —preguntó, pues el mayor había estado sentado desde que habían llegado.

— Sólo voy a llevar un traje de baño —se encogió de hombros— De todas formas, siempre eres tú el que lleva las otras cosas —dijo tratando de molestarlo.

— Entonces podrías ayudarme al menos —comentó soltando un bufido— ¿Puedes pasarme el bloqueador solar?

Seungcheol se levantó rápidamente de la cama, no debía tardar demasiado, si no recibiría algún que otro golpe. Lo puso directamente en la mano de Jihoon, la cual ya estaba extendida esperando a que aquel bloqueador estuviera encima de su mano.

— Gracias, Cheollie —dijo sonriendo, guardó el productor en su mochila y siguió buscando las otras cosas.

Estuvo como media hora preparando todo lo que debía llevar, pues Jihoon era muy precavido y solía pensar en todo tipo de cosas que podrían pasar cuando están en tal o cual lugar. Su mochila pesaba un poco, así que le pidió ayuda a Seungcheol para que la llevase por él, aunque eso había sido por flojo.

Jihoon se bajó del auto sonriendo, desde la última vez que había ido a la playa ya habían pasado años y era uno de sus lugares preferidos para pasear. Esperó a Seungcheol, y cuando éste se puso a su lado lo tomó de la mano.

— ¿Y bien? —preguntó el mayor— ¿Hoy nos vamos a divertir?

— Creo que sí...

Se encaminaron hasta la arena, Jihoon se sacó los zapatos rápidamente para pasearse descalzo encima de la suave arena.

— Ah, hace mucho que no hacía ésto.

Luego de estar unos minutos paseando por la playa, hablando de cualquier cosa, decidieron ir a cambiarse por el traje de baño. Una vez que ya estuvieron con la ropa adecuada, prepararon un pequeño lugar para dejar sus cosas y puedan verlas mientras se metían al agua. Seungcheol hace un tiempo que guardaba algo en sus bolsillos, y no era algo pequeño, pues si retiraba su mano del bolsillo podía notarse un pequeño cuadrado que se marcaba por la tela de la ropa.

Seungcheol guardó con rapidez aquella cosa mientras Jihoon le daba la espalda, lo último que quería en ese momento era que lo descubriera. Si lo hacía, sus planes se iban abajo.

Jihoon fue hacia el agua casi arrastrando a Seungcheol, que aún se negaba a entrar pues quería estar un tiempo antes debajo del sol.

Estuvieron unos veinte minutos dentro del agua, jugando y algunas veces pasándose de la raya, aunque Seungcheol era el que más insinuaba a aquellas cosas. El mayor salió rápidamente para buscar la toalla de Jihoon y pasársela, pues comenzaba a refrescar, y le importaba más su novio que él mismo.

Ahora le entraban los nervios, Seungcheol no quería tartamudear mientras decía las palabras importantes. Jihoon caminaba directo hacia él, que ya estaba sentado encima de una toalla que estaba puesta por arriba de la arena, seco y con otra ropa.

— ¿Ahora que vamos a hacer? —preguntó curioso— No estuvimos mucho tiempo en el agua.

— Yo creo que deberíamos relajarnos un poco y después vamos a cenar ¿Te gusta la idea? —dijo Seungcheol separando sus piernas y palmeando frente a él, para que Jihoon se sentase ahí.

— Creo que eso está bien —sonrió y se sentó frente a él, dándole la espalda para luego recostarse por el pecho del mayor.

Seungcheol seguía dudando ¿Debía hacerlo en ese preciso instante o esperar un tiempo más? Optó por la primera opción , así que tomó la pequeña caja que estaba detrás de él y la abrió, esperando que Jihoon no escuchase el sonido que hacía cuando la abría. El mayor aprovechó que Jihoon tenía los ojos cerrados, así que tomó una de sus manos y la empezó a acariciar.

— Seungcheol ¿Qué estas haciendo? —dijo abriendo sus ojos. Su mano se sentía un poco más pesada que antes ahora, así que la alzó para ver que es lo que había hecho el mayor.

— ¿Te gustaría casarte conmigo? —le susurró

El Nuevo Asistente →Jicheol←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora