Capítulo 17: La razón de mi Existir.

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— Debes darte prisa, Gray — estaba muy alarmada, si seguía así de tranquilo no llegaría a tiempo para la boda— No vas a llegar a tiempo.

— Y aún tienes que llegar a vestirte— continuó Ul.

— ¡Qué molestas son! — se quejó Gray— Como si fuera a tardar más de 15 minutos en arreglarme...— Ul salió de la casa a encender el auto.

— ¡Erza te está esperando!— grité ansiosa.

— Ella dijo que no fuera, así que no veo porque me tiene que estar esperando— dijo tranquilo "¡Idiota!"pensé exasperada— sé que dije que no faltaría pero tampoco tengo que llegar de primero— lo empuje fuera de la casa.

— Erza dijo eso, pero ella realmente espera que tú vayas, Gray— estaba molesta por su falta de interés— ¡Juvia está segura que Erza espera a que tú la entregues!— Gray se puso serio.

— ¿Eso crees?— preguntó.

— Por supuesto, ella no cuenta con nadie más para que la entregues... ¡Tú eres el segundo hombre más importante en su vida idiota!— Gray pareció entrar en razón.

— ¡Soy un idiota!— admitió. Me besó en la frente— Me voy. Cuídate mucho— corrió hasta el auto de Ul.

— ¡Que te vaya bien! ¡Disfruta por ambos!— vi como Ul arrancó su auto en dirección a la estación. Suspire, yo también quería ir...— ahora eres muy difícil de ocultar— le dije a mi vientre y entré a la casa.

...

Dejando a un lado el hecho de que me crié solo con mi madre, todo se me hacía extremadamente fácil y eran pocas las veces que me preocupaba... Pero desde que llegué a la familia Loxar, mi vida habían sido altos y bajos. Gracias a mi idiota hermana que no hacía más que preocuparnos y ponernos nerviosos... Aún así, los nervios que siento en este momento superaba con creces cualquiera que hubiera sentido antes. Me vi a mi mismo frente al espejo, no estaba mal, la estilista que trajo mi padre era bastante eficiente. El cabello del lado derecho lo había peinado hacia atrás y el resto caía como usualmente lo hacía, nada del otro mundo pero salía de mi rutina de sólo pasar las manos por mi cabello en la mañana y listo. Llevaba puesto un esmoquin de color negro, dentro un chaleco gris plomo y una corbata plateada, en el lado izquierdo de mi pecho una pequeña flor blanca. Y como si pudiera faltar el collar con el emblema Loxar de oro blanco. Intenté sonreír al espejo, si es que era posible, ahora tenía náuseas por los nervios, una extraña mueca nada parecida o similar a una sonrisa fue lo que obtuve.

— ¡Eso fue horrible!— escuché una molesta voz femenina detrás de mí.

— ¡Das asco!— Una segunda voz me recordó lo horrible que mi expresión había sido.

— Meredy, Ultear— me giré a verlas. Estaban despampanantes— ¿Quieren callarse?— Ultear tenía un vestido negro con lentejuelas completamente pegado a su cuerpo, haciendo resaltar sus muy pronunciadas curvas, tenía una abertura que llegaba a la altura del los muslos de lado de ambas piernas. Su cabello estaba elegantemente peinado y dejando apreciar la parte trasera de su vestido, un corte en v dejando ver suficiente piel para hacer fantasear algunos... Yo sabía lo bruja y bestia que era esta mujer, por eso nunca le afecto ni me iba a afectar en lo más mínimo su atractivo físico.

— Parece que fueras a morir— comentó— ¿Cómo te sientes? — "¿Acaso eres idiota? No ves que me muero de nervios" me provocó decir pero eso significaría una vida y parte de otra de sus molestas burlas.

— Casarse no es nada— dije arrogante.

— Mentiroso— dije Meredy con burla, también estaba preciosa. Ella tenía un vestido tradicional de china, en seda rosa, con delicados bordados de flores en hilos plateados. Se le ajustaba a la perfección al cuerpo, y al igual que el de Ultear tenía una abertura de ambos lados de las piernas y su cabello las traía completamente liso y suelto.— Te tiemblan las piernas — señaló la parte baja de mi cuerpo, suspiré resignado. A ellas no eran muchas las cosas que podía ocultarles, por eso mismo había opté por no pensar ni en lo más mínimo en Juvia y su hijo, sabrían que oculto algo y armarían un alboroto. Me fue difícil estar frente a mi padre y no mencionarle nada, él la extrañaba más que yo.

El precio de la indiferencia (Gruvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora