Capítulo 18: Haruka.

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Han pasado dos meses desde que Jellal me encontró, y casi sufro un aborto espontáneo. Estoy pronta a dar a luz, me siento más cansada que nunca.

Ya llegó la primavera, la brisa sigue siendo algo fría. Me acomodé la bufanda, estaba sentada en el bosque donde conocí a Jellal con la espalda recostada en un árbol mientras que con las flores, hago una corona de flores.

Últimamente no hacía más nada que estar aquí, este lugar me reconfortaba, además de que no era mucho lo que podía hacer. Rufus me ordenó que no hiciera nada de esfuerzo, y por el bien de mi bebe he seguido todas sus indicaciones.

Desde que Jellal se enteró, venía a verme por lo menos una vez a la semana en su día libre, con la excusa de que estaba visitando a Elisa, su madre.

Tuve una gran discusión con él, cuando un par de días después de su boda vino de regreso, pospuso su luna de miel, hasta que diera a luz. Erza no se opuso, pero en el fondo estoy segura que ella quería tener su luna de miel en Italia, en vez de pasar unos cuantos días en el campo cuidando a su nueva cuñada.

Mi padre aún seguía sin saber nada de mi embarazo, pero trataba de llamarlo lo más que podía, Jellal se encargaba de que así fuera.

— Estás muy inquieto ¿No te parece?— le dije a mi abultado vientre, los dolores de espaldas eran terribles y si lograba dormir cinco horas en la noche era mucho. Particularmente este día, mi bebé había estado muy inquieto.

Por eso quise venir a mi lugar favorito, e intentar relajarme. Jellal debía de estar por llegar quedamos en vernos aquí, Gray estaba en una importante sesión de fotos en Tokio, últimamente había ganado bastante fama como modelo.

Ul me había traído hasta aquí. Con cuidado corte otra margarita de color azul, ya había terminado mi corona de flores y me la había puesto. Mi cabello había crecido mucho más, estaba sentada erguida y de igual forma se arrastraba, solo faltaba terminar la de Jellal.

Erza no pudo venir esta vez porque es la despedida de soltera de Lucy que se casa mañana con Natsu, otra boda de mis amigos que me perdería, esta es a la que menos puedo ir porque de seguro él estará presente y él no es tonto, nada más me vea sabrá que es de él.

Suspiré, ya no me afectaba tanto lo de Zefef, puedo decir que lo he superado, no del todo pero puedo sobrellevarlo con normalidad. Aunque aún me sentía culpable por ocultarle su primer hijo, además que lo extraño, después de todo él era mi mejor amigo.

Soy muy feliz porque sé que le está yendo de maravilla en Londres, se graduó hace unos días. Hubiera querido estar con él, pero no pude por obvias razones.

Deje escapar otro suspiro.

— Dicen que cuando suspiras, dejas escapar un poco de felicidad— Era Jellal quien había llegado, vestido con unos jeans, un suéter tipo polo de color gris y unas converse. Empresario y todo, Jellal no dejaba atrás su estilo, en sus días libres.

Le sonreí en respuesta, levantando los brazos para recibirle con un abrazo, solo podía ponerme de pie al momento de irme, ya no era tan fácil.

Jellal correspondió a mi abrazo, y me dio un beso en la frente.

— Y tú, ¿cómo estás?— acarició mi vientre mientras le hablaba, mi bebe se removió. Supongo que él o ella también sentía la misma felicidad que yo al ver o escuchar a Jellal.

— Muy inquieto debe decir Juvia— intervine, Jellal se dejó caer a mi lado.

— ¿Qué esperabas? Si estás por reventar— se burló.

— Estoy ansiosa por verle— admití, poniendo la última margarita en la corona de Jellal, terminándola finalmente.

Él inclinó su cabeza de manera en que pudiera ponérsela.

El precio de la indiferencia (Gruvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora