Capítulo 13: ¡Juvia está de vuelta!

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"¡Misión cumplida, Juvia!" pensé entusiasmado, saliendo del aeropuerto aun recibiendo miradas por mi maravilloso atuendo "ahora sí, Juvia, ni te creas que te vas a salvar de nosotros". Aceleré el auto de los Dragneel en dirección a la casa.

– ¿Por qué huiste, tonta?– grité golpeando el volante del auto ajeno.

Una hora después estaba estacionado frente a la casa, salí corriendo al interior. Encontré a mi padre hablando por teléfono, parecía algo alterado. Eran casi las 11 de la mañana.

– Estoy de vuelta– anuncié y subí corriendo a cambiarme.

– Bienvenido, Jellal– saludo mi padre, y volvió a lo suyo.

No tardé más de 15 minutos en la ducha, cuando baje vestido lo más cómodo posible, el día que se venía iba a ser largo. Nada más que unos jeans, una camiseta de Games of Thrones y unos zapatos deportivos. Mi padre acababa de colgar el teléfono.

– Llamé para activar el GPS del auto de Juvia, pero me dijeron que tuviera paciencia ya que tenían dificultades técnicas en el sistema– me explicó– Además estamos esperando alguna señal de su celular pero hasta ahora nada, le enseñe lo suficiente a Juvia sobre el rastreo del celular, no creo que sea tan tonta.

– Yo me puedo encargar de eso, papá– me quejé, no era el presidente de la compañía solo por ser el hijo del dueño. No quiero sonar arrogante pero soy bastante bueno en detectar y reparar las fallas de los sistemas.

– Tranquilo, Jellal, ya me hice cargo de eso...– dijo con un tono de voz cansado, pasándose una mano por el cabello– Ya mande un grupo de los mejores técnicos de la compañía– lo miré molesto– no es que dude de tus facultades– explicó– es solo que el estado que estas no es mucho lo que puedas lograr.

– Me subestimas, padre– dije irritado– ¿Crees que me voy a dejar agobiar por la situación?– se acercó a mí y posó su mano en mi hombro esta le temblaba.

– Sé que tú harías el mejor trabajo del mundo– suspiró– es solo que siento que si te pierdo de vista, también vas a desaparecer de mi lado– se le quebró la voz. Era la primera vez que veía a mi padre así, bueno no es que tuviera mucho tiempo a su lado, pero él parecía de los que no se quebraban con cualquier cosa. Le di un fuerte abrazo y le dije.

– Yo no me iré de tu lado. Será mejor que te vayas acostumbrando y espero no te arrepientas de tus palabras– aseguré sonriendo.

– Eso sería lo último que haría en la tierra– respondió serio– ¡Bien!– gritó– ¡Usemos todo nuestro poder para encontrar a Juvia!

– ¡SI!– le seguí.

– Por ahora tendremos que esperar, los muchachos dijeron que en más tardar una hora tenían eso listo– comentó– Además Igneel dijo que iba a movilizar a todos sus hombres para ayudar a encontrarla. ¿Por cierto qué fuiste a hacer hace un rato?

– Fui a hacerle un favor a Juvia– el rostro de mi padre cambió a uno de furia.

– ¡Que hipócrita de tu parte, Jellal!– exclamó ofendido– Estás aquí fingiendo no saber nada de la desaparición de Juvia y lo cierto es que tu encubriste su huida.

– Tranquilo viejo– hice una señal para que se detuviera con mis manos– No te inventes tanto teatro– caminé hasta la mesa del recibidor y le entregué la carta de Juvia que había estado segundos atrás en la mesa del recibidor.

– ¿Es que acaso quieres torturarme?– preguntó releyendo por encima el contenido de la carta. Me golpeé la frente en señal de frustración, le arrebaté la carta y le di la vuelta.

El precio de la indiferencia (Gruvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora