Capítulo 1: Harry, Louis.

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-¿¡Que tú qué? -los ojos de mi mejor amigo estaban tan abiertos, que me sorprendía que siguieran dentro de sus cuencas. Niall era el tipo más exagerado que había conocido en toda mi vida, pero también el más divertido y agradable.- ¿Rechazaste a Lexy Bennett? -Rodé los ojos, mis brazos estaban cruzados sobre mi pecho y yo estaba recargado contra un árbol del jardín escolar.- ¡Es casi tan grave como rechazar a Megan Fox! Estás mal, hombre.

-No tiene nada de especial. Hablé unas cuantas veces con ella... -tomé una ramita del suelo y comencé a mirarla por todos lados.- No sabe ni siquiera un nombre de algún integrante de The Beatles, no ha visto ninguna película que no sea una comedia romántica empalagosa y... y su cabello está mal teñido.

-¿Tan importante es que se sepa alguno de los nombres de esos sujetos? ¡Las chicas de ahora no saben nada de esas cosas! Eres demasiado exigente, además, ¿te paraste a ver su cuerpo antes de rechazarla? -quise bufar, pero no lo hice. Niall podía ser muy superficial cuando él quería, aunque normalmente era él quien siempre decía que uno no escoge una chica por su apariencia, pero no iba a sacar ese tema ahora.

-Nada de cultura general, es igual a nada de conversación. -Señalé, mientras rompía la ramita a la mitad.- No tenemos nada en común, una relación con ella sería como una relación con... con esta ramita. -dije alzando el objeto.

-Podrías ser su maestro, Señor Cultura. -molestó.

-No me interesa eso. Intenté hablarle de música, ella cambió el tema a como se veían sus uñas ese día. -ahora si bufé.- No es mi tipo.

-Nadie es tu tipo, Harry. -Gruñó exasperado.- Tenemos tres años de ser mejores amigos, y no te conocí nunca ninguna novia. Bueno, solo a Holly, pero ella no cuenta, ni siquiera la besaste.

-Nadie es suficientemente especial, además...

-Eres gay, ¿cierto? -preguntó

-¿Qué? -Fruncí el ceño.- No, no. Solo...

-Eso tendría sentido, sería... sería la única explicación razonable para rechazar a Kelly hace dos años, y ahora a Lexy... -dijo Niall, su rostro reflejaba que sentía que había resuelto el rompecabezas, se veía bastante cómico. Ahora todo encajaba en su cabeza, incluso si las cosas no eran así.

-No soy gay, Niall. -dije sonriendo y negando al mismo tiempo. Podría enojarme como todos los chicos cuando los llaman así, pero en realidad no me molestaba. Nunca me había gustado alguna chica, o al menos, no mucho. Recuerdo haber tenido una especie de atracción por Holly, pero no me duró mucho.

La plática con Niall me había dejó pensando mucho hasta el final de clases, ¿enserio había sido una locura rechazar a Lexy? Es decir, no me gustaba, no me interesaba en lo más mínimo, pero, ¿debía preocuparme por mi? No. No debía. No había nada mal en mí, todo estaba en su lugar.

En la salida me despedí de mi amigo y comencé a caminar hasta el bus escolar, me bajé en la parada cerca de mi casa y caminé hasta la casa. Abrí la puerta y me encontré con mi hermana sacudiendo la mesita que estaba en el recibidor.

-Ayúdame a acomodar la sala, vienen mis amigos... -dijo en cuanto me vio entrar. Alcé una ceja, ¡se supone que tenía que comer algo! Vengo directo de la escuela, ¿y ya me quiere poner a limpiar? Demonios.

-Tengo hambre. -dije, caminando y dejando la mochila en el suelo, cerca del perchero.

-Comes después, esto es urgente.

Rodé los ojos y me dirigí a la sala, tomando la aspiradora. No había manera de decirle que no, es decir, ella es mi hermana, y ha cuidado de mí desde que tengo memoria... Bueno, no, desde hace aproximadamente 9 años, cuando perdimos a nuestros padres.

Una hora después, la sala estaba impecable, y yo tirado en la alfombra, mirando al techo. Gemma estaba sentada junto a mí, con un sándwich a medio comer y un vaso de limonada, que ella me había preparado.

-Termina de comer y luego pon atención a la puerta, que estoy ocupada en la cocina. -dijo ella, yo suspire y asentí.

La primera en llegar fue Kate, luego dos chicos de los que nunca recordaba el nombre, luego una tal Beth, con su hermana. Justo cuando pensé que no llegaría nadie más, y cuando mi hermana y sus amigos ya estaban en la sala, haciendo no sé qué cosa, el timbre sonó. Yo iba a mitad de las escaleras, y decidí ignorarlo, pero mi hermana no iba a permitirlo.

-¡Harry, la puerta! -me gritó, yo di media vuelta refunfuñando y caminé pesadamente.

Al abrir la puerta, había un chico de espaldas, apenas más alto que yo. Tenía puesta una camisa de manga larga color blanca y un chaleco gris, unos skinny jeans de un gris más fuerte que su chaleco y unos Toms a rayas. Aclaré mi garganta y él volteó de inmediato. Me dedicó una sonrisa, sus labios eran finos, sus ojos azules.

-Soy Louis, vengo a lo de Gemma. -explicó. Asentí y me hice a un lado para dejarlo pasar.

-Están en la sala. -le dije. Nunca lo había visto por aquí, pero supongo que acababan de conocerse o algo por el estilo.- Te acompaño. -dije señalándole el camino.

Parecía un poco inseguro de sus pasos, como si se sintiera incómodo, y la verdad es que yo también lo hacía, él estaba callado, los amigos de mi hermana normalmente hablaban demasiado, justo como ella. Volteé a verlo, llevaba las manos juntas frente su cuerpo.

-Soy Harry, hermano de Gemma. -le conté, esperando relajarlo un poco.- Tengo 15 años, casi 16.

-Soy amigo de tu hermana. -me respondió, con un tono algo raro.- Y por un momento pensé que me había perdido aquí, luego te vi demasiado pequeño y... no sé. -dijo suspirando y luego soltando una risita. Repentinamente una sonrisa asomó por sus labios y volteó a verme.- Soy nuevo aquí... bueno, tengo 2 meses, pero... -su voz ahora estaba cargada de entusiasmo y algo de nerviosismo.

-¡Louis! -la voz de mi hermana nos asaltó.- Oh, ya se conocieron... Bueno, hablan luego, que Harry debe ir a hacer su tarea. -dijo, despidiéndome.

Y de nuevo, mi hermana me dejaba por sus amigos. No importaba, por suerte sus reuniones eran muy, muy raras. Bueno, no, creo que tenía aquí a sus amigos al menos una vez al mes, pero ya estaba acostumbrado. Llegué a mi habitación y me dejé caer en mi cama con mi libreta de Historia y me hundí en mi tarea.


No le digas a mi hermana - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora