Capítulo 15: Tu y yo.

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-Pensé que no te agradaba más Louis. –dijo Gemma cuando le dije que saldría con él. Rodé los ojos y seguí caminando para tomar mi chaqueta y un paraguas, puesto que parecía que el cielo se caería en cualquier momento.- ¿Por qué saldrás con él, si estás tan harto...?

-Harto de que hables de él, pero me cae bien. –la interrumpí, sin prestar demasiada atención.- Me voy, y deja de ser tan insoportable, parece que...

-¡Y tú vuelve con Niall y aléjate de mis amigos! –exclamó.

Volteé a verla sorprendido, pero decidí que no iba a hacer caso, la miré mal y bajé, sin decir nada más, salí de casa y caminé a la esquina, donde Louis dijo que me recogería. Le había dicho a Gemma que lo vería en otro lugar, pero es que la verdad es que Louis me dijo que esta vez no quería que mi hermana se nos uniera como solía hacer cuando llegaba primero a mi casa.

El auto de él ya estaba ahí, solo llegué y me subí del lado del copiloto. Estaba enojado y preferia no decir nada justo ahora, pero Louis no iba a permitir que yo no le saludara. Tomo una de mis manos con dificultad, puesto que tenía los brazos cruzados en el pecho... ni siquiera recordaba haberlos cruzado. Voltee a verlo y sonreí debilmente.

-¿Qué sucede? -preguntó. Negué e intenté bajar la mirada.

No tenía animos para hablar de esto con él... si, quería hablar con alguien, pero no podía hacerlo con Louis. Necesitaba a Niall, a pesar de que jamás le conté exactamente sobre Louis, y cuando me di cuenta de que esti iba para algo mas... serio, digamos, ya estabamos peleados.

-¿Qué pasa, Harry? ¿Estas enojado? -insistió.- ¿Hice algo?

-No... -suspiré negando.- No, no, no es sobre ti, es Gemma, está más insoportable que de costumbre. no tengi idea que le pasa... se la pasa hablando sobre tí. -gruñí rodando los ojos. Louis no dijo nada y comenzó a hacer que el auto avanzara, había retirado su mano de la mía al mencionar a mi hermana... decidí no decir nada más sobre el tema.

Llegamos al cine y entramos, y él compró boletos, no tenía idea de qué veríamos y en realidad tampoco me importaba, dudaba realmente que fueramos a entrar a la sala, lo adivinaba por la mirada en su rostro. Compró palomitas y refrescos y entonces nos fuimos a recorrer los pasillos buscando la sala que nos correspondía. Mientras yo seguía caminando, él se adelantó y se sentó en una banca frente a nuestra sala.

-Ven, Harry. -pidió con una pequeña mueca. Si el silencio ya me sabía mal antes, esto lo hacía muchísimo peor. Me acerqué a él y me senté a su lado.- Se suponía que yo iba a hacer algo especial para hoy, pero me han cancelado algo... así que esto del cine me lo saqué de la manga. -explicó.- Ahora, lo que haz dicho de Gemma... podremos hablar de eso después, ahora no quiero nada que no tenga que ver con nosotros, ¿de acuerdo?

-Pero... -comencé no muy seguro. Me sentía inseguro de todo esto, de Louis y lo que él sentía por mi... aunque jamas me haya aclarado nada.

-Pero nada. Esto es sobre nosotros. -interrumpió tomando mis manos. Las dejo una sobre la otra en mi regazo y se acerco a tomar mi rostro.- Tu y yo, Harry. -sonrió.

-¿Qu... qué de tú y yo? -pregunté nervioso, deseando que al fin dijera algo, algo mas claro que la nota de cuando me dio la pintura de cuando me observaba en el parque, algo mas que un "me gusta observarte". Sonrió y se acercó a mi, sentí las palomitas que estaban en mi regazo temblar un poco.- Las... pa-palomitas... -dije.

Vamos, antes me había besado, ¿por qué era tan importante ahora? Mi respiración se tambaleó e intenté sostener las palomitas. Lo escuché decir "Shhh" y sus labios rozaron los míos. Cerré los ojos expentante de lo que seguía y aguantando la respiración después de almacenar lo mas que pude, disfrutando el momento previo.

-Deja de preocuparte tanto. -pidió.- Quiero besarte y voy a hacerlo, no importa si las palomitas se caen, o si las roban, explotan o lo que sea... no cuando te tengo a ti.

-Estan entre nosotros. -insistí nervioso.

-Nada hay que se interponga entre nosotros. -dicho aquello, su mano empujó las palomitas.

-Eres muy raro. -musité. Lo que dijo ni siquiera tenía sentido.

-Y este es el casi-beso más largo de la historia. -rió.- Ya cállate y déjame besarte. -no me dejó decir nada más, simplemente hizo que nuestros labios se unieran en un suave beso, que era apenas más que un roce.

Con sus manos bajando por mis hombros hasta mi cintura y las mías subiendo a posarse en su cuello, nos acercamos un poco más. Cuando comenzó a mover sus labios sentí mis nervios dispararse junto a los latidos de mi corazón, y cuando nuestros labios estuvieron acariciandose mutuamente, sentí el refresco caer sobre mis pantalones, y me alejé por la sorpresa. El beso perfecto arruinado por una coca-cola.


No le digas a mi hermana - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora