No le digas a mi hermana - Larry Stylinson

Capítulo 25: Corazón delator.

El titulo del capitulo es de un cuento de Edgar Allan Poe... fin.

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Entramos a mi casa. Louis tenía una gran sonrisa, estaba feliz de poder hablar a Gemma sobre esto, no solo para dejar de esconderse en mi casa y eso, sino... porque mi hermana era su mejor amiga. Me dio mil y un razones de por qué esto le emocionaba y me parecía completamente adorable... pero justo ahora me sentía nervioso.

No había nada de ruido en casa, hasta que al fin escuché la risa de mi hermana. Se escuchaba arriba, en la habitación de Gemma muy probablemente.

-Esperame aquí, por favor. -pedí con las manos temblando. Louis sonrió y asintió, pero antes de dejarme ir, tomó mis manos y besómi frente.- Es hora... -sonreí y reí con algo de histeria.- Y todo estará bien. -lo abracé y me quedé ahi por un momento, mientras respiraba lentamente y me tranquilizaba. Acaricie su cabello y sentí sus labios presionarse contra la piel de mi cuello.

-Muy bien. -me corrigió.- Estará muy bien.

Me alejé de él y sonreí una última vez para alejarme y subir corriendo las escaleras. Toqué a la puerta de mi hermana y un bajito "pasa" me respondió y abrí para encontrar a Gemma bajo sus sabanas viendo la televisión, me miró sonriente.

-Friends. -señaló la pantalla y palmeó el lugar a su lado en la cama matrimonial.- Sientate, Haz. Hace mucho tiempo que no pasamos un buen rato en...

-Louis está abajo. -dije sin preambulos. Ella se puso seria y bajó el volumen de la television, y se acomodó sentada en su cama.- Me gustaría poder... poder hablar los tres. Hay algo de lo que tenemos que hablar. -suspiré y ella negó.

-No tengo ganas, quedate con él hasta que deba irse y ya. -se encogió de hombros. Quería parecer tranquila, pero era obvio su nerviosismo.

-No se irá hasta que hablemos. -le dije negando con la cabeza.

Y después de casi obligarla y arrastrarla fuera de su cama, finalmente accedió, se puso unos jeans -estaba en ropa interior- y salimos de su habitación. Ella no quería, seguía murmurando que estaba practicamente muriendo de vergüenza, pero aun asi siguió por las escaleras. Estando los tres en la sala, mi novio le sonrió a mi hermana y se acercó a saludarla; ella lo hizo incómoda.

-Bueno, creo que estamos todos. -dijo sonriendo Louis. Se veía relajado, aunque en sus ojos reinaba la tensión.- Ahora... creo que sería bueno sentarnos. -nos invitó. Asentí, Gemma y yo nos sentamos antes que él, yo al lado de Louis en el sillon de dos plazas.

-Bien, ¿de qué querían hablar? -preguntó Gemma. Sus manos temblando y su pie golpeando el suelo silenciosamente.- Es que espero una llamada, mi celular está muerto practicamente, conectado en mi habitación...

-Será rápido. -dijo Louis a modo de promesa.

-Si, lo será. Solo... -me sentía algo mareado. Jamas habia sentido tanto miedo de lo que alguien pudiera pensar. Pero hablabamos de mi hermana, ella... ella era todo lo que tenía, por años le entreguè los regalos del día de las madres, todo lo que era se lo debía, todo lo que sabía, lo aprendí de ella. Gemma estaba en mi memoria de lo que mis padres lo estaban.

-Bien... solo... -ella se levantó y caminó rapido hasta la puerta al pasillo.-Traeré limonada, ¿si?

-Me parece bien. -dije rápido. Mi hermana me sonrió y salió casi corriendo.

Suspiré y me relajé. Fue hasta ese momento que noté la tensión en mis hombros, una que yo pensé que no existía, y no existiría al estar enfrentandome a esta situación. El brazo de Louis me rodeó y me acerqué.

-Todo esta bien, Curly, nada va a pasar. -prometió mi novio besando mi cabello.- No dejaré que tus nervios exploten, ni que tu hermana lo haga. -sonrió y besó mis labios.

-Estaré bien... y Gemma igual. -reí y encontré sus labios con los míos una vez más.- Estaremos bien.

-Hablas de nosotros ahora. -rió siguiendo mi beso, enredando sus dedos en mi cabello.- Y me encanta la idea de que hables en plural... -la punta de su lengua me tocó y me estremecí. Pronto volví a estremecerme, pero no por él.

-E... esto... -salté hacia atras, alejandome un poco, para calmar la respiración tan agitada de mi hermana.- ¿De esto... querían hablar? -la jarra de limonada estaba hecha pedazos a sus pies salpicados.- Harry... -me miró sorprendida. No parecía enojada, solo... sorprendida.

-Bueno, Gem... -comenzó Louis levantandose, pero ella negó y dio un paso hacia atras.

-Tú... tú cállate. -ordenó.- Te traje a mi casa, dejé que pasaras tiempo con mi hermano menor... pensé que necesitaba alguien a quien admirar, y pensé... pensé que eras una buena opción, porque eras siempre el mas tranquilo de todos nosotros... -tomó su cabello y lo tiró un poco.- ¡¿Cómo es que pasó esto!? -exigió saber.- ¿Cómo es que llegaron a esto? -suspiró y se dio la vuelta.- No... no quiero saber.

-Gemma... -la llamé tomando la mano de Louis, que había empalidecido un poco.- Necesitas tranquilizarte... por favor... -pedí.

-No. No estoy... -negó. Suspiró y luego volteó.- Louis, vete, por favor.

-¡Gemma!

-¡Que se vaya, Harry! -me gritó en respuesta.- Y tú debes esperarme en la cocina. Ahora.

-Gemma, por favor... -dijo Louis apretando mi mano.- ¿Qué hay de...?

-Solo vete. -pidió una vez más.

Y entonces supe que había sido un error, que elegí un mal momento, quizá el peor de todos. Louis se marchó y yo me quedé en la cocina. Pronto mi hermana fue ahi, con un recogedor de platico y los pedazos de la jarra. Ella no estaba hablando, miraba al suelo con los ojos húmedos. Tiró los restos y se dejó caer a mi lado en una silla.

-Lo siento tanto, Harry. -su voz rota nuevamente.- No sabes... cuanto... -suspiró.

-No te creo. -gruñi.- Haz corrido a mi novio, le haz gritado y a mi frente a él. -me escondí en mis brazos y la sentí abrazarme.

-Lo siento. Entré en panico... -suspiró.- Voy a llamar... le pediré disculpas... y... Harry, hay algo más de lo que debemos hablar.

-¿Estas bien... con que... sea gay?

-Claro que si... -rio y nego.- Lamento eso, lamento lo que hice... Esta bien, y esta bien que salgas con Louis... -suspiró.- Pero me aceptaron en Stanford... y nos iremos el mes que viene.