Capítulo 28/ Perfecta

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Sábado y sigo ansiosa

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Sábado y sigo ansiosa. Abraham me prometió una celebración "como se debe" según sus palabras. Sin embargo, el muy... Muy tonto no me quiso dar ni una sola pista y estoy aquí... En mi cuarto, mordiendome las uñas y carcomiendome el cerebro de tanto pensar los posibles sitios a dónde quizás, me llevará.

- ¡Santo Pomelo, ayúdame a no ahorcarlo! ¡Santa Alicia dame paciencia! - murmuro en voz alta mientras me miró al espejo.

- No me digas que ya te salió lo monja hija - mi abuela irrumpe en mi habitación - Morirás Virgen y Mártir - me río.

- ¡Tranquila abuela! No exageres - rueda los ojos - Además, si me hago monja no podrías verme - se sienta en mi cama.

- Deja eso. Eres capaz de dejar la cáscara de huevo en el rompope ¡Dios nos libre! - Ya había olvidado lo pesada que es cuando bromea. Eso se lo heredó a Natasha.

- ¡Abuela! - y suelta una carcajada.

- Lo siento - la fulmino con la mirada.

- No es gracioso - de encoge de hombros.

- Bueno. Mejor cuéntame ¿A dónde irás hoy? -

- Abraham quiere celebrar conmigo lo del concurso - asiente - Pero, no tengo idea a dónde me llevará. Es una sorpresa -

- Es muy galante de su parte hacer eso, sin embargo, hay cosas que debes saber Alexandra - palmea el lado libre de mi cama, hago caso y me siento a su lado - Hija el sexo es un don maravilloso que Dios nos ha dado... -

- Abuela yo.... - levanta la mano silenciando me.

- Déjame hablar - y no me queda de otra - El hecho de que en la actualidad, los muchachos de tu edad no lo vean así, no quiere decir que haya obtenido otro significado. Lexie, la dignidad como mujer no se puede perder en un solo acoston -

- No te preocupes Abuela. Lexie se quedará virgen por la eternidad - ruedo los ojos.

- ¿Quién te ha dicho que puedes entrar? - le gruño.

- La puerta estaba abierta y pasaba por aquí y escuché la plática - se encoge de hombros.

- Abuela. Natasha es la persona a la que deberías darle está plática - mié abuela niega - ¿Por que no?

- Mira, Lexie. Natasha ya está corrompida, digamos que es un promiscua y no creo que tu hermana enderece su andar - mi hermana hace una reverencia - ¡Natasha! No te enorgullezcas de tu promiscuidad. Un día te arrepentirás de haber sido así -

- Creeme abuela, no me arrepiento - le lanzó uno de mis cojines - Me voy. Me dan mucha pereza - y se larga.

- Mi tulipán. Tú eres muy dulce, diferente en todo aspecto. Te pareces tanto a tu abuelo y me da envidia de solo reconocerlo - ruedo los ojos.

- ¿Yo no heredé nada tuyo? -

- Nada, Nada. Nadita - me río - Eres igual que tu abuelo. El romanticismo lo llevas en la sangre por parte suya, así que quiero que sepas que si tomas la decisión de tener sexo con el italiano... Me cuentes con detalles - la miro espantada.

Mi Dulce Accidente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora