Capítulo 7/ Niñera De Perros

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Gracias a Dios que he llegado a casa, apenas si puedo con mi alma

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Gracias a Dios que he llegado a casa, apenas si puedo con mi alma. Estoy cansada, sucia, frustrada y muy enojada. Bien dicen que: "Todo se parece a su dueño". El maldito perro tambien me quiere hacer la vida imposible. ¡Ojalá y jamás de los jamases me hubiera topado con este hombre tan frustrante!.

Dejo mi mochila en el piso, justo en la entrada y dejo mis llaves en la mesita que hay de lado de la puerta causando un ruido con estás. Necesito ducharme y recostarme. Un merecido descanso.

— ¡Mierda! ¿Que te pasó? — mi querida hermana me mira de pies a cabeza dejando a un lado su libreta dónde hace sus estupendos dibujos. Después de examinarme, veo que la tonta de Natasha está conteniendo la risa —  Sólo a ti, el maldito bus te llena de lodo. Vaya suerte que tienes — y ya no puede más y ríe como foca trastornada, tirada en el sofá y tratando de tomar aire.

¡Tonta!

— ¡Cállate! No estoy de humor — le digo pero es en vano — ¡Tuve suficiente con lo de hoy para todavía soportar tus burlas! —  yo grito y ella ni se inmuta y sigue riéndose de mi desgracia.

— ¿Que pasa? ¿Por qué gritan? — Mis padres entran a la sala y me miran de pies a cabeza — Lexie ¿Qué te pasó? — Pregunta mamá mirándome preocupada.

— Nada— me cruzo de brazos y me tiró al sofá vacío.

— ¿Como que nada? Estás hecha un desastre. Y levanta tú trasero de mi sofá — sigue diciendo mamá. Mi padre me mira; se sienta junto a Natasha, la cual le dice no sé qué cosa al oído y ambos se ríen. Ruedo los ojos.

¡Lo que me faltaba! Mi familia se burla de mi.

— ¿Entonces? — mamá se sienta a mi lado, pero tomando distancia. Creo que apesto.

— Es que fui a trabajar — al decir esto los tres alienígenas presentes en esta casa, me miran como si hubiera dicho una palabrota — ¿Qué? ¿Ahora no puedo ni trabajar? — los fulmino con la mirada.

— Dí la verdad. Alexandra, además no creo que te castiguen — dice Nat.

—  ¡Es la verdad! — está familia me desespera.

— Supongamos que es cierto — contesta mi padre — ¿En que se supone que trabajas?— me mira divertido.

¡No te burles papá!

—  Soy una especie de niñera de perros — contesto enojada.

Yo solo quiero dormir.

— ¿Sí? ¿Y de quién los cuidas? — pregunta mamá.

— Estoy cuidando de un San Bernardo, su dueño es un... —  Italiano sexy  — .. Anciano. Sí de un pobre ancianito que no puede solo — 

Al parecer mi respuesta les fue grata.

— Que bien, hija — dicen al unisono.

— Dime qué te han pagado — le saco la lengua a Natasha.

Mi Dulce Accidente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora