01. Campamento de verano

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La historia que vais a oír no comienza con el principio. Comienza con el final. Comienza con la culminación de otra historia que quizás conozcáis, o quizás no.

En la víspera de Año Nuevo de 2002, ocurrió un auténtico milagro. El cariño que miles y miles de niños humanos sentían por sus compañeros Digimon unió a sus dos mundos con su luz definitivamente, al mismo tiempo que los salvó de la oscuridad que los envolvía. Un hombre abatido de tanto luchar, de tanto soñar, dio su vida por restaurar el mundo que tanto amaba. Los llamados "Niños de Odaiba" consiguieron reunir a todos los niños elegidos en un solo lugar para hacer historia, y dar comienzo a una nueva era en la que humanos y Digimon estarían más cerca que nunca.

Aunque esta nueva era no comenzó de repente. Apenas pasaron tres meses cuando un gigantesco monstruo volvió desde el pasado amenazando con destruir la paz y tranquilidad que se avecinaban. Pero una vez más, y esta vez de forma definitiva, fue derrotado gracias a la ilusión de todos esos niños, fundida en una espada radiante de justicia.

El mundo estaba cambiando, sí. Niños de todas partes del mundo empezaban a encontrar a sus compañeros Digimon, y los viajes entre ambos mundos empezaban a hacerse frecuentes mientras los mayores se echaban las manos a la cabeza por la aparición de un mundo nuevo que no conocían. Al llegar el verano, ya era normal conocer al menos a una persona en tu región que tuviera un compañero Digimon. Sería normal, incluso, que los protagonistas de nuestra historia también tuvieran uno.

Pero esta historia no es una historia normal.

— Sanlúcar de Barrameda, España, 18 de julio de 2003 —

En la casa de los Garza aún no se había levantado nadie. Eran las cinco de la mañana, y toda la familia estaba sumida en un profundo sueño. Todos excepto Lucas. Cuando sabes que al día siguiente vas a un campamento de verano y no volverás hasta dentro de un mes y medio es normal pasarse la noche en vela. Pero para él no era eso lo que le quitaba el sueño.

La semana anterior, buscando equipaje para el viaje en el cuarto de sus padres, había encontrado un aparato del que recientemente se hablaba cada vez más: era un dispositivo digital, modelo antiguo. Este descubrimiento le hizo entender el recelo con el que sus padres le prohibían rebuscar en su habitación, aunque fuera acompañado. Al contárselo a sus amigos, cuyos padres hacían exactamente lo mismo con ellos, hizo que éstos se preguntaran si uno de estos dispositivos había estado en su casa todo este tiempo. Y en efecto, así era.

Decididos a investigar qué propósito tenían exactamente, usaron la oportunidad que les brindó el campamento para llevárselos y poder examinarlos con tranquilidad sin que nadie los molestara.

— Estación de autobuses —

— Ay mamá, de verdad, ¡no hace falta que me toques más el pelo! ¡Está bien así!

— Ay no sé, Lucas, es que va a ser mucho tiempo sin verte... ¿seguro que estarás bien?

 ¿seguro que estarás bien?

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Digimon Extend I: La leyenda de los niños cambiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora