02. ¡Cambio de extensión! Llega Cubmon

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El viento rozaba suavemente la cara de Lucas, mientras se deleitaba contemplando un campo de trigo. Empezó a correr despreocupadamente, saltando por encima de los fardos y dando volteretas imposibles. Luego se echó al suelo boca arriba y se puso a ver las nubes. Una tenía forma de telera, otra de dispositivo, y la otra de coche.

Fue entonces cuando oyó el claxon de un taxi. Corrió flotando hacia el cielo y la nube se volvió un taxi real. Se bajó la ventanilla. Dentro estaba Eli.

— Perdone, ¿sssssabe por dónde queda la Sauceeeeda? — dijo el taxista, que por alguna razón era Javi el monitor.

— ¡No tengo ni la menor idea! — le respondió Lucas alegremente.

— ¡Muchas gracias! Taxi, ¡a La Menor Idea! — gritó Eli, y el taxi se fue haciéndose cada vez más pequeño hasta meterse en una nube minúscula con forma de bombilla.

— ¡Buen viaje! — les dijo Lucas moviendo los brazos. Luego se volvió para mirar el campo de trigo desde el cielo. Víctor estaba en un camino de al lado, montando en bicicleta, saludándole. Lucas le saludó también, hasta que se dio cuenta de algo — Un momento... ¡pero si Víctor no sabe montar en bici! Esto debe de ser...

En ese momento Víctor empezó a volar con la bicicleta hacia donde estaba Lucas, y sacó una pinza para tender la ropa.

— No te preocupes, Lucas, ¡no te asustes! ¡No te asustes! — dijo abriendo la pinza y acercándosela a Lucas — Todo ha salido estupendamente.

Víctor le puso la pinza en la boca, pero dolía bastante. Luego empezó a tirar de ella con todas sus fuerzas. Lucas se puso a agitarse para escapar, hasta que finalmente despertó del sueño.

Lo primero que vio fue un sol fulminante que casi lo deja ciego. Luego poco a poco empezó a distinguir un suelo de tierra, árboles y flores enormes de vivos colores. Estaban en un claro de un bosque tropical.

— Lo siento... ¡Eli me dijo que lo hiciera! — se defendió Víctor tímidamente.

— ¡Ah! ¿La princesita ya se ha despertado? Pensaba en un beso de amor verdadero, pero lo único verdadero aquí es que estamos en un buen lío — Eli estaba visiblemente enfadada.

— ¡Un segundo, un segundo! Esperad que me recomponga... a ver... ¿dónde estamos? ¿Tengo moñigas de vaca encima? — Lucas seguía confundido, diciendo tonterías para sí mismo.

— Tú hazme caso, Víctor — susurró Eli — se dará cuenta en tres... dos... uno...

— ¿¡ESTAMOS EN EL MUNDO DIGIMON!? — se alarmó Lucas.

— ¡Exacto! ¡Lo has conseguido, Lucas! Nos has traído a un sitio que no conocemos de nada, pero hay un pequeño problemilla: no sabemos cómo volver.

— Ah, no pasa nada. Tenemos los dispositivos, ¿no? — preguntó Lucas con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¡Es verdad, claro! — se alegró Víctor.

— Entonces sólo tenemos que juntarlos otra vez para volver, ¡vamos! Si es que lo tenía controlado... — se pavoneaba Lucas.

Los tres juntaron sus dispositivos igual que antes y esperaron. Esperaron... pero no pasaba nada.

— A lo mejor no hay cobertura por aquí — Lucas no perdía la esperanza — Tal vez tengamos que buscar un sitio alto... o una antena... o algo...

— Yo me conformo con buscarle un precio a tu cabeza, ¿te vale? — Eli no le daba tregua.

— Eh, todos tranquilos, por favor. Que pelearse no lleva a ningún sitio... — Víctor intentaba suavizar la situación — Si los Digimon consiguieron escapar a todas partes del mundo las navidades pasadas, no veo por qué nosotros no... Además, me gusta la idea de ir a las montañas, ¡la gente de las montañas es muy maja! ¡Seguro que por allí están los Digimon buenos!

Digimon Extend I: La leyenda de los niños cambiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora