Capítulo 43

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Jesús.

Estoy esperando la respuesta de Martina.

Llevo unos segundos arrodillado en el suelo pero para mi son como horas.

-Sí, quiero- contesta asintiendo repetidas veces con la cabeza.

Me levanto y nos besamos.

Cuando nos separamos, veo su rostro bañado por lágrimas.

Todos se levantan y empiezan a llenarnos de felicitaciones.

Pongo el anillo de oro rosa en su fino dedo y ella lo mira maravillada.

-Es precioso- besa la comisura de mis labios
-Lo cogí en rosa porque se que te encanta- susurro en su oído y ella asiente.










******










Apago la luz del baño y entro en la habitación.

Donde Martina ya está recostada en la cama mirando el anillo con una sonrisa.

Me siento a su lado y me tapo con la sábana.

-Mira que bonito es- habla mi pareja ilusionada haciendo alusión a su anillo
-Lo sé, cariño. Lo elegí yo- ella sonríe y me besa
-Entonces tu quieres que sea tu mujer- dice pensativa y yo asiento -cuando en el hospital preguntó el médico por nosotros, le dije que era tu mujer, me resultó extraño, pero me gustó- se encoge de hombros y yo sonrío
-Tenemos que buscar fecha- ella asiente
-¿Qué te parece Septiembre o Mayo? No hace ni mucho frío ni mucho calor, creo que sería una buena fecha- propone
-Mayo mejor, no quiero que coincida con el cumpleaños de Gaby-
-Vale, pues ya iremos buscando un día- sonríe
-Una cosa. Yo por la iglesia no me caso- le advierto y ella ríe
-Vale, por la iglesia no, pero yo me caso vestida de novia-
-Y bien guapa que vas a estar- se sonroja.










******










Beso sus labios una vez mas y me detengo a observar su rostro con detenimiento como hago muchas otras veces.

Sus ojos marrones están debajo de sus gafas, pero puedo ver que tienen un brillo especial que no sabría describir, sus labios son carnosos y sus pómulos se encuentran enrojecidos.

-¿Y a dónde nos iremos de luna de miel?- me mira pensativa
-¿A dónde quieres ir tú?-
-Grecia o Noruega. Aunque Estados Unidos también estaría bien- opino
-Grecia me gusta- besa mis labios.

Empezamos a besarnos hasta el punto en el que ya no puedo abandonar sus labios.

Bajo mi mano por su espalda y aprieto su glúteo a lo que ella se sobresalta.

Entrelaza sus piernas en mi cintura presionando nuestras intimidades.

Vamos de camino a la habitación y suena el teléfono fijo del salón.

Suspira cansada y se dirige a cogerlo.

-¿Si?- aprieta sus labios -oh hola Ada- su gesto se suaviza -si, en breve ya podremos retomar las clases. Aunque tendrías que venir tú a casa- muerde su labio inferior y después asiente -bien ya iré hablando con tu madre- murmura.

Hablan un par de cosas más y cuelga.

-Después de cinco meses sin trabajar, volveré a hacerlo- que ilusionada está.

Me encanta verla así.










******










Entro en casa y veo a Gaby y a Martina con bastantes fotos y catálogos extendidos sobre la mesilla de centro.

-Pues está claro que mi ramo va a ser de rosas rojas- dice mi futura mujer, a lo que mi hija rubia ríe.

La morena y la rubia se giran hacia mi y me saludan a su manera cada una.

-Por cierto, me han dado fecha para el veintinueve de Mayo, ¿qué te parece?- me mira nerviosa esperando mi respuesta
-Me parece perfecto- beso sus labios castamente
-Ya estamos a Octubre, tenemos que empezar a mirar restaurantes y todo eso ¿no?- habla mi hija agitada y ambos reímos
-Tranquila Gaby- mi prometida pone su mano sobre el brazo de mi hija mayor
-Si yo estoy tranquila, pero ambas necesitamos vestido-
-Eso si es verdad- se queda Martina pensativa -por la tarde iremos ambas a mirar opciones- ambas sonríen.










******










Mi teléfono suena en el bolsillo de mi pantalón.

Al terminar de atender a un cliente y ver que no hay nadie más a quien atender, lo cojo.

Llamada entrante de Azucena.

Que extraño.

-Dime Azucena- contesto a modo de saludo
-Jesús, han encontrado a Lara, la han detenido-
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde estaba?-
-A ver, tranquilidad, por favor- me pide -estaba en una casa que tenían sus padres en Vitoria, que también vivían ahí unos familiares suyos- me informa y yo asiento
-Entonces, ¿ya está detenida?- cuestiono para confirmar
-Si, ya está todo, ya no volverá a molestar por lo menos en cinco años. Le cae pena de un lustro por intento de homicidio-










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Entran Gaby y Martina en casa.

La morena me saluda con un beso y después deja a los bebés en su habitación.

A continuación, les pido a ambas que se sienten.

Me hacen caso y después me miran intrigadas.

-Bien, Gaby, esto igual es un poco duro, pero hija, es la realidad y te lo tengo que decir- la expresión de la rubia de ojos marrones es de confusión
-¿Qué es lo que pasa, Jesús?- esta vez habla Martina
-Han detenido a Lara- suelto por fin
-Y no se merece menos- contesta mi hija mayor
-Pero Gaby, es tu madre- la coge del brazo y la rubia niega con la cabeza
-Dispara a mi padre, pega una paliza a la novia de mi padre hasta dejarla inconsciente, busca una cómplice y me obliga a ir con ella a Vitoria estando prácticamente incomunicada- las lágrimas se acumulan en sus ojos y mi novia está en las mismas condiciones.

La morena abraza a la rubia e intenta consolarla diciéndole que todo ha pasado ya.

Al fin, mi hija mayor, consigue calmarse.

-Gaby, tengo que hacerte una pregunta, se que va a ser incómodo, pero te la tengo que hacer- cojo su mano y ella asiente
-Dime papá-
-¿Cómo conseguiste volver de Vitoria?-
-Pues un día en el que mamá estaba distraída, me metí en Internet para pedir un billete de bus, y lo pagué de su tarjeta. Por la noche mientras ella dormía me fui con todas mis cosas, le dejé una nota-
-Que valiente- dice Martina mirando al vacío.

Y tiene toda la razón.

Dieciocho años no son nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora