Capítulo 11

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Jesús.

Entro por la puerta de casa y viene mi hija a abrazarme.

-¿Qué tal en el trabajo, papá?- cuestiona mientras yo cuelgo mi abrigo en la entrada.

Hoy tenemos la cena de Nochebuena con la familia de Lara.

-Bastante bien- sonrío y le revuelvo el pelo a la rubia
-Están la abuela con la tía Sonia, su marido y el tío Alejandro-
-Ahora iré- contesto con una sonrisa algo falsa.

Ella asiente y se dirige al salón.

No me llevo del todo bien con mi suegra y mi cuñada.

Y con mi cuñado Alejandro, lo que me pasa es que tiene la edad de Martina.

Se lleva veinte años con mi mujer.

Voy al salón y los veo a todos sentados en el sofá.

-Hola yerno- se levanta, Carmen, la madre de Lara
-Hola Carmen- me abraza secamente y después me mira de arriba a abajo
-¿No llevamos bien el tema de la puntualidad, verdad?- pregunta con una sonrisa cínica
-Mamá déjalo, que estaba trabajando- interviene la castaña clara
-Pues igual deberías cambiar de trabajo- habla Sonia, la hermana de Lara, con una mirada déspota
-Sonia, déjalo ya- la corta Alejandro, el otro hermano de la madre de mi hija
-Estoy a gusto con mi trabajo- hablo seco y mi cuñada parece molestarse.

Pasa un rato y ya empezamos a poner la mesa para disponernos a cenar.

-Oye enana- mi cuñado se dirige a mi hija -¿tu no tendrás por ahí alguna amiga de dieciséis años o más?- Gaby niega con la cabeza mientras ríe
-No tienes remedio- le dice riéndose
-¿Pero tienes o no?- cuestiona algo desesperado
-Si, de hecho tengo una amiga de dieciocho años, los cumplió hace nada-

Por favor que no se refiera a Martina.

¿Qué coño digo?

Claramente se refiere a ella.

-¿Ah si? ¿Y cómo se llama?- cuestiona ahora, más interesado
-Martina-

Odio tener razón.

-Anda, cuando hacía el bachillerato en mi clase había una chica que se llamaba igual- comenta y después da un sorbo a su copa -¿cuál es su apellido?-
-La verdad es que no lo se- se encoge de hombros -¿tu lo sabes, papá?- enfoca sus ojos en los míos
-Se apellida Llera- todos me miran sorprendidos excepto la rubia
-¿Y tu cómo sabes eso?- pregunta mi suegra muy molesta y yo ruedo los ojos, lo que hace que se moleste más y yo quiera reír
-Gaby estaba hablando de la hija de uno de mis mejores amigos, que además es mi jefe-
-Martina Llera iba conmigo a clase-

Que pequeña es esta ciudad.










******









Entro en la tienda y saludo a Carolina y Mónica.

Después saludo a Damián y me dirijo al baño a dejar mis cosas.

Voy por el pasillo que lleva al baño y veo a Martina inclinada hacia delante colocando el género.

-Anda, hola- ella se gira hacia mi, y me dedica una sonrisa
-Hola Jesús- sonrío yo también.

Que bien me suena mi nombre dicho por ella.   









******









Aparece Gaby por la puerta con mi cuñado, Alejandro.

Me acerco a ellos y les saludo.

Después, atiendo a una pareja que querían comprar una videoconsola.

Viene Martina al mostrador a coger unas etiquetas, y antes de irse, dirige su mirada hacia donde está mi hija con su tío.

-Hola Martina- saluda la rubia y la castaña sonríe
-Hi Gaby- la rubia abraza a la castaña.

Al separarse las dos chicas, la de ojos marrones, repara en el acompañante de mi hija.

-Hola Álex-
-Hola Martina-

Se dan dos besos y la morena se ha puesto algo nerviosa.

Coge las carátulas torpemente, cuando se va a ir se le resbalan dos o tres y acaban en el suelo.

El castaño se agacha, las coge y se las da con una sonrisa.

Mientras Martina se dirige a uno de los pasillos para ponerlo todo en su sitio, mi cuñado le está mirando el trasero.

Me están entrando ganas de darle un bofetón.

Aunque no tuviese lógica alguna, Martina no sabe que a mi me gusta, y yo a ella no le gustaré aunque Carolina afirme que si.

-¿Y tu y yo podríamos quedar algún día, Martina?- cuestiona Alejandro a la castaña cuando vuelve de colocarlo todo
-Si si, ya hablaremos- le contesta de manera desinteresada.

Eso parece desconcertar al castaño de ojos marrones claro porque rebaja su chulería a una cara de sorpresa total.

-¿No te apetece o qué?- cuestiona de manera sobrada acercándose a ella.

Las facciones de Martina se tensan y endurecen en cuanto nota la chulería de Alejandro.

Más bien, parece ser que le ha molestado su pregunta.

Dirijo la mirada a su mano la cual se encuentra hecha un puño y va a mas porque sigue apretando con bastante fuerza.

-No te he dicho que no me apetezca, te he dicho que vale, que ya hablaremos- contesta tranquila y cogiendo aire
-Lo has dicho con muy poco interés- le reprocha.

La castaña oscura inspira fuertemente y lo mira secamente.

Nunca pensé que el hermano de la madre de mi hija sería tan sumamente gilipollas.

-¿Quieres que salte de alegría? Álex éramos compañeros de clase y como mucho amigos. Me alegro de que algún día podamos quedar, pero de ahí a que me ponga super contenta como todas tus conquistas, hay un camino muy largo-

Bravo Martina, bravo.

Cada vez me va gustando más está chica.

Es guapa.

Es inteligente, es irónica, entiende mi humor, es muy agradable...

Es perfecta.

O por lo menos así la veo yo.

Y joder cada vez voy descubriendo cosas suyas que me desconciertan pero me gustan.

-¿Te gusta otro?- pregunta enfadado mi cuñado
-¿Y eso qué tiene que ver?- ríe la morena
-Pues porque si no fuese así, estarías interesada en que quedásemos- se cruza de brazos
-A ver Álex, que mi paciencia tiene un límite y ya estás llegando a él. No me toques las narices. Si quieres quedar, un día de estos quedamos, y no te me pongas chulo porque entonces te mandaré a la mierda- dice todo esto en un tono tranquilo acompañado de una falsa sonrisa.

El de los ojos marrones claro, rebaja un poco su soberbia.

Nadie molesta a mi Martina.

Espera ¿qué?

¿Mi Martina?

Tiene que dejarme de gustar.

Dieciocho años no son nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora