Jesús.
Acuesto a Virginia en la cuna tras haberse quedado dormida.
Me quedo observándola, tanto a ella como a Damián.
Los miro a ambos y veo que son el fruto de mi relación con Martina.
La mujer de la que estoy enamorado.
Ya ha pasado un mes desde que nuestros hijos nacieron, y he de decir que para ser que nunca ha sido madre, Martina lo hace muy bien.
Algo me saca de mi trance, es Martina abrazándome por detrás.
-¿En qué piensas?- me pregunta mirándome fijamente con esos ojazos marrones
-En todo un poco. En ti. En mi. En nosotros. En nuestros hijos- me giro y rodeo su cuello con mis brazos, ella imita el gesto con mi cuello.Nos vamos acercando lentamente hasta que nuestros labios hacen contacto.
Saboreo lentamente sus carnosos y suaves labios, son adictivos para mi.
Bajo lentamente mis manos por su espalda, hasta llegar a sus glúteos.
Los cojo firmemente y de un impulso, sus piernas se encuentran entrelazadas en mi cintura.
-Todavía es muy...- voy a continuar la frase y ella me corta con un beso
-Estoy preparada, Jesús- volvemos a besarnos.Seguimos besándonos de la misma manera y cuando estamos a punto de irnos a nuestra habitación, uno de los bebés empieza a llorar.
¿Por qué, destino?
¿Por qué?
Martina ríe en el hueco de mi cuello y se baja.
Va hacia la cuna de Damián y lo coge.
-¿Qué pasa, chiquitín?- nuestro hijo continúa llorando y con su mano empieza a estirar de la camiseta roja de su madre -Ah ya lo entiendo- sonríe -tienes hambre ¿a que si?- le mece y acto seguido, se sienta en la mecedora que hemos puesto cerca de las cunas.
Empieza a darle el pecho a Damián, y éste, poco a poco se va tranquilizando.
******
Entro en casa y oigo risas en el salón.
Me acerco y veo a Martina hablando con sus amigos.
Elia se estira intentando jugar con Virginia.
Y mi hija se remueve incómoda en el regazo de su madre.
Me acerco a mi novia y beso su sien.
Después saludo a Alaska, Renata, Gonzalo y Marco.
-Virginia quiere que la coja su padre- dice Martina mirándome y yo sonrío.
Me agacho y cojo a nuestra bebé en brazos.
Poco a poco se va tranquilizando.
-Que fuerte Vivi, prefieres a tu padre antes que a mi- finge estar ofendida y el resto reímos -cuando seas una adolescente ya te lo recordaré-
Se inclina hacia Renata, quien lleva a Damián en brazos y le coge.
******
Termino de atender a un cliente y recojo unos cuantos papeles que están desperdigados por el mostrador.
Bostezo y después me encuentro con María del Mar y Carolina mirándome.
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Dieciocho años no son nada
RomansaMartina, una joven a punto de cumplir dieciocho años. Jesús, un adulto de treinta y seis. Él está casado, y tiene una hija. Ella aún vive con sus padres y todavía se cuenta los sueños e ilusiones con sus mejores amigos. Él trabaja y ella estudia. É...