Capítulo 31

7.4K 411 11
                                    

Jesús.

Veo a Martina muy nerviosa y eso hace que me preocupe.

-Jesús, será mejor que te sientes-

Así lo hago, después la miro y veo como camina de un lado a otro.

-¿Me vas a dejar?- pregunto dudoso
-¿Qué? ¡No!- niega rápida y repetidamente -igual eres tú quien me quiere dejar después de esto- murmura
-Martina, ¿qué pasa?- la cojo de la mano.

Sus ojos empiezan a aguarse y su labio inferior comienza a temblar.

-Estoy embarazada-

Mi primer instinto es levantarme y abrazarla.

Ella empieza a sollozar y yo solo acaricio su cabeza de manera tranquila.

-¿No lo quieres tener?- cuestiono al separarnos
-¿No me vas a dejar?- limpia su cara con la manga de su camiseta
-¿Por qué iba a dejarte si eres la mujer de la que estoy enamorado?- limpio con mi pulgar otra lágrima que resbala por su mejilla
-Como ya tienes a Gaby, y todo eso- la vuelvo a abrazar
-Martina, yo te quiero, te quiero muchísimo, y no te voy a dejar, eso te lo puedo asegurar-

Coloco mis manos en sus mejillas y junto nuestros labios.

Después dirijo mi mano a su todavía plano vientre y lo acaricio.

-¿De cuánto estás?-
-De dos meses-
-O sea que nacerá en Abril- comento pensativo y ella asiente -habrá que ir pensando nombres- sonríe.










******










-Habrá que decírselo a Gaby- dice pensativa Martina
-Se lo tomará bien, ya verás- acaricio su cara
-Como me sigas acariciando así, me quedaré dormida-
-Necesitas descansar-

Ella asiente y poco a poco, se va durmiendo.

Cojo mi móvil y le mando un mensaje a mi hija.

WhatsApp

Jesús: Has salido ya de clase?

Gabriela: Si, ya estoy fuera

Gabriela: Pasa algo?

Jesús: Si, pero no es grave

Jesús: Ven cuanto antes

Gabriela: Estoy llegando ya

Martina abre los ojos y me mira.

-He dormido diez minutos, pero que bien me han sentado- frota sus ojos.

Oigo el sonido de las llaves en la puerta, y entonces se que ha llegado mi hija.

-Hola- saluda animada
-Rubia, acércate que te tenemos que decir algo- palmeo en una parte del sofá y ella se acerca preocupada
-¿Qué pasa?-
-Vas a ser hermana- habla Martina nerviosa.

Los ojos marrones de mi hija se ensanchan notablemente y después lleva una mano a su boca.

-¿Estás...? No me lo puedo creer. ¡Voy a ser hermana!- empieza a dar saltitos
-¿En serio te alegras?- cuestiona Martina a punto de llorar
-Muchísimo- contesta la rubia de ojos marrones sonriendo.










******










Entran Alaska y Marco por la puerta y va mi novia a recibirlos.

Alaska lleva una tripa de nueve meses, bastante importante.

-Martina, te veo muy bien- confiesa Alaska sonriente -te veo radiante, amiga- le da un codazo cariñoso
-Bueno, si que hay algo que os tengo que contar- ambos la miran expectantes -pero prefiero que estéis todos-

Ambos asienten, algo decepcionados, pero parecen comprenderlo.

Terminamos de cenar y bajamos hacia la calle.

Mientras hablamos el rostro de la amiga de mi pareja, palidece notablemente y coloca una mano sobre su vientre.

-Al, ¿estás bien?- le pregunta Marco cogiéndola de la otra mano
-Acabo de romper aguas- hace una mueca de dolor
-Llamemos una ambulancia- propone Martina y yo me dispongo a hacer lo que ha dicho.










******










Estamos en la sala de espera de la clínica.

Llega Renata e inmediatamente se acerca a Martina, mientras Gonzalo y yo nos saludamos.

-¿Qué tal está?- pregunta la pelirroja
-No lo se, solo se que están en el paritorio- se encoge de hombros la morena.

Pasa el rato y por fin nos autorizan a entrar en la habitación en la que están.

-Que niña más bonita- dice Martina nada mas ver a la bebé en brazos de su madre
-¿Al final como la habéis llamado?- cuestiona la de ojos azules
-Elia- contesta el chico de ojos miel

Elia Hernández Valero 28 de Octubre a las 22:56 p.m

Después de que los padres de la niña le hagan mimos y carantoñas, mi novia coge a la niña.

Le sonríe y la va meciendo hasta que poco a poco se van quedando dormida.

-Asi nos veremos nosotros en un tiempo- murmuro en su oído y ella sonríe sonrojándose
-¿Y vosotros para cuando?- cuestiona la que acaba de ser madre mirándonos
-Pues dentro de siete meses-
-¿Perdón?- interviene el mejor amigo de mi pareja
-Pues eso, que he visto a Al con un bebé y yo también. Estoy de dos meses- bromea.

Todos los presentes ensanchan sus ojos y segundos después empiezan a llenarnos de felicitaciones.










******










El vientre de Martina ya empieza a ser algo más abultado, está de tres meses.

Ahora estamos de camino a casa de mis padres, junto a Gaby.

Al llegar, nos abre mi abuela, a la que no esperaba para nada ver.

-Mi nietito favorito- me abraza.

Mi abuela es una mujer que siempre ha sido muy sana, con lo cual, aunque yo tenga treinta y siete años, ella sigue viva, y es algo que agradezco porque desde que he sido pequeño nos hemos llevado muy bien.

-¿Esta chica tan guapa es tu mujer?- mira a Martina y ésta se sonroja
-Algo así- cojo su mano haciendo que se acerque
-Hija mía, que guapa eres- le da dos besos -yo soy Francisca, la abuela de este chico tan guapo-
-Yo soy Martina- se presenta algo cohibida.

Parecen congeniar y después se unen a la conversación mi padre, mi hermano y mi cuñada.

Al cabo de un rato, mi madre avisa de que la comida ya está lista, y todos nos sentamos en la mesa.



Cuando terminamos de comer, Martina y yo nos levantamos para dar a conocer la noticia.

-Os queríamos decir algo- hablo yo primero
-Y mejor aprovechando que estáis todos aquí, la verdad- sonríe mi pareja
-¿Qué pasa?- pregunta mi padre
-Allá va- decimos la morena y yo a la vez
-Estoy embarazada- suelta finalmente mi novia.

Gaby sonríe porque ya lo sabía.

El resto de presentes se quedan estáticos y con cara de sorpresa.

Martina aprieta mi mano con fuerza y empieza a estar nerviosa.

Se perfectamente que su miedo es que no lo acepten.

Y lo se porque yo ahora estoy igual que ella.

Dieciocho años no son nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora