Capítulo 26

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Me senté en el sofá dándole vueltas a todo. Primero el sueño y ahora el beso de Gale. El mundo estaba contra mi ¿o qué? Al menos ya tenía una cosa clara. Mi amor por Peeta. Se lo había reconocido a la persona que más dudaba de ese amor. Pero no podía evitar estar intranquila. Gale me había besado. Era un hecho. Y dudaba de que pudiera ocultárselo a Peeta. Nada más verle iba a tener el impulso de confesárselo. Era algo que no iba a poder evitar. Era imposible ocultarle algo. La culpabilidad me mataría. Di un puñetazo a uno de los cojines. Maldito Gale.

Y ahora estaba lo de ver a Peeta con él bebe de Annie en brazos, esa sonrisa casi paternal que le estaba regalando al niño, aunque Peeta y yo fuéramos casi niños. Pero habíamos vivido muy rápido, habíamos madurado demasiado rápido. Vivíamos juntos como pareja, era lo que iba después. Los hijos. Cabeceé, era demasiado pronto para hablar de ello. Solo teníamos 18 años, demasiado jóvenes aún para ser padres, me agarraría a eso por el momento, hasta que fuéramos lo suficientemente mayores, entonces pensaría en algo más.

El no podía obligarme a ser madre. Suspiré. Y yo no podía obligarle a no ser padre ¿no? Me estaba desquiciando antes de tiempo, ahora lo que debíamos lidiar era le asunto de Gale. El beso que me había dado y que yo le había devuelto. Pocos segundo, pero lo hice. Y ahora no podría con la culpabilidad. Me apoyé en el respaldo del sofá y espere que Gale bajara odiándome a mí misma.

Gale entró en el salón a los pocos minutos, su manos tenía un mejor aspecto, señal de que se había aplicado correctamente las dos cremas. Me levanté y alisé las arrugas de la falda del vestido, para luego encaminarme hacia la salida sin hablarle. Me calcé y volvimos a hacer el mismo camino a la inversa, bajo las mismas condiciones de antes, con las miradas y los cuchicheos a nuestro alrededor. ¿es que no se cansaban?

-¿Por qué nos miran tanto?

-¿Tu qué crees? Vamos vestidos raros, y estoy contigo y no con Peeta, seguro que cren que le he engañado contigo.

-Siempre fueron unos metomentodo en este distrito

-la gente se aburre Gale, aunque las cosas hayan cambiado, la mayoría sigue viviendo como antes

-la mayoría son estup...

-Gale, ya vale, deja de odiar tanto –vaya, debería de aplicarme mi propio consejo.

Seguí caminando un paso por delante de él hasta el Edificio de justicia. Entramos y fuimos directamente hacia el gran salón el mismo hombre de antes comprobó nuestros nombres en una lista y pudimos entrar.

Busqué a Peeta de nuevo desde mi posición y cuando le vi otro trocito de mi mundo se derrumbó, hoy era el día de pasarlo mal, sí o sí. Bailando con Peeta, con una mano en su cintura y otra agarrada por la mano de él estaba Delly. Una hermosa y perfecta Delly. Su vestido lila se ajustaba perfectamente a su curvilíneo cuerpo, marcándole aún más su generoso busto. Ese escote insinuaba que lo que cubría la tela no era pequeño. Y Peeta estaba demasiado cerca de ella, también la agarraba de la cintura. Sonreía mientras daba vueltas y vueltas al ritmo de la música. De vez en cuando reía a grandes carcajadas. Volvía a divertirse sin mí.

-Parece que el panadero se lo está pasando en grande –Al parecer Gale también lo había visto

-Cierra el pico guaperas –me giré al reconocer la voz. Johanna me sonreía abiertamente

-Johanna...

-Descerebrada... -rodé los ojos a causa del cómico sobrenombre

-Sabía que vendrías...

AprendiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora