27. Las vencedoras

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Kimberly:

Siento unas manos frías y suaves, dolor en el abdomen, en la zona en la que me ha lastimado el cuchillo de Kear. También me duelen los tobillos, pero enseguida algo helado es colocado encima de mis pies y el alivio es instantáneo. No sé cuánto tiempo paso durmiendo, pero se siente realmente bien. ¿Cuánto tiempo hace desde que mi piel estaba en contacto con una suave y delicada sábana? Escucho la voz de mi madre, está gritándole enfurecida a alguien. Luego, con más tranquilidad, reconozco la de mi papá.

Cuando me despierto, sé que han pasado varios días, aunque no sé cuántos en realidad. Estoy en una habitación blanca, que parece un hospital y Holly está en la cama contigua. También parece estar despertando. Me mira con curiosidad y nos preguntamos una a la otra si estamos bien. Asentimos y sonreímos. Tanto ella como yo estamos completamente desnudas, a los pies de las camas hay dos trajes de tributos, impecables, con el número de nuestro distrito.

-¿En dónde están todos? -Pregunta Holly con curiosidad.

-No lo sé, pero voy a averiguarlo. -Respondo tomando la ropa que hay al final de la cama. Comienzo a vestirme y ella me imita. En la pared, un reloj indica que son las siete de la mañana.

Salimos de la habitación y nos encontramos en un pasillo oscuro, hacia el final se ve luz. Caminamos con cautela, sin saber si debemos ir allí o no, hasta que sentimos una voz conocida.

-¿Annie? -Pregunta Holly.

-Aquí estamos, niñas. -Responde sonriendo y asomándose a la puerta.

¡Es Annie! La Annie que conozco de toda la vida. Es increíble volver a encontrarse con la gente que uno quiere y conoce. Atravesamos lo que queda del pasillo casi corriendo, y Holly se abraza fuertemente a Annie mientras yo la sigo. Levantándose de un sofá, como si hasta hace dos minutos hubiera estado durmiendo, se encuentra mi madre, que abre los brazos y nos fundimos en el abrazo más grande de nuestras vidas. Cuando, con lágrimas en los ojos, logro soltarme, corro a abrazar a papá que está a pocos metros. Luego sigo con Haymitch, Annie, Cinna y hasta a Finnick a quien recién conozco lo abrazo.

Luego, Cinna nos prepara a ambas para la entrevista de esta noche. Solo queda eso, la cena de la victoria, y podremos irnos a casa. Anuncian que el recibimiento será primero en el Distrito 4, y luego en el 12, en ambos lugares debemos estar las dos. Mi familia está en el 4, así que mejor no podría ser.

El modelo del vestido que nos coloca Cinna es exactamente igual, solo que el de Holly es azul marino y el mío rojo cereza, distinguiendo con esos colores a nuestros distritos. El cabello castaño de Holly está recogido en un peinado similar al que tuve en el Desfile de Tributos.

Cuando salimos a la entrevista, Caesar nos saluda y lo primero que hacemos es ver la repetición de los juegos. Veo cosas que no había sabido hasta ahora. Holly y Jim iban tras mis huellas, a matarme, y ella detuvo a su compañero de distrito, lo que le valió su enemistad con los profesionales. Luego aparezco yo matando a pedradas a la chica del Distrito 1. Nos hacemos aliadas, nos atacan las pirañas. Holly le indica a Nat que estoy en el agua. Algunas lágrimas escapan de mis ojos al ver a Nataniel meterse a salvarme. Luego nos aliamos con Nat, Helen y Tiffanny. Veo la muerte de Nat, y a mí desesperada tratando de convencerme de que vive aún. Luego llegan las hormigas, yo me desmayo y Helen le insiste a Holly de que me abandone, y estoy en riesgo de llorar cuando ella le grita que me ayudará aunque le cueste la vida. Veo cómo habla desesperadamente con Annie y con Finnick, y cómo de ellos recibe instrucciones para reanimarme. También la veo luchar contra el chico del 9 y recibir el cuchillazo en la mano. Luego es la muerte de Tiffanny y Helen en la lucha con los profesionales, y el final. Holly lucha contra Mia mientras Kear me clava un cuchillo en el abdomen.

-Eres una asesina -Le dice Mia a Holly.

-Yo no, quienes nos mandan aquí son los verdaderos asesinos. -Responde ella antes de matarla.

Tengo que ahogar un grito y hacer esfuerzos por no demostrar mis emociones. Acabo de comprender que estamos -o al menos Holly está -en problemas. Serios problemas. La frase que dijo, en pleno combate final de Los Juegos del Hambre, es más propia de un rebelde en plena revolución. Es igual o tal vez sea incluso peor que sacar bayas venenosas y amenazar con que el Capitolio no tendrá a su vencedor.

FIN

El retorno de los juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora