21. La avalancha

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Katniss:

Abro los ojos, sobresaltada al oír el ruido de un cañón. No sé en qué momento me he quedado dormida. Me duele el cuello y tengo los hombros contracturados por haberme dormido sentada en la silla frente a la pantalla. En la imagen observo el agua del río teñida de rojo, los profesionales observando con los ojos muy abiertos, todos menos Jim Dorne. Y Kim está en el árbol, mirándolos desde arriba. Parece que no han notado su presencia.

Kim vuelve sigilosamente hacia el refugio, y les avisa a los demás que Jim intentó pescar en el río y fue atacado por las pirañas. Debaten rápidamente y deciden que lo mejor es moverse de donde están. Por más que están convencidos de que los profesionales no atacarán tres contra cinco, prefieren no encontrárselos.

Mientras los veo caminar por el bosque, alejándose cada vez más de los otros tributos, no puedo evitar bostezar y cabecear.

-No van a poder estar despiertos hasta que termine, ¿por qué no aprovechan para dormir ahora que todo está tranquilo? Vayan. -Nos dice Haymitch a Peeta y a mí. Ninguno de los dos hemos dormido nada en las últimas 48 horas, y la noche anterior al comienzo de los juegos ambos dormimos muy mal. No podremos aguantar hasta siempre, eso lo sé. De modo que acepto a regañadientes. -Cualquier novedad mandaré a avisarles. -Promete Haymitch. Y espero que no tenga que hacerlo, porque que haya una novedad significará que mi hija esté en problemas.

La Sede de los Juegos del Hambre es muy similar al Centro de Entrenamiento. Tiene 12 pisos, cada uno destinado a cada distrito. Allí los mentores tienen dormitorios para descansar, una sala de estar, un comedor, es como un enorme departamento lujoso. La puerta del primer dormitorio está abierta y se ve la cama destendida y el televisor prendido. Allí debe haber dormido Haymitch. Peeta y yo nos dirigimos al dormitorio siguiente. Mi marido enciende el televisor. Aquí no pasan a Kim y Nataniel todo el tiempo, sino que pasan lo que se transmite a todo Panem. La tributo femenina del Distrito 6 ha encontrado a la del 10 en una cueva en las montañas, comienzan a luchar y en eso entra el chico del Distrito 10 a ayudar a su compañera. Mientras la chica del 6 está encima de la del 10, el chico le clava un cuchillo en el cuello y pasan pocos minutos hasta que suena el cañón. La voz de los relatores anuncia que quedan trece participantes en juego: el grupo de los cinco aliados en el que está Kim; los tres profesionales; los dos del 10; ambos del 9 y el chico del 11.

Me quito los zapatos y los pantalones mientras sigo mirando el televisor, ahora enfoca a los tributos del Distrito 9, quienes buscan alimento en el bosque sin demasiado éxito. Apoyo la cabeza en la almohada, siento los brazos de Peeta rodeándome y me quedo profundamente dormida. Lo último que veo es el reloj de la mesa de luz, que indica las 10:05 de la mañana.

-¡Ay! -Inmediatamente reconozco que ese grito es de mi hija y abro los ojos y me siento en la cama de un salto.

-No es nada. -Me tranquiliza la voz de Peeta, que ya estaba sentado cuando yo me desperté.

Miro al televisor, los chicos siguen caminando, ya casi saliendo del bosque. Kim ha resbalado en la nieve, eso es todo. Ya ha vuelto a levantarse y no le pasó nada. Respiro mucho más tranquila, y me recuesto sobre el regazo de Peeta. Nos besamos y él comienza a acariciarme el cabello.

-Insisto en que es rarísimo esto de que haga calor y haya nieve al mismo tiempo. -Dice Nataniel, va caminando unos pasos detrás de mi hija. En ese momento, reparo en que todos se han quitado las chaquetas y andan en mangas cortas. Él tiene razón, eso es muy raro.

Con el presentimiento de que algo malo sucederá, me levanto de la cama y me visto nuevamente. Peeta me mira con curiosidad.

-¿Tú dices que volvamos abajo? -Pregunta mi esposo. Y yo asiento con la cabeza.

-Estaré más tranquila allí abajo. -Confieso -Además me llama la atención el calor, quiero ver qué temperatura hace en la arena. -Agrego, eso se puede revisar en las pantallas de los mentores.

Peeta también se cambia, antes de salir del cuarto vuelvo a mirar la hora, son las tres de la tarde, hemos dormido unas cinco horas. Llegamos a la sala de mentores y veo que Annie y Haymitch están solos en nuestro sector. Johanna, al igual que Finnick, han ido a dormir un rato. Los chicos han salido del bosque, y están en la linde entre este y las montañas. La temperatura en el estadio es de 34 grados centígrados. Demasiado calor para un lugar nevado, la nieve comenzará a derretirse.

-Los Vigilantes quieren derretir la nieve, ¿para qué? -Pregunta Peeta.

-Eso estábamos debatiendo. -Responde Haymitch. -Annie sospechaba que los quieran ahogar a todos, pero solo llevan tres días, es muy pronto para algo así. A lo mejor intentan hacer cambios bruscos de temperatura, para matar a los más débiles...

-...O una avalancha. -Interrumpo señalando el televisor central. En la zona alta de las montañas se ha formado una avalancha que baja a toda velocidad. No tarda en llevarse con ella a los tributos del Distrito 10, que han salido de la cueva luego de matar a la del 6, y antes de romperse en el bosque, la avalancha arrastra consigo a Fred Mirs, el chico del Distrito 11, que estaba entre el bosque y las montañas.

El retorno de los juegos del hambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora