Segundo Pensamiento

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El ardiente y represor calor comenzaba a quemar mis neuronas una por una, y tal vez me entregue a él, tal vez sea completamente suya de una manera que nunca nadie lo ha sido jamás. ¿Por qué no?

Tomarías mis manos de una forma especial, tierna y suave, autoritaria en una invitación no dicha, no pronunciada por tu boca y no desarrollada por tu lengua.

¿Había acaso algo tan inusual como lo éramos tú y yo en este tiempo presente?

Ni siquiera tus defectos lograban acercar a mí la duda. Ni siquiera tus palabras. Ni siquiera tú.

Tus labios simplemente susurraran las cosas que yo quiero escuchar decirte, tu mente me pertenecerá en sentimientos encontrados y disturbios fuera de ti, nos llaman desde hace mucho tiempo, nos esperan. Las catástrofes.

¿Y porque simplemente no te dignas a acercarte a mí por un minuto?

Prometería ser amable, pero cariño; Soy un caos, un desastre, y amo serlo, amo convertirme en una pesadilla para tus dulces sueños, amaría poder verte desde arriba, desde un punto en el cual no me impidas tocarte.

Las yemas de tus dedos se acercarían a mi mejilla y entonces recordaría con gracia la palabra exacta que creíste que significaba Mejilla.

Me reiría contigo en un chiste no contado y como si tú pudieras saberlo me acompañarías.

Todos nuestros sonidos recorren las paredes como electricidad, vibrando, cantando, repitiendo, arremedando y sobre todo... respondiendo al llamado del otro.

Gemidos, llantos, risas, gritos, susurros.

Todo junto. Creando una nueva forma de ver y escuchar.

Tú y yo.


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